Por Víctor Ramés
cordobers@gmail.com
Insuflar vida al teatro de variedades

Larry ceballos desarrolló una brillante carrera cinematográfica entre 1927 y 1951. Conocer el lugar que le compete al hijo del aeronauta y acróbata Teódulo Ceballos y de la acróbata y performer Sarah Fergus en las etapas de esa historia, es parte de la riqueza de este intento.
El cine sonoro y la historia de Larry, que procedía del mundo del circo, del vodevil y del burlesque escénico se entrelazaron en el momento justo. Su papel en la creación del “prólogo” en vivo que precedía a la proyección de películas, articuló una continuidad natural entre una y otra industria, frecuentemente propiedad de los mismos empresarios. Larry le dio forma de espectáculo precisamente al paso de la escena viva al celuloide, un proceso que él mismo estaba atravesando, y supo aprovechar el momento de ensamble entre ambas formas de entretenimiento. La revue francesa, adaptada a la escena norteamericana de los años veinte y comienzo de los treinta, cumplió su función como formato hasta que la evolución del lenguaje cinematográfico sonoro fue explorando otras formas y estilos.
Una publicación, American Cinematographer, en su edición del 1° de agosto de 1930 le dedica una nota y entrevista a Larry Ceballos donde se lo reconoce como “Padre del Prólogo Teatral” en la industria del cine. La contemporaneidad de dicho proceso es suficientemente clara sobre su figura. La referencia al Music Box Revue en tanto género, en esa nota, remite al formato de una serie de revistas teatrales creadas entre 1921 y 1924 por Irving Berlin, en el Music Box Revue Theatre de Nueva York.
“A Larry Ceballos se le ha llamado el padre de los prólogos teatrales y los coros de cuadros musicales, aunque debería llamársele ‘el buen samaritano’. Desde que el brillante maestro de la danza llegó a Hollywood hace unos cuatro años, para ganar fama local por su novedosa Danza de Muñecas y Serpentina en la forma de Music Box Revue, ha liderado el camino. Los suyos fueron los primeros prólogos teatrales sensacionalmente exitosos, fueron los primeros ballets corales de imágenes musicales espectaculares, y ahora está de regreso para revivir al tambaleante teatro con prólogos que superan en sensación y entretenimiento todo lo que había logrado anteriormente. Al igual que Paul Whiteman en el campo musical, Ceballos siempre es un éxito seguro para mantenerse en primer plano.
Fue un movimiento astuto por parte de Warner Brothers traer de vuelta a Larry Ceballos al mundo del teatro, que rápidamente se estaba volviendo obsoleto en lo que respecta a patrocinadores comerciales.
Si este movimiento será o no permanente es algo que nadie en este mundo cambiante de las películas puede predecir. Sin embargo, los resultados han vuelto a demostrar que Ceballos es un éxito de taquilla tanto en cine como en teatro.
Los Warner tienen una treintena de grandes producciones por delante en sus propios calendarios, programadas en las primeras carteleras nacionales, por lo que «Doctor» Ceballos fue lanzado a la palestra en los cines y en los cuadros para ballets. Pero el ingenioso Ceballos no solo logró la calificación, sino que se superó a sí mismo. Sus prólogos, que ahora se exhiben tanto en la casa Warner de Hollywood como en las salas teatrales del centro, han sido aclamados con entusiasmo por la crítica como salvavidas para los teatros estancados.”
Décadas de aportes a la industria
Larry Ceballos fue el primer coreógrafo cuyo nombre apareció en los créditos de un filme: Luces de Nueva York, de 1928, considerado el primer largometraje con un 100% de diálogos sonoros de la historia del cine, mediante el sistema de sonido Vitaphone. A la vez, con todos sus triunfos, hay aspectos en que la carrera de Larry fue eclipsada por otra figura estelar de la época: Bubsy Berkeley quien, además de un reconocido coreógrafo, fue también director de cine. Y si bien el propio Larry tuvo un papel destacado en el proceso de pasar del teatro filmado a la construcción de escenas ante la cámara, Berkeley ha sido reconocido como el creador de elaborados números musicales en los que se veían complejas figuras geométricas colectivas, y le imprimió movimiento a la cámara filmando también desde ángulos inusuales. Esto reveló nuevas posibilidades al público y Babsy obtuvo por sus logros un reconocimiento que dura hasta hoy.
Ceballos, por su parte, en tanto bailarín que imaginó su trabajo directamente frente a la cámara, dirigió y editó sus números musicales en el estudio de sonido, siendo elogiada su participación en The Show of Shows (1929) a través de una reseña de Photoplay de febrero de 1930: «Si la película tiene una gran cosa a destacar es la sucesión de novedosas y bellas escenografías y rutinas ideadas por Larry Ceballos y Jack Haskell.» Sus conceptos, más sencillos que los de Berkeley, Dave Gould, y Haskell, concebía sus coreografías para ángulos específicos de la cámara y en tomas únicas, según una entrevista de 1938 en The American Dancer. Allí explicaba que “una secuencia de danza suele hacerse en tres o cuatro tomas: planos largos y medios, y primeros planos. Si todo ese material va a edición, y se elige en base a las mejores tomas, será el editor quien cree la composición final. Yo creo mis danzas como un todo, las miro por el visor de la cámara y hago los cortes antes de filmar. De este modo uso mucho menos filme, insumo menos esfuerzo y el resultado siempre es más fluido, la secuencia más agradable.”
De 1937 a 1938 Larry trabajó en Inglaterra y luego retomó de 1940 a 1944 una serie de veinticinco cortos para la Universal. En 1944 trabajó creando números musicales para series de películas de vaqueros, y siguió activo en el mundo de los filmes hasta su retiro en 1951. Entre otras cosas, abundan notas referidas a chismografías románticas que lo señalan como un hombre al que varias y bellas mujeres amaron. Envejeció, como lo hacemos todos, ya fuera de cuadro, y falleció en 1978. Lo sobrevivió una única hija llamada Joy Griffith.