Por Javier Boher
@cacoboher
Finalmente pudimos conocer los datos del censo. Mal hecho, con falta de profesionalismo, una mala implementación de las tecnologías y el tradicional desdén kirchnerista por las formas y los procesos de calidad, todo eso queda atrás ahora que podemos ver algunos de los resultados.
La cantidad y distribución de los habitantes es un dato relevante para poder pensar los procesos políticos. Es importante saber dónde están asentados para tratar de entender por qué ciertas regiones o provincias se comportan de determinada manera. Los procesos de migraciones internas, la despoblación del entorno rural, la sobrepoblación de los grandes centros urbanos o la concentración en determinadas regiones tienen efectos claros sobre lo que pasa en la política.
La Cámara de Diputados de la Nación tiene una particularidad sobre el Senado. Representa a la población antes que a las provincias, por lo que es lógico que varíe la cantidad de representantes que le corresponde a cada distrito. De hecho, así está previsto en la Constitución Nacional desde 1853:
“Art. 45.- La Cámara de Diputados se compondrá de representantes elegidos directamente por el pueblo de las provincias, de la ciudad de Buenos Aires, y de la Capital en caso de traslado, que se consideran a este fin como distritos electorales de un solo Estado y a simple pluralidad de sufragios. El número de representantes será de uno por cada treinta y tres mil habitantes o fracción que no baje de dieciséis mil quinientos. Después de la realización de cada censo, el Congreso fijará la representación con arreglo al mismo, pudiendo aumentar pero no disminuir la base expresada para cada diputado”.
Si se mantuviera aquella regla de los 30.000 habitantes nuestro Congreso debería hoy tener 1.534 diputados (sin contar las fracciones que pudiera haber en las provincias) ya que el último censo definió que somos 46.044.703 de argentinos.
Ese número es un tanto incómodo, especialmente si pensamos en la regla del tamaño de las legislaturas que mencionamos la semana pasada: según el estonio Rein Taagepera, la mejor proporción es si se respeta la raíz cúbica de la población. Así, para la cantidad actual de argentinos debería haber 358,4 diputados, que se debería redondear en 359 para poder desempatar.
Eso, sin embargo, no es nuestro único problema. El 12 de julio de 1983 Reynaldo Bignone le puso su firma al decreto-ley N.º 22.847 con el que Argentina volvía a ejercer la democracia. Este año se van a cumplir 40 años de que la organización electoral de la democracia se basa en un decreto de la última dictadura.
“ARTICULO 3º- El número de diputados nacionales a elegir será de uno por cada 161.000 habitantes o fracción no menor de 80.500. A dicha representación se agregará, por cada distrito, la cantidad de tres (3) diputados, no pudiendo en ningún caso ser menor de cinco (5) diputados ni inferior a la que cada distrito tenía al 23 de marzo de 1976”.
Según esa norma, aún vigente, debería haber 285,9 diputados (de nuevo, sin las fracciones de cada provincia). Es menos que lo que plantea Taagepera, pero un poco más que los 257 que tenemos en la actualidad. La pregunta, entonces, es sobre a qué provincias les correspondería sumar esos 30 diputados adicionales que se deberían agregar a los actuales según el decreto de Bignone.
En 1983 la provincia de Buenos Aires era el distrito más poblado, seguido de la Capital Federal, la provincia de Santa Fe y posteriormente Córdoba. De allí que nuestra provincia sea la cuarta en cantidad de diputados, detrás de los 70 de PBA, los 25 de CABA y los 19 de Santa Fe.
Desde ayer, Córdoba tiene oficialmente 3.978.984 de habitantes. Según la proporción de ley vigente, siete de los nuevos diputados que se deberían agregar lo harían representando a nuestra provincia, es un incremento de 39% de representación parlamentaria.
Santa Fe sumaría apenas tres diputados para llegar a 22. La provincia de Buenos Aires debería sumar unos 40 diputados. Los futuros candidatos deberían convertir esto en un tema de agenda electoral.
¿Pero cómo, no era que se sumaban 30?¿por qué a Buenos Aires le corresponderían 40? Por el mínimo de cinco diputados por provincia, que distorsiona todo. Hay ocho distritos con más diputados que los que les corresponde.
CABA seguiría sobrerepresentada en seis diputados, como algunas de las patagónicas -caso Santa Cruz o Tierra del Fuego- que tienen tres o cuatro diputados más. Chubut es la más poblada y apenas llegaría a las cuatro, mismo caso que Formosa. Esos diputados de más son los que le faltan a provincias como Mendoza, que tiene 10 y le corresponden 13.
En los distritos en los que la oposición tiene mejor desempeño electoral se deberían sumar esos 30 diputados que corresponden según la ley vigente, o los alrededor de 50 que serían si se quitara esa cláusula discriminatoria de cinco diputados mínimos por provincia.
Córdoba tiene 21 veces más habitantes que Tierra del Fuego, pero tiene solo 13 diputados más: no llega a multiplicarla por cuatro. Mientras se mantenga esa desproporción será imposible desarticular una estructura político-económica en la que los distritos generadores de recursos siguen viendo cómo se mandan a pagar empleo público improductivo y regímenes industriales inservibles en lugar de volver como obras y servicios a sus territorios.