Por Yanina Soria
El gobernador Juan Schiaretti hará cumplir hasta el último minuto de su gestión provincial el acuerdo no escrito que rigió la exitosa sociedad política que mantuvo con el ex mandatario José Manuel de la Sota: “quien gobierna, conduce”.
Lejos de mostrarse en retirada, da señales concretas de que su poderío político dentro del peronismo cordobés sigue intacto y que no expirará el próximo 10 de diciembre cuando deba dejar después de dos periodos consecutivos el despacho principal del Centro Cívico. Todo lo contrario.
Dispuesto a estirar su poder hasta el final, Schiaretti muestra su plena vigencia cuando toma decisiones como fijar la fecha para las provinciales en función a sus propios intereses y necesidades, aun cuando su sucesor piense y opine otra cosa. Lo mismo sucedió, por ejemplo, con los intentos de modificación de la re reelección en Córdoba; pese al pedido de sus propios jefes comunales, e incluso, a la posición que tenía el intendente y candidato provincial Martín Llaryora, el gobernador ordenó cerrar el asunto y así fue. Se intento de mil maneras, pero no hubo caso. La ley no se tocó.
Y aunque para muchos dirigentes y militantes Llaryora representa el futuro, es expectativa, es el peronismo que viene, nadie pone en tela de juicio que Schiaretti sigue siendo el único ordenador del justicialismo orgánico y conductor de Hacemos por Córdoba.
Mientras arma su espacio anti grieta a nivel nacional y fogonea su candidatura presidencial, tiene un plan político para el pos ´23 con el que buscará garantizarse una base de poder provincial propio aun cuando Llaryora sea quien gobierne (siempre en un escenario de triunfo peronista, claro). Pensar un esquema de sobrevida para el schiarettismo y de contrapeso al llaryorismo suena lógico frente a un recambio dirigencial inevitable con nuevos asensos en el tablero interno.
Dentro del PJ descuentan que Llaryora será el próximo mandatario provincial, como así también que las listas llevarán el sello schiarettista. Nadie duda que el gobernador tendrá la lapicera a la hora de definir quienes integrarán la boleta legislativa provincial y nacional, y que la senadora Alejandra Vigo, tallará fuertemente en la confección del listado para el Concejo Deliberante. La esposa del mandatario provincial también colocará a varios de los suyos entre los primeros legisladores.
De hecho, así sucedió con las boletas del 2019, año electoral que contó con una gran particularidad: fue el primer proceso eleccionario sin De la Sota, por ende, Schiaretti no tuvo que repartir con nadie.
Si se repasa la lista sábana de legisladores, apenas hubo dos lugares para el llaryorismo; otros dos para la CGT; uno para el GEN otro para el Socialismo; y el resto fue tropa propia, incluso en la mayoría de las departamentales. Claro, otra de las características que tuvo esa elección y que, difícilmente, se repita es la división de la principal fuerza opositora en dos listas. Esa terrible mala praxis política de Juntos por el Cambio le regaló al Schiaretti un resultado inmejorable: 57 por ciento de los votos y una mayoría legislativa abrumadora con 51 votos propios sobre un total de 70.
Aun en el probable escenario de triunfo de Llaryora, la composición de la Legislatura que viene no será esa. De allí la cotización en alza que ya tienen las bancas legislativas entre los dirigentes pensando en la boleta que viene.
Algunos memoriosos dentro del PJ recuerdan que en el 2015 cuando De la Sota terminaba su tercer mandato y Schiaretti iba por su segundo, el gobernador saliente puso entre 10 y 12 legisladores del total; un número que podría repetirse este año, según anticipan.
Es por eso que los nombres que se ubiquen en los primeros lugares de la lista sábana serán los que más chances tendrán de entrar. Según trascendió, el propio gobernador será quien ordene las candidaturas departamentales en los distritos más alborotados y esas definiciones podrían conocerse entre esta semana y la que viene. De esa manera, desde el Panal buscarán ponerle punto final a las micro batallas territoriales que se libran en distintos departamentos y comenzar a organizar la campaña provincial.