Por Javier Boher
@cacoboher
Hemos cruzado el umbral de los 150 días para la inscripción de los candidatos a las elecciones nacionales. Dentro de 147 días se tienen que anotar todos aquellos que pretendan competir por cargos nacionales. 50 días después de esa fecha se van a enfrentar en las PASO. Así, dentro de menos de 200 días deberemos elegir diputados, presidente y vice.
Nadie sabe muy bien qué va a pasar hasta entonces, especialmente sabiendo que -al menos en Córdoba- todavía no hay fecha para las elecciones provincial y municipal. Todo es un juego de misterio y encuestas, con operaciones de prensa, dinero y poca ética.
Ojo, que también hay un sesgo en los consultores, que nada tiene que ver con la mala fe. “El ojo del dueño engorda el ganado”, reza el dicho. Tal vez por eso los consultores ven a sus asesorados rozagantes y rechonchos, llenos de intención de voto.
Sin embargo, algo se desarrolla por debajo de lo que pueden medir las encuestas, especialmente ahora que se eligen medios digitales o telefónicos y no se camina la calle para golpear puertas. ¿Sirven encuestas que erran por 15 puntos o que tienen 20% de indecisos? Supongo que no, pero igual se cobran.
En los relevamientos de los próximos 150 días van a tratar de definir candidatos usando ese tipo de técnicas, buscando alguien que tenga todas las características que espera ver la gente. Ese candidato no existe, de allí el valor de las PASO para retener votos usando distintos perfiles para una misma alianza. Pero eso no quita que traten de buscarlo, especialmente los que tienen un solo tiro.
La idea de que todo puede pasar por el filtro de los estudios de mercado conoce de un error grosero en la historia, el Ford Edsel. Diseñado en los ‘50 siguiendo lo que se relevaba en las encuestas a los clientes de Ford, el auto que iba a revolucionar el mercado fue un fracaso absoluto. Mal diseñado, mal fabricado y feo como él solo, le significó a Ford millones de dólares de pérdidas.
No fue el capricho de un hombre que decidió tunear un auto a su gusto, fue la idea de que con un solo producto se podía satisfacer los deseos o necesidades de todos los hombres que existen. No funcionó.
Con los candidatos es más o menos parecido. No puede ser antikirchnerista y kirchnerista a la vez, por eso no existen candidatos de tercera vía. Puede haber alguno que salte la grieta y sea otra cosa, como Milei, pero no uno que vaya equilibrando entre los dos. Pero Milei no puede ser antisistema y “sistémico” a la vez. Debe haber algún candidato que salte la grieta y sea moderado, la apuesta de Manes.
Una Patricia Bullrich puede medir muy bien en Córdoba y muy mal en otras provincias, porque el perfil mano dura no prende en todos lados. A Larreta le pasa lo mismo, porque en algunos lados prende su perfil alcalde que gestiona un enclave europeo con un chorro de guita que lo hace olvidarse de que en otros lugares del mismo país no hay agua, cloacas, asfalto ni luz eléctrica. En otros lados no prende nada.
Massa mide mejor en lugares más antikirchneristas, pero no puede dejar de serlo. No puede volver a decir que los va a meter a todos presos, porque se queda sin los votos del núcleo duro.
No se puede armar un candidato con partes de todos ellos. No puede ser kirchnerista y antikirchnerista, punitivista y garantista, liberal económico y socialista, liberal social y conservador. No puede hacerlo porque no es genuino. Bullrich andando en skate, Larreta vestido de fajina, Milei con la whipala o Massa en una marcha para la liberalización de la economía son (casi) imposibles. Los debilita ante los propios y no les suma nada con los ajenos.
Por eso, porque no se puede hacer que algo sea lo que no es, existen distintos productos, que se hacen masivos a partir de que más gente elige esas características genéricas, no porque trate de ocupar todos los espacios.
La Coca-Cola, por ejemplo, no es una gaseosa para los deportistas. Se les pueden vender muchas para cuando terminan el picado semanal, pero no para reponer nutrientes durante el partido. También se puede inventar un trago para la salida, porque si se la vende de fábrica con algo de alcohol va a perder el mercado que la consume porque no lo tiene.
Con los candidatos pasa lo mismo.
Tratar de armar candidatos que encajen con las preferencias de la gente es una tarea imposible. Podemos saber cuáles no les gustan, por ejemplo. Siguiendo con el ejemplo de las gaseosas, ahí está el agua tónica. Existe por su nicho, pero no se puede hacer que se convierta en mayoritaria. No le va a ganar a una buena gaseosa cola, como Cristina no le puede ganar a un buen candidato genérico.
Siguiendo con las gaseosas, siempre hay alguna local, como nuestra célebre Pritty. Imbatible en un día de calor, fuera de Córdoba no tiene mucho éxito, como Schiaretti. Por eso, para exportarla, trataron de hacer un trago con Cynar, pero no pegó. Así se ve que las alianzas muchas veces se quedan cortas, como fue Alternativa Federal y puede ser el nuevo acuerdo.
Los candidatos son lo que son. No se los puede inventar. Se les puede hacer mejor publicidad, pero en última instancia la gente les va a asignar los valores y funciones que quiera a partir de sus características existentes. Los mejores, para vender más, son los que dejan más lugar a lo que quiera interpretar la gente, no los que cierran la posibilidad de ambigüedades interpretativas.