J.C. Maraddón
A medida que pasa el tiempo, Colombia confirma su preeminencia como un polo sonoro inacabable, que dispara artistas de fuste en todas las direcciones y que impone el ritmo de un panorama internacional cada vez más rendido ante el impulso de los intérpretes latinos. Es probable que la abrumadora presencia de afrodescendientes en ese país haya sido la culpable de que desde allí surja una infinidad de ritmos y cadencias, cuya popularidad puede ser rastreada en las preferencias del público desde mediados del siglo pasado hasta la actualidad, sin que el paso de los años aquiete ese fenómeno sino todo lo contrario.
En esa pléyade de nombres que refrendan su origen colombiano entre las estrellas globales, se ha colado desde no hace tanto el de Kali Uchis, una talentosa joven de 28 años nacida en Estados Unidos, criada en Colombia y devuelta al territorio estadounidense cuando aún era una niña. De nombre real Karly-Marina Loaiza, lleva más de una década de carrera, durante la cual se ha codeado con grandes figuras de fama mundial, como Snoop Dogg, Diplo , Tyler the Creator, Leon Bridges, Gorillaz, SZA, Mac Miller y Ozuna, lo que confirma la talla de su celebridad.
Sin embargo, alcanzó la cumbre del suceso recién hace un par de años con la canción “Telepatía”, un tema extraído de su segundo álbum, “Sin miedo (del amor y otros demonios)”, que consigue catalizar una excelente mixtura entre la emotividad del r&b y el sensual balanceo de la música caribeña. Dirigido y protagonizado por la propia Kali Uchis, el videoclip fue rodado en Pereira, Colombia, donde transcurrió su infancia, y es una traslación en imágenes de la letra que juega con la posibilidad de un amor telepático, aunque no por ello exento de un erotismo explícito, como corresponde a los parámetros del presente.
Para pavimentar su camino hacia las cumbres del estrellato, la cantante se ha propuesto sacar en 2023 dos discos, de los cuales ya ha aparecido el primero, “Red Moon In Venus”, lanzado el 3 de marzo y aclamado por la crítica. Tras esta obra que tiene un tono más bien intimista y que en buena parte de sus tracks presenta lírica en inglés, ella promete que en los próximos meses sobrevendrá otro que estará cantado en español y desplegará sones bailables, para satisfacer los gustos de todos los seguidores que ha logrado cosechar a fuerza de su desbordante creatividad.
En una edición que hace pocas semanas dio de baja de su grilla a Blink-182 (por un accidente del baterista) y lo reemplazó por Twenty One Pilots, la inminente versión porteña del festival Lollapalooza reserva para su última jornada la actuación de Kali Uchis, en una visita que ha generado grandes expectativas. Subirá a uno de los escenarios del predio del hipódromo de San Isidro el domingo 19 de marzo, la misma noche que tiene como números centrales a Billie Eilish y Lil Nas X, además de la urgente inclusión de Skrillex, invitado sorpresa anunciado a último momento.
No muchas veces se da que recale en Argentina una figura en pleno ascenso como Kali Uchis, por más que sea en el marco de un encuentro del que participan decenas de músicos de distinta procedencia. El de ella será, sin dudas, uno de los shows más esperados, porque está claro que su potencial todavía va a depararle muchas satisfacciones a un mercado discográfico en el que las voces femeninas señalan hacia donde van las tendencias. Con su vocalización privilegiada y su toque latino, que le adosa un condimento cautivante, esta estadounidense/colombiana representa como pocas la genuina musicalidad del momento.