Por Yanina Passero
El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, reconfigura su estrategia de campaña para disputar una PASO que, según creen en Juntos por el Cambio, catapultará al ganador al poder central el 10 diciembre de 2023.
Amasa el concepto de la “Generación del ´23” que refundará el país y propondrá un cambio duradero; planea recorridas por varios puntos del país, con excepción de la provincia de Córdoba, a la que volverá recién en enero, con motivo del Festival de Doma y Folclore de Jesús María.
En el distrito más importante del interior del país, los campañistas de Larreta afirman que continuarán con el desarrollo territorial basado en contactos de hormiga con dirigentes que pueden movilizar en sus comunidades. Ahora bien, reconocen que se vienen días de cierta pasividad no sólo porque la atención de la gente se reduce al Mundial de Fútbol, sino por un abanico de factores que indican que es mejor esperar que el tablero se acomode un poco.
La delicada situación de la economía nacional atentaría contra el proselitismo, entendido como políticamente incorrecto en circunstancias de adversidad y faltando bastante para la campaña propiamente dicha. En otro nivel, sabe que la interna que libra con el expresidente Mauricio Macri ingresará en otro nivel si efectivamente se confirma el lanzamiento del ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, para retar al propuesto Jorge Macri.
También hay factores estrictamente locales que imponen la cautela, en especial, cuando Larreta pretende mostrarse como un simple observador de los acuerdos o desacuerdos de los socios de Juntos. Hoy, los presidentes de los partidos que integran la alianza volverán a reunirse para discutir los términos políticos del reglamento.
Pero lo cierto es que la expectativa es moderada. Puntualmente, en el Frente Cívico aguardan el congreso radical, fijado para el 17 de diciembre, donde se autorizará al Comité Provincia de la UCR para que “lleve adelante las acciones políticas y legales necesarias en orden a conformar una Alianza electoral para participar en las próximas elecciones provinciales del año 2023”.
Pero lo cierto es que ayer, el presidente de la UCR, Marcos Carasso, ya hizo trascender algunas objeciones que dilatarán las discusiones para que no queden dudas de la buenas vibras que tiene el negrismo con el juecismo, que quiere demorar cualquier definición para evitar anticipar la estrategia al peronismo ergo hacer inviable la interna.
Los juecistas esperan “una media respuesta” antes del congreso radical a su contrapropuesta política para incomodar a Rodrigo de Loredo. Esto es, que el perdedor de la interna aliancista sea compañero de fórmula del ganador. Ahora bien, trascendió que el negrismo sugiere incluir esa moción en el plano municipal. Parece que ahí está el sí a medias, pero
Ante este escenario enrarecido, el equipo de Larreta monitorea de cerca la evolución de estos movimientos, a través de sus alfiles en la provincia que, cada tanto, organizan reuniones con los protagonistas. El presidenciable del PRO tiene poco margen para no involucrase en la política doméstica desde que Macri apadrinó a De Loredo, para jaquear a Luis Juez, y condicionó a Patricia Bullrich con un guiño anticipado en su pelea con Larreta por el escaparate de la boleta.
El senador y precandidato, seguro con Larreta, retomó el vínculo con la jefa del PRO. Incluso, iba a ser el primer escolta en la suspendida gira del norte cordobés. Si hay una interna, como asoma después del lanzamiento provincial del diputado de Evolución, Juez necesita de los “fierros” de los popes del PRO, aunque renieguen de la intervención porteña en privado con el clásico latiguillo “los de afuera son de palo”.
Imposible. La propia Bullrich ya juega en sintonía con Macri y, como se contó desde estas páginas, firmó el duro comunicado del PRO –al que suscribió también el sector que lidera Larreta- en pedir internas en las provincias sin PASO y advirtió sobre la expulsión de Juntos a los traviesos que no acepten las reglas.
Como sea, Larreta seguirá en Córdoba con el trabajo subterráneo que venía desarrollando en el marco de un plan de trabajo que irá de lo micro hacia lo macro. “Decidimos juntos frenar la pelota para reordenar la estrategia para el año que viene”, reconoce a Alfil uno de sus armadores en la provincia, luego de contar que la semana pasada se arrancó “con un relevamiento de las necesidades de los dirigentes en Punilla, Colón y Santa María”.
El tiempismo parece no condecir con las encuestas que, según la cara del cliente, marcan un resultado con respecto a su rival interna Bullrich, aunque reconocen un estancamiento. “Es increíble lo que mide Patricia en Córdoba, pero aún no logra capitalizarlo en el territorio”, sueltan desde el larretismo cordobés.
La carrera provincial por el 2023, por ahora, seguirá con el protagonismo de sus dirigentes.