Llaryora prefiere a Juez y sugiere a De Loredo pelear por UCR

El candidato a gobernador del PJ promete un triunfo seguro para generar expectativa en los aliancistas ansiosos por las indefiniciones de los precandidatos opositores. Prefiere rivalizar con Juez a quien coloca como parte del “pasado”; baja el precio al radical que tiene buenas encuestas, pero no logra la estructura oficial.

Por Yanina Passero

Rodea al candidato a gobernador de Hacemos por Córdoba (HpC), Martín Llaryora, un estado de alta confianza en el inicio del año electoral. Sus campañistas aseguran que tienen encuestas que los favorecen; que el panorama cambió abruptamente de aquel escenario de supuesta preocupación en las filas peronistas por una campaña que se demoraba al son del “caso González” y generaba alarmas por los niveles de desconocimiento en el interior profundo.

Las encuestas de consulta del gobernador Juan Schiaretti (que él en persona comparte resultados con sus alfiles) delimitaron algunas prioridades para la primera fase de la campaña del intendente capitalino (ver página 3). Sin embargo, como Jano, la otra cara apunta hacia la oposición.

El llaryorismo compone sus guarismos tomando como un hecho la unidad de Juntos por el Cambio (JpC). En consecuencia, el éxito estadístico que dicen observar en el peor de los escenarios para el oficialismo no supondría un relajamiento en las tareas de sembrar la discordia. Es por eso que la ampliación de las bases de HpC apuntará a radicales y amarillos, descontentos o ansiosos por la falta de definiciones en la primera línea de la alianza opositora.

A intendentes y dirigentes de la alianza les hablará para ampliar la base política y electoral en este nuevo proceso de renovación. Razonable es que Llaryora lo haga construyendo una expectativa de triunfo, en especial para los futuros desocupados por la caída de la re-re elección. De todas maneras, el amplio cartel de bienvenida tiene en su dorso algunas condiciones para prestar atención: los potenciales transfuguistas deberán sumarse HpC tal como se la conoce desde la última oxigenación que encaró Schiaretti. No habrá cambios de marca para esta ola de migraciones individuales con las que se ilusionan en el campamento que tiene como base el Palacio 6 de Julio.

El diálogo transversal será el eje clave de esta etapa de Llaryora, que ya tuvo su momento cumbre con la reunión con el expresidente Mauricio Macri. El llaryorismo desconocerá diálogo sobre la coyuntura electoral local con el hombre al que definen como un “líder internacional”. Insisten con que el PRO filtró la reunión, que el intendente habla con referentes opositores con frecuencia diaria. Ahora bien, la importancia que dará el peronismo al juego nacional del gobernador permite hacer especulaciones al respecto. Si el desvelo es retener la provincia, ¿por qué aguardar si tiene un candidato en condiciones de ganar, como sugieren? Si el límite es el kirchnerismo, ¿hay posibilidades de una alquimia con dirigentes de Juntos, cuando son varios lo que quieren al cordobés en sus filas? No pensar en una contraprestación local es imposible si se combinaran algunas variables.

Como sea, Llaryora se prepara para enfrentar a Juntos en unidad y desde su mesa chica se animan a ratificar la preferencia que se sospecha, al tiempo que reproducen algunas observaciones del intendente sobre la dinámica interna de la oposición.

Si le dieran a elegir al titular del Palacio 6 de Julio el rival de este año, el hombre es Juez. Para Llaryora es sinónimo de “pasado” y los vecinos no olvidarán los desaciertos de gestión. Entonces, ¿es mejor candidato el radical Rodrigo de Loredo? La preferencia permite una lectura en ese sentido, aunque desde influyentes despachos reconocen algunas limitantes de tipo interno en el joven de Evolución que, como su compañero de elecciones legislativas, quiere ser gobernador.

Esto es: la lapicera del partido la tiene Mario Negri y Ramón Mestre que no estarían dispuestos a ceder la conducción al diputado. En el pensamiento llaryorista van un poco más allá. Ven en De Loredo a un líder que no quiere liderar y le recomiendan no quemar etapas. En otras palabras, concentrarse en conseguir la conducción orgánica del centenario partido.

Por oposición, observan que Juez sí logró bajar línea en la alianza pese a ser un socio minoritario desde el punto de vista estructural. “Les marcó la cancha con la re-re y no tiene ni legisladores, ni intendentes”, se mofan en despachos VIP.

Estas opiniones posiblemente no despeinen a los opositores en Juntos, pero dejan al desnudo algunas debilidades que los aliancistas no logran resolver. El peronismo buscará aprovecharlas para engordar su base con el canto de sirena de un éxito que sólo se sabrá si es tal la noche del escrutinio.