¿Moneda común con Brasil? El peso vale 15 veces menos que el real

El poder de compra del billete argentino de mayor denominación, en dólares, es el más bajo de la región junto al de Venezuela. Por supuesto, la situación empeora si se toma en cuenta el valor del dólar paralelo.

La semana pasada, horas antes del inicio de la CELAC, el ministro de Economía Sergio Massa dijo que se reflotará el proyecto de consolidar una moneda común entre Argentina y Brasil, con el potencial de hacerla extensiva al Mercosur y la región. Después se aclaró que, en principio, sería para las transacciones comerciales entre ambos países. Igual, no se disiparon las dudas sobre su viabilidad.

La moneda sería inicialmente compartida entre Argentina y Brasil y utilizada para el comercio y las transacciones entre los dos países, explicó el brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva después de reunirse con su colega Alberto Fernández. “Queremos que cada ministro de Economía con su equipo pueda hacernos una propuesta”, señaló y aclaró que alcanzar el objetivo supondrá “mucho debate y reuniones”.

El Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba plantea que, pese a que no resulta factible que una idea como esa se aplique en el corto plazo, sí es de interés analizar cuál sería la implicancia de la creación de una moneda común en términos de poder adquisitivo. Hoy, medido en dólares, el poder de compra del peso es el más bajo de toda la región.

El poder de compra del billete argentino de mayor denominación (el de 1.000 pesos) al tipo de cambio oficial alcanza para 5,4 dólares estadounidenses. Pese a que supera marginalmente al bolívar venezolano, realizando el cálculo al tipo de cambio paralelo, más representativo del poder de compra en moneda dura de la población, permite adquirir solamente 2,6 dólares: la peor marca de la región.

Fuera del Mercosur, por ejemplo, con 1000 pesos mexicanos se compran 53,2 dólares; con 200 soles peruanos, 52,1 dólares; con 200 reales 39,3 dólares. Sigue Bolivia, con 200 de sus pesos, 29,1 dólares; con 200 pesos chilenos, 24,9 dólares; en Colombia, con 100.000 pesos colombianos, 22,1 dólares.

En Paraguay con 100.000 guaraníes -su billete de mayor denominación- permite adquirir 13,5 dólares. Es el tercero con más bajo poder de compra en dólares después de la Argentina y Venezuela.

Según el trabajo del instituto, el billete argentino de mayor denominación debería ser de $2.500 para comprar en dólares lo mismo que su par de Paraguay. Sin embargo aclaran que, valuado al tipo de cambio paralelo -el más representativo del verdadero poder adquisitivo de la población- debería ser de 5.000 pesos. Hay que tener presente que el resto de los países no tiene un dólar “paralelo”.

En el caso de Brasil, país con quien el gobierno busca consolidar la unión monetaria, el billete de mayor denominación debería ser de 15.000 pesos para tener el mismo poder de compra al tipo de cambio paralelo que el billete de 200 reales.

Al considerar Uruguay, el peso argentino debería tener un billete de 20.000 pesos para tener el mismo poder adquisitivo que el de 2.000 pesos uruguayos.

En los últimos días fueron varios los economistas que consideraron que el camino para adoptar esta moneda sería largo y complicado. María Castiglioni Cotter, directora de C&T Asesores Económicos, dijo que se trata de un mecanismo para realizar el intercambio comercial “sin que se requiera el uso de divisas; no supone reemplazar las monedas como se hizo en la Unión Europea”. Apuntó que el proyecto requiere “lograr más comercio y movimiento de capitales”, lo que se dificulta en el caso de Argentina por las trabas existentes para el acceso al mercado de divisas.

Para contar con una verdadera moneda común en el Mercosur, insistió, el bloque debería tener un banco central que “maneje una única política monetaria, lo que implica para cada país renunciar a su política monetaria. Es el final de todo un proceso de integración económico institucional que dura mucho tiempo”.

La Argentina sufre una de las tasas de inflación más altas del mundo y el peso se deprecia constantemente desde hace más de una década; en los últimos años, además, cuenta con una docena de tipos de cambio.