El presidente Alberto Fernández, repitió varias veces en la última semana que “gran parte de la inflación es autoconstruida, está en la cabeza de la gente”. Ayer, incluso, apuntó nuevamente a la guerra y a la pandemia como razones que hicieron subir los precios ¿Qué quiso decir con esto? Un trabajo de la consultora Idesa repasa que la inflación es un fenómeno multicausal, y más aún en una economía como la argentina en que la inflación es tan alta que se acerca al 100% anual.
David A. Moss, profesor de Harvard Business School, en su libro “Una Guía Concisa para la Macroeconomía” resume las causas de la inflación en tres pilares:
*Shocks de producción u oferta de bienes: por ejemplo, con la Guerra de Ucrania se restringió la producción del petróleo provocando un incremento en el precio de la energía.
*Shocks en la cantidad de dinero que tiene la gente: esto produce un aumento de la demanda que, si no es acompañado con una mayor oferta de bienes, produce una suba generalizada en los precios.
*Las expectativas de los agentes económicos: si la gente piensa que la inflación va a aumentar, entonces se anticipan subiendo los precios, los empleados exigen salarios más altos, llevando a que las empresas aumenten sus precios para cubrir estos aumentos, y la inflación se espiraliza. A este componente hizo referencia el presidente Fernández.
Entonces, es cierto que en la Argentina las expectativas de las familias y empresas tienen un rol no menor en el aumento de precios. Pero esta inercia inflacionaria es propia de países que ya están tan acostumbrados a la inflación que los precios continúan su tendencia alcista sin importar las medidas tomadas para frenarlos.
Un ejemplo típico de una política antiinflacionaria que usan muchos países pero que no funciona en Argentina es el aumento de las tasas de interés. En nuestro país convive una tasa de política monetaria de 75% nominal anual (y 107% efectiva) con una inflación de 94,8% anual. Algo que en otros países es imposible que ocurra. Esto es el resultado de la falta de confianza de la gente debido al deterioro persistente del valor del peso.
Por esta razón, dice Idesa, entender cuáles son las causas que generan la inflación es importante para aplicar las herramientas correctas para combatirlas. No siempre es una única causa pero sí hay algunas que tienen mayor relevancia que otras. Y, en la Argentina, la constante emisión monetaria para cubrir los déficits fiscales que hemos tenido desde el 2007 en adelante se posiciona como la causa número uno.
Es así que en los últimos 20 años se detecta una clara correlación entre el incremento de la inflación y el aumento de la emisión para cubrir los persistentes déficits.
“Si hay déficit fiscal solo hay dos formas de financiarlo, y ambas son inflacionarias. Una es con emisión monetaria: el exceso de dinero en la economía presiona los precios al alza porque la gente busca desprenderse rápido de los pesos que ‘sobran’”, señala.
La otra, es con financiamiento interno o externo: el primero genera nuevamente emisión porque implica comprar títulos del Tesoro que generan intereses o que el mismo banco central adquiere emitiendo dinero; el segundo agrava el problema de reservas internacionales, lo que lleva a mayores desequilibrios cambiarios que presionan sobre el tipo de cambio.
Entonces, explica el texto, las expectativas de la gente empiezan a tener importancia en el aumento de la inflación cuando esta ya es lo suficientemente elevada. Con una inflación menor, de un dígito anual, por ejemplo, no habría tanta incertidumbre y por lo tanto se apaciguaría la inflación “autoconstruida”.
Según Idesa, para lograr esto es necesario continuar con la tendencia decreciente del déficit fiscal, mejorando la gestión del gasto público (eliminando duplicaciones de funciones entre niveles de gobierno, cambiando el sistema de tarifas) y de los ingresos (simplificando el sistema tributario).