Por Bettina Marengo
En el inicio de la campaña electoral, y con la cuestión narco y la inseguridad en el top three de los reclamos ciudadanos, el oficialismo provincial salió a hacer control de daños de la marcha contra el narcotráfico y la violencia que convocó para esta tarde el Arzobispado de Córdoba, que se realizará a las 19 frente a la Catedral, con apoyo de Comipaz. El tema no solo incomoda a Martin Llaryora como candidato oficialista a la Gobernación frente a un Luis Juez que va a exprimir el eje narco-inseguridad en su campaña con la banca de los asesores larretistas y bullrichistas. También afecta al gobernador Juan Schiaretti, que está en pleno proceso de instalación nacional para las PASO con la “venta” del modelo Córdoba como su principal activo.
La movida de la Iglesia nació en un grupo de whatsapp del colectivo de sacerdotes luego del ataque a tiros que sufrió el centro de rehabilitación del cura Mariano Oberlin en la zona de Campo de la Ribera y tuvo el inmediato visto bueno del arzobispo Angel Rossi, quien va estar al frente de la movilización. El atentado armado fue rápidamente leído por la principal autoridad de la Iglesia católica en Córdoba como parte de una trama narco enquistada en las barriadas capitalinas, con características potencialmente similares a lo que es Rosario. “Se suele decir que esto no es Rosario; no es Rosario todavía, estamos en un momento donde casi depende de nosotros que esto no sea Rosario, pero si nos descuidamos va a ser Rosario en tres meses o ya lo es y será más descarado a la vista”, sostuvo en una nota con radio Mitre el jesuita que reemplazó a Carlos Ñáñez en la diócesis y que mantiene una muy buena relación con el papa Bergoglio, su compañero de provincia eclesiástica.
“Todos tenemos algo que aportar, para exigir juntos: ¡Basta de droga. Basta de violencia!” es la consigna de la convocatoria, que trasciende el episodio Oberlin, que los curas hicieron circular y que promocionaron desde sus púlpitos. No es muy común. En Córdoba, la Iglesia como institución suele convocar para procesiones religiosas o por movidas “pro vida”.
Las declaraciones y el llamado a la marcha cayeron mal en el Panal y en el Palacio 6 de Julio, donde preocupa que el reclamo civil contra el narco y las drogas puede convertirse rápidamente en una protesta por el delito barrial común del día a día y en una marcha para reclamar más seguridad en general. El malestar está, falta la mecha. En el gobierno de Schiaretti insisten que la situación provincial y local respecto al crimen organizado está muy alejada de lo que sucede en la ciudad del puerto fluvial, pero Llaryora ya buscó dar señales con el armado de una estructura municipal de seguridad y con el pedido de presencia de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcodelito. Para colmo, el plazo de tres meses del que habló el arzobispo Rossi para que Córdoba sea Rosario coincide nada menos que con las elecciones del 25 de junio. Se sabe que el candidato de Juntos por el Cambio, Juez, va a tomar el eje en su campaña electoral, sobre el que es asesorado por el nuevo secretario de Seguridad de Horacio Rodríguez Larreta y ex vice de Patricia Bullrich en Seguridad, Eugenio Burzaco. El senador va a presentar el tema como déficit central de Hacemos por Córdoba, siendo además el denunciante del aquel “narcoescándalo” que en su momento logró dañar el delasotismo.
Con la diplomacia que amerita el vínculo con la Iglesia, la primera reacción de Hacemos por Córdoba fue plantear una reunión con Comipaz, que sería hoy por la mañana, en la previa la marcha, y resolver la participación en la convocatoria del ministro de Gobierno y Seguridad, Julián López, y de su secretario de Seguridad, Claudio Stampalija. Estrategia de abrazar al que te pega, la idea es ser parte y no quedar en la vereda del frente del reclamo. “Es lo menos malo”, sintetizó una fuente oficialista, tras admitir que no es un buen momento para tener gente en la calle con este tópico.
También confirmó que asistirá a la marcha el candidato a intendente de la ciudad por el oficialismo, Daniel Passerini. El vice es médico especialista en adicciones y trabaja regularmente con el cura Oberlin en su obra de la zona este de la ciudad. Aunque no está confirmada la presencia esta tarde en la Catedral, Llaryora dio señales amistosas para con el Arzobispado: el sábado estuvo con Rossi en la inauguración de los nuevos estudios de TV de Radio María, donde abundó de palabras elogiosas para con el emprendimiento.