Capital: carteles de Passerini aceleran definiciones de candidatura

Cerca del vice aseguran que los afiches de instalación con abrazo a Llaryora no podrían haber visto la luz sin la venia del intendente y de Alejandra Vigo. Unos días antes, la orden para todos los precandidatos había sido mostrar gestión y esperar a febrero. El llaryorismo considera que las internas que quiere Siciliano son inviables por inmanejables.

Por Bettina Marengo

Se largó la campaña del PJ por la sucesión de Martin Llaryora en la Capital. Luego de la “guerra de pasacalles” entre los principales precandidatos a intendentes del oficialismo, el viceintendente Daniel Passerini colgó afiches de instalación por distintos puntos de la ciudad, donde aparece abrazando por el hombro al intendente y candidato a gobernador de Hacemos por Córdoba, brazo derecho en alto, puño cerrado, nada de dedos en V, y abajo la leyenda “En 2023 Córdoba sigue en buenas manos”. Desde el viernes ya se veían los carteles en la zona próxima al estadio Kempes pero estallaron ayer. Los que conocen al vice remarcan que no mueve un dedo sin acordarlo con la senadora Alejandra Vigo y con Llaryora, sus referentes directos en el PJ Capital. Y en el llaryorismo señalan que una foto con el intendente no se convierte en gigantografía sin un permiso expreso del lord mayor.

La movida en vía pública sorprendió pero no tanto a los otros precandidatos, que además saben eso de mover un dedo con venia de quien.

Desde el entorno de Miguel Siciliano, el secretario de Gobierno municipal que dijo que aspira a que la candidatura se defina en internas, aseguraron que no habrá contraofensiva de carteles porque el funcionario tiene la decisión de “ensuciar lo menos posible la ciudad con la campaña, con poco afiche y poco pasacalle”, frase donde conviene detenerse en el verbo “ensuciar.  Al rato, nadie descartaba que en breve aparecieran los propios carteles de Siciliano, y un poco más tarde, saltó la versión de que el hombre de San Francisco había ordenado bajar la potencial vía pública de todos los precandidatos salvo Passerini, lo cual evidentemente cerraba la puja a favor del médico. Nada confirmaron desde Palacio, pero la versión se instaló. El secretario de Transporte Marcelo Rodio, otro de los aspirantes, tenía a la tarde un afiche en preembarque con una foto con Llaryora montada y de factura apurada.

En cualquier caso, como dijo un llaryorista paladar negro, “esto ya se lanzó”.

Siciliano seguía el lunes de viaje en los pagos sanjuaninos de su esposa Victoria Flores, la titular del Ente de Servicios y Obras Públicas de la ciudad de Córdoba, razón por la cual no participó del acto de cierre de año del PJ Capital del fin de semana pasado que encabezaron a fin de la semana pasada la senadora Vigo y el sanfrancisqueño, evento al que asistieron Passerini, Rodio, y desde el ámbito provincial el también precandidato y titular de la Agencia Deportes, el schiarettista Héctor “Pichi” Campana, hombre con varias campañas encima y al que los sub 40 conocen de sus brillos como basquetbolista, al que Hacemos por Córdoba viene midiendo desde mitad del año pasado.

En ese evento, los precandidatos recibieron el mensaje, que luego el intendente repitió en privado a cada uno, de venderse y promocionarse con gestión (y no con pasacalles) que es la filosofía para su propia campaña para la Gobernación, y que gane (la candidatura) el mejor, evaluación que se haría en febrero. La directiva parece haber quedado vieja con las gigantografías de Passerini y Llaryora.

Por eso en el llaryorismo consideran “inviable” que las postulaciones para el Palacio 6 de Julio se definan mediante internas, el deseo-propuesta que lanzó Siciliano hace unos días, subido a bordo de su despliegue en las seccionales. Dicen muy cerca del intendente que no hay forma que siendo el PJ oficialismo en la ciudad se corra el riesgo de que el movimiento de aparatos defina una candidatura tan importante, amén del gasto, esfuerzo y logística que implica una interna. Pero sobre todo, lo ven como un albur peligroso.

Si esto es así, Schiaretti, Vigo y Llaryora con sus consultores y encuestadores definirán el nombre cuando termine el verano, aunque para una parte del peronismo todos los caminos conducen al hombre de Cruz Alta, con alguna ventaja en encuesta que dan altos índices de indecisos, que solo puede ser intendente un período por su actual mandato de vice, realidad que sería un argumento de peso para conformar a otros aspirantes con la promesa de que en cuatro años tendrán su turno.  La presencia del jefe del Concejo Deliberante en reemplazo de un Llaryora que está en San Francisco, junto al gobernador y la primera línea provincial, además del secretario de Políticas Sociales de la Municipalidad, Raul Lacava, en la entrega de créditos blandos para familias populares de la Capital, también fue un segundo afiche de la jornada.