Por Yanina Soria
La ampliación de la base de Hacemos por Córdoba en la que trabaja personalmente el intendente y candidato a gobernador, Martín Llaryora, no responde únicamente a la lógica electoral de sumar nuevos socios para ganar más votos en las urnas.
Detrás de la propuesta de una nueva coalición de gobierno, hay un razonamiento vinculado a la necesidad de actualizar la alianza oficialista para acompañar el cambio de época que comienza a atravesar -particularmente- el peronismo cordobés.
Hacemos por Córdoba está obligado reinventarse después de habitar por casi un cuarto de siglo, de manera ininterrumpida, el poder provincial.
Por eso, desde el gobernador Juan Schiaretti, pasando por la senadora Alejandra Vigo hasta el propio Llaryora vienen planteando la idea de que Hacemos por Córdoba representa “el cambio” que la provincia necesita “para seguir progresando”. Un juego semántico con el que buscan contrarrestar el argumento de Juntos por el Cambio sobre el fin de ciclo.
En esa línea de construcción conceptual que pretende mostrar un espacio político más moderno y aggiornado, el intendente trabaja el ensanche de la coalición. Y lo hace ya no sólo pensando en sumar nuevos sellos partidarios sino, fundamentalmente, incorporando a dirigentes “sueltos” y figuras de otros ámbitos y sectores.
«Más allá de los acuerdos partidarios, hay que animarse a sumar dirigentes no solo de otros partidos políticos sino también tenemos que entender esto cuando uno suma dirigentes del campo, de la industria, del emprendedurismo, del deporte, de la cultura», dijo en diálogo con Canal 12 antes de arrancar el plenario del PJ Capital del día martes.
De inmediato confirmó casi como una consecuencia lógica y natural de ese proceso de apertura, que la marca electoral con la que en el 2019 llegó al Palacio 6 de Julio y con la que Schiaretti anotó su histórico 57 por ciento, sufrirá un inminente cambio.
Si bien todavía no está definido el nuevo nombre que reemplazará a Hacemos por Córdoba, el intendente lo dio como un hecho.
Alfil pudo saber que entre las opciones que se contemplan hay dos palabras que aparecen sí o sí: “Hacemos” y “Juntos”.
La primera, remite directamente al oficialismo no sólo en términos electorales sino también aparece muy asociada a la gestión provincial, por la acción que encima el verbo. De hecho, es un concepto que se utiliza en los spots institucionales del gobierno o en las redes como hashtag.
El segundo término, provocador, (que podría derivar en algún cruce legal con la principal fuerza opositora) serviría de paraguas al peronismo para recibir a los desertores de Juntos por el Cambio.
Pues, no es un detalle menor el asunto del nombre para quienes están dispuestos a saltar al espacio de Llaryora con el menor costo posible. Con una nueva denominación se ubicarían más cómodos, por ejemplo, los radicales del sector que conduce la intendenta de Estación Juárez Celman, Myriam Prunotto; quizá también el propio Martín Gill encolumnado en el Frente de Todos y muchos otros a los que le apuntan desde el oficialismo.
De hecho, quizá como ensayo o por casualidad, en la ciudad de Río Cuarto hace semanas que se lee cartelería en esa línea. Tal como informó la edición de Alfil del sur provincial, aparecieron afiches con la foto de Llaryora y Juan Manuel Llamosas (en plan de candidato a vice) donde se puede leer: “Hacemos Juntos por Córdoba”. Quizá vaya por ahí la nueva denominación.
Lo cierto es que su Llaryora llega al poder provincial, lo haría estrenando etiqueta nueva. Cerrando la etapa de un Hacemos por Córdoba de apenas cuatro años, pero muy vinculado a Schiaretti, e inaugurando un tercer periodo en el justicialismo provincial, después de 21 años de Unión por Córdoba; el éxito sello creado por el tres veces gobernador José Manuel de la Sota.