Por Javier Boher
@cacoboher
Las últimas semanas han sido una nueva repetición de lo que venimos viviendo desde hace años. En lo económico, el futuro se presenta como una crisis inevitable. En lo político, un nuevo desencanto con la clase política y un manoseo absoluto por las formas. En lo social, una sociedad fragmentada y enfrentada, al punto que ni el mundial parece levantar el ánimo.
Va una lista no exhaustiva de lo que hemos vivido en los últimos 10 días.
Se anuncia un nuevo esquema de control de precios con posibilidad de que los consumidores buchoneen a los que suben precios.
Massa lanzó nuevos tipos de dólares, todo para evitar sincerar el tipo de cambio.
En el último mes y medio se vendieron alrededor de mil millones de dólares. El Central festeja porque en los dos últimos días compró menos de 10 millones.
Lanzaron el Ahora 30, para que la gente compre en cuotas un tele, mientras los políticos y sus hijos se van a Qatar, un viaje que cuesta un par de millones de pesos.
La Ministra de Trabajo dijo que prefiere ganar el mundial antes que contener la inflación. Después dijo que la malinterpretaron, que eso no significa que no van a seguir trabajando durante ese mes. Nadie le cree.
La inflación fue de 6,3% en el mes, 88% en el año, algo que a esta altura es irrelevante: la gente ya sabe que la plata nunca le alcanza. Cuchuflito y Pindonga eran tiempos de abundancia al lado de la miseria que genera esta gestión.
Macri dice que los alemanes son una raza superior y Juez dice que en democracia nadie pudo vivir mejor. Ayer dijo que ni en la dictadura un gobierno había negado una sentencia de la Corte. Menos mal que es abogado. ¿Cómo podemos esperar que piense el que ni siquiera terminó el secundario?.
El escándalo de González y los autos prestados.
Los intendentes de todos los partidos siguen viendo cómo se pueden seguir manteniendo en los cargos más allá de lo que dice la ley.
Cristina decide no acatar el fallo de la Corte por el Consejo de la Magistratura, insistiendo en su interpretación caprichosa de las normas en beneficio personal.
El hijo de Massa se va a Qatar bancado con plata pública en un enjuague que involucra a empresas registradas en el extranjero de personas con vínculos con la política. Chicanea a la gente diciendo que él tiene 17 años y sabe de deportes, pero terminó el secundario antes del viaje, fuera del ciclo lectivo. En Córdoba, por lo menos, las clases terminan el 20 de diciembre, por lo que si fuese un alumno cordobés se debería quedar libre por faltas.
Los piqueteros anuncian una marcha para el martes, pero a partir del mediodía. Primero van a ver el partido -para hinchar por Argentina- y después van a marchar -para hinchar por el salario-.
Dentro del área de los piqueteros está el escándalo de Pérsico y el Evita, con miles de personas comprando dólares, teniendo autos, casas o lanchas o incluso estando muertas, pero que cobraban planes sociales. Pero a vos no te dejan comprar dólar ahorro si tu empleador le pidió ayuda al Estado en la pandemia.
Cristina organiza un acto por el Día del Militante. En las escuelas de la zona se suspenden las clases. En algunos municipios intimidan a los empleados para que vayan a la fuerza.
Los médicos siguen con su conflicto salarial.
La sequía amenaza con que la siembra y la cosecha sean pésimas, dificultando la entrada de dólares y la aplicabilidad del “Plan Aguantar” de Massa.
Las importaciones están virtualmente cerradas y las empresas deben suspender turnos por falta de insumos. Nadie sabe de qué manera se va a arreglar, ni de qué manera esa escasez de bienes va a impactar en la inflación.
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Eso es apenas lo que pasó en los últimos días. Es imposible vivir en un país que se desintegra a ese ritmo, en el que los políticos siguen viviendo en su mundo aparte, ofendiéndose por nimiedades. La gente está pobre, cansada y cada vez más enojada.
Algunos de esos políticos viajan al mundial con todo pago, con dólar oficial por ser funcionarios o con sueldos que les permiten pagar los $330 del dólar Qatar. Mientras tanto, acá la gente se conforma con que en el Mercado lanzan una “promo mundial” para que la gente se pueda juntar a ver a la selección con picada y asado a precio promocional.
Hace apenas unos días un nene se murió en Entre Ríos aplastado por un camión mientras buscaba comida en un basural. La pulsión delictiva de los políticos hizo que nos robaran hasta la humanidad: nadie parece reparar en la gravedad del hecho, donde una criatura de la edad de mis hijos muere por la indignidad de andar revolviendo la basura para comer.
Todos los políticos que se hacen los indignados, pero que se calzan los zapatos puntudos, los chupines y las camisas sin corbata para hablar de Justicia Social, son cómplices de esa degradación absoluta de la vida en este país.
Todos los que piensan en pequeñas ventajitas políticas tienen su cuota de culpa.
Todos los que se sienten el centro del debate político son responsables.
Todos los que desde la función pública anteponen el beneficio personal al bienestar colectivo son los mediocres que hacen posible este combo exacerbado de decadencia política, social y económica.
“’Hay que tomar el país tal como Dios y los hombres lo han hecho, esperando que los hombres, con la ayuda de Dios, podamos mejorarlo’. ¡Luminoso pensamiento! Tomar el país real, con lo bueno y lo malo, sin idealizarlo —como hizo Rivadavia— ni resignarse a mantenerlo estancado —como hizo Rosas— y caminar por nuestra bárbara y atrasada Patria manteniendo el objetivo de cambiarla, transformarla, mejorarla.”
El pasaje anterior es de “Soy Roca”, de Félix Luna, y debería ser internalizado por los responsables de nuestro padecer actual. Quizás es esperar mucho de esos bárbaros.