Por Gabriel Silva
Mientras el arco opositor de Juntos por el Cambio (JpC) continúa en pleno internismo e inmerso en un contexto de indefinición, el gobernador Juan Schiaretti aceleró los gestos para quien pretende sea su sucesor: el intendente Martín Llaryora. Y acentúa esos guiños con lo que algunos empiezan a sostener en el PJ como «el mostrar la casa». Repasar los amenities del Panal y definir puertas adentro cuál será la estrategia 2023. En un esquema que incluye no solo la fecha, sino también una discusión que se reinició en los últimos días: pegar o no la fecha.
Con la foto de enero, la expectativa en el peronismo aumentó a medida que la incertidumbre, la falta de liderazgo y la ausencia también de verticalidad se transformaron en denominadores comunes en la oposición. Todo esto, sumado al enojo generalizado que causó en la dirigencia las vacaciones del senador Luis Juez y del diputado Rodrigo de Loredo, los dos hombres más taquilleros que tiene la alianza opositora. Encima, el líder del Frente Cívico regresó esta semana y caldeó los ánimos en la coalición a partir del acercamiento a Domingo Cavallo, generando el enojo del radicalismo, sacudón del archivo mediante por lo que significó el exministro de Economía de la Alianza; y también usando a sus alfiles para provocar al hombre de Evolución por la falta de acuerdo y la diáspora con la que algunos amagan en el radicalismo.
“Los radicales tránsfugas (por aquellos que hablan con Llaryora) son responsabilidad de la falta de liderazgo y la indefinición de De Loredo”, repiten en el seno del juecismo, mientras resisten la embestida del resto de los socios que apura reglamento e interna.
Mientras todo esto ocurre, el peronismo le imprime cierre de filas a los suyos y los encolumna detrás de Schiaretti y Llaryora. Incluso, para aquellos que no están convencidos del lanzamiento nacional del gobernador. En los últimos días, un intendente de muy buena relación con el Centro Cívico reconoció en estricto off a Alfil que ve “muy difícil” las chances presidenciales de uno de los socios fundadores del cordobesismo y se apuró en señalar “si ‘el Gringo’ me llega a escuchar diciendo esto, me mata”. Igual, ese desorden no se va a exponer. Nunca. Menos cuando la sola expresión de manera pública pueda enojar y amenazar con trastocar los planes 2023 del PJ cordobés.
Incluso cuando vean escasas las chances nacionales del dueño del despacho principal del Panal, van a decir que no hay mejor alternativa para Córdoba que “Schiaretti Presidente y Llaryora gobernador”. Aunque a la alquimia le falte y el año sea largo.
Ayer, una persona de llegada directa a Llaryora también reconoció que la fecha de la elección provincial tiene como único dueño de la lapicera al gobernador. A diferencia de otros meses, ni siquiera en la mesa chica se atreven a cuestionar la estrategia. Esquema en el cual, no son pocos los que vuelven a razonar con acuerdos nacionales, la incidencia del expresidente Mauricio Macri en connivencia y modo pacto con Schiaretti; y el rol que puede tener un jugador al que pocos miran por ahora: el gobernador jujeño y presidente de la UCR, Gerardo Morales.
Encuesta, fecha y ¿elección dividida? Desde los despachos del Panal y el Palacio 6 de Julio intercambian encuestas casi a diario. Los números van y vienen; las estrategias, también. Pero saben que la lapicera para definir la fecha tiene un solo dueño y que, por eso, los cuestionamientos de la oposición van destinados a él, a Schiaretti.
El llaryorismo puro no resigna sus deseos de mayo, aunque sepa que el discurso de institucionalidad y federalismo que le impregna el gobernador a esta etapa hace que sea difícil. Igual, ayer un integrante del Ejecutivo municipal reconoció que se puede volver a agitar las fechas despegadas, algo de lo que buena parte del gabinete local descree. “Martín va al interior a pedir que se peguen las elecciones con la provincial y, ¿él va a despegar? No sé, la veo difícil”, reconoció otra fuente municipal.
Igual, pensando en un plebiscito para una gestión que cuenta con una muy buena imagen como la municipal; y la alternativa de desdoblar para impedir la doble candidatura, es una opción. Que por ahora no cotiza, es cierto. Pero que se baraja con una oposición fraccionada: algunos no ven mal mayo para la municipal y semanas más tarde, en junio, la provincial. Campaña conjunta y desenlace provincial habiendo retenido la Capital.
Panorama provincial y nacional. Mientras eso se discute, Llaryora sigue cerca de los ministros de Schiaretti y acentúa los recorridos provinciales. Ayer, hubo escala en La Calera y reunión con el intendente local, Facundo Rufeil, en un acto del que también participó la radical titular del Ente Metropolitano, Myrian Prunotto. Después de esto, Llaryora partió para Río Primero.
Cerrado el frente provincial, el schiarettismo pegó ayer en el escenario nacional. El diputado Carlos Gutiérrez dijo acerca de las sesiones extraordinarias que pretende convocar el oficialismo ““no nos vamos a prestar a este chantaje de mal gusto”. “Habían anunciado la puesta en marcha de la comisión contemplando condiciones reglamentarias, y apenas comenzó se volvió lo que preveíamos: un circo que no tiene nada que ver con lo que los argentinos necesitan. Por eso, los argentinos miran para otro lado, cada día nos alejamos más de la agenda de los temas que el país necesita que sean tratados”. Postura clara y guiño para el segundo semestre.