Los cuatro de Leberwurst

La foto de Morales, Lousteau, Larreta y Santilli deja ver por dónde va a venir una de las líneas internas que empieza a armar la oposición para este 2023.

Por Javier Boher
@Cacoboher

¡Buen día, amigo lector! Menudo calor el que hace. Ya casi nos habíamos olvidado del pozo de subdesarrollo al que nos ha condenado el kirchnerismo. Hay que agradecer que la naturaleza siempre sirve para recordarnos todo lo atado con alambre que está este país.

No me deje mentir, estimado:

Caen dos gotas de lluvia, todo inundado, evacuados, muertos, electrocutados, cólera, dengue, lo que se le ocurra. Me acuerdo de la vez que se me inundó la casa y tuvimos que sacar una anguila de adentro. Me sentía en los pantanos de Louisiana lidiando contra las consecuencias de Katrina, pero era Villa 9 de Julio un día de 50mm de lluvia en una hora.

Cruzamos la barrera de los 30°, vuelan transformadores, riesgo de incendio nivel infierno de Dante, se queman las instalaciones eléctricas de las casas precarias, se corta la luz en media ciudad, se mueren las palomas en la plaza, todo junto.

Dos días de frío abajo de los 0° y hay que salir a levantar linyeras congelados en las veredas del centro, algún rancho de cartón que se prendió fugo por usar un ladrillo envuelto en cable pelado para calefaccionarse, algunos muertos porque no prendieron bien el brasero y se asfixiaron adentro.

Es un milagro que prospere la vida en esta tierra, estimado. Cada vez que salimos de la zona de confort de un clima benigno sobreviene la tragedia. No es que nos caemos en avión en Los Andes: dos escarchas en invierno y ya estamos para alquilarle la casa a un frigorífico para que haga un punto de trasbordo de medias reses. Y con el gas más barato que ir a comer una noche a uno de esos restaurantes que ele gustan a los políticos.

Pero bueno, estimado, que el tema del clima no es lo central en esta nota. No puedo dejar de comentarlo porque estoy transpirando como rugbier en juicio de Báez Sosa y esquivando mosquitos con dengue como se esquivan las balas en Marqués anexo una vez que baja el sol. El clima venezolano me pone de mal humor, porque suficiente tenemos con copiarles la inflación y los modos políticos como para también importar esa cosa bananera de la temperatura arriba de las tres decenas de grados.

Lo que me llamó la atención este fin de semana fue la foto del cuarteto opositor progre-soft que se presenta como la alternativa al kirchnerismo tratando de emular la típica foto de los Beatles en Abbey Road, pero en las calles de Mar del Plata. No sé su vínculo con esa ciudad, estimado, pero es la mejor síntesis del devenir de nuestro país.

La pensaron los sectores acomodados como espacio de esparcimiento. La construyeron pensando en no juntarse con la chusma una vez que se convirtieron en oligarquía. La conquistó el peronismo con toda su lucha ideológica de los derechos laborales y el turismo sindical.

Hoy es una sombra decadente del esplendor de todas esas épocas; ni oligárquica, ni sindical, es un recuerdo triste de las múltiples Argentinas del siglo XX, una ciudad costera casi sin playa, un patrimonio arquitectónico mal mantenido y vandalizado, turistas de pocos recursos económicos que no se alojan en hoteles sindicales porque no saben lo que es un trabajo en blanco, todo mezclado con olor a fritanga de aceite pasado de usos. ¡Ah, qué país!

El pelado con polera Larreta, el Morales de este lado de la frontera, el besaencintas Lousteau y el ex de Nancy Pazos Santilli posando como los cuatro de Liverpool. Yo diría que son los cuatro de Leberwurst, porque son como el hígado: si no los condimentan bien son intragables.

De nuevo estimado, cada uno tiene sus preferencias y hay que respetarlas, pero es medio mucho compararse con los Beatles (que tampoco son de mi preferencia, pero bien que hicieron mérito como para tener un lugar central en la historia de la Música). Además hay una cuestión generacional: ¿representan algo para los más jóvenes? No quiero ser malo, pero quedan dos grupos de personas que idolatran a los Beatles más allá del gusto musical, los que tienen más de 60 y los progres (y de los primeros no estoy tan seguro).

Ojo, que tampoco está tan mal. No sé si me gustaría verlos jugando a las pendeviejadas que venden por tiktok tratando de imitar a los artistas de moda. Ya me lo veo a Larreta tatuándose subtremetrocleta en la cara, como un trapero rebelde que no puede eliminar a los trapitos de las calles de la ciudad.

Ya se lo he dicho varias veces, estimado: la elección que viene se gana por el centro, así que está bien salir a pescar por ahí. El tema es que tampoco hay que aceptar a cualquier bagre con olor a podrido, porque la gente sigue prefiriendo lo fresco. Si sigue sumando gente con pasado kirchnerista no importa lo amarillo que sea el limón con el que los bañe, van a seguir apestando a lo mismo que antes.

No quiero parecer un libertario de esos para los que todo es socialismo amarillo (el gran argumento que usan para poder defender el acuerdo subterráneo con el Tigrense Taimado) pero medio que algunas veces se le parecen bastante. De nuevo, hay que pescar votos en ese bando, pero sin insistir en los rasgos que los llevaron a perder la elección contra el hoy presidente ojos de déficit y soledad.

Bueno, estimado, me voy a tener que ir. Voy a dejar de despotricar contra todos para disfrutar la jornada de calor sin una gota de agua, porque esto es Salsipuedes, una ciudad que lleva un mes y medio con el suministro complicado porque la aduana no deja pasar las bombas para el nuevo acueducto. Algunas veces se parecen mucho, pero no son todos lo mismo.

Tenga buena semana.