Por Javier Boher
@cacoboher
Dando vueltas por internet, buscando tema, me encontré con una nota de La Voz del Interior que pone algunos números a las próximas elecciones, en los tres niveles de gobierno.
Solamente en lo que hace a diputados nacionales, cargos provinciales y cargos municipales de la capital, establece que el número de cargos electivos en juego estará cerca de los 200 cargos. Si a eso se suman las elecciones del resto de los municipios (sin re-re) habría alrededor de 1.500 cargos para renovar.
A ese número hay que sumarle, además, todo el resto de los cargos políticos que se nombran a dedo para ocupar cargos administrativos, que no deben someterse a la voluntad de las urnas pero que representan al poder político. Tanto la ciudad como la provincia tienen alrededor de 300 funcionarios en cargos jerárquicos, lo que suma unas 600 personas más a nuestra lista.
Llegamos a 2.100 cargos vinculados a la política, que con asesores de distinto tipo entre los tres niveles de gobierno fácilmente quedan arañando los 2.500 puestos para la política. Ahí no se cuenta la burocracia propiamente dicha, sino que son personas que están o se van según las renovaciones que dicte la voluntad popular en las urnas. Estas estimaciones son aproximadas, porque lógicamente la política no quiere decir cuántos viven de ella.
Si se piensa en los tres millones y medio de habitantes que tiene la provincia de Córdoba eso tal vez no suene a mucho. Representa apenas el 0,7% de la población, una relación de un cargo político (electivo o no) cada 1.400 personas. Ese último dato si es un poco más concreto.
La UNC, por ejemplo, tiene alrededor de 136.000 alumnos, entre los que podría haber casi 10 cargos políticos. El Monserrat y el Belgrano suman alrededor de 4.500 alumnos, así que de todos esos podríamos encontrar tres políticos más.
Quizás sea un error calcular así, con tantos menores de edad. Si pensamos en los 2,9 millones de cordobeses habilitados a votar, nuestro número llega a 1.160 personas por cada cargo político. Así, con el Kempes lleno, habría unos 50 cargos políticos viendo el partido.
Esos números reflejan algunas cosas importantes.
En primer lugar, que está sobredimensionada la planta política. Esto quiere decir que ninguno de todos los candidatos que nos crucemos en las boletas se va a quedar afuera de vivir de la política. Será subdirector de guerrita de bombuchas en Toro Pujio, pero seguro que va a encontrar un puesto.
En segundo lugar, queda claro que las burocracias (los empleados que se quedan cuando se renuevan los gobiernos) no cumplen sus funciones. Si hay que meter a tantos de afuera es porque los de adentro hacen bastante poco. Si hay que poner un secretario para la coordinación de pintada de ciclovías es porque todos los empleados del área prefieren coordinar asados en las dependencias municipales que asegurar el verde de las sendas.
Finalmente, voy a forzar una regla de ciencia política sobre el tamaño de las asambleas legislativas, que dice que el tamaño ideal de la representación política es la raíz cúbica de la población. La raíz cúbica de 3,5 millones es 151,83. De cargos legislativos, entre los tres niveles, Córdoba tiene más del triple de ese número, pero la gente se sigue sintiendo mal representada.
Los ciudadanos todavía estamos esperando la fecha de las elecciones. Los funcionarios no deben tener mucho apuro para definirla: saben con certeza que van a seguir adentro.