Massa Jr colisiona derechos en Qatar

El polémico viaje al mundial del hijo del ministro de Economía expone que los pocos dólares que hay en el país son para los que no generan ningún tipo de riqueza.

Por Javier Boher

@Cacoboher

El discurso de la casta prende bien por los excesos de los que están prendidos al Estado desde hace años -o décadas-. Está claro que hace falta una clase política profesional, dirigentes con experiencia que agilicen o faciliten los trámites de gobierno. El problema es cuando todo el recorrido se empieza a hacer para que solamente los que conocen el camino puedan entrar a recorrerlo.

La clase política argentina es muy mala. Objetivamente. No saben administrar los recursos públicos, no saben desactivar conflictos y no saben aceptar el disenso. Muchos son poco formados, a pesar de tener títulos, que muchas veces consiguieron haciendo uso de esas mismas redes políticas por las cuales sienten tener derecho a estar ahí. Odian la meritocracia porque saben que el mérito no los hubiese puesto en ese lugar, como si lo hicieron el papá, la mamá o el abuelo.

El martes se destapó un escándalo descomunal, que a fuerza de pauta pública parece no poder romper el cerco con el que algunas de estas familias aristocráticas se protegen de la prensa libre. El caso en cuestión es el de Tomás Massa, hijo del ministro de Economía, Sergio Massa, y la titular de AYSA, Malena Galmarini (que a su vez es hija de Fernando “Pato” Galmarini, dirigente histórico del peronismo bonaerense).
La situación que desató la ira twittera fue bastante simple. Al conocerse que el derecho a viajar al mundial del hijo del ministro no colisiona con los derechos de las empresas que han parado la producción porque no pueden importar insumos, la gente se molestó. Lo que verdaderamente la molestó fueron las chicanas del muchachito, que intentó defenderse como un canchero y terminó convirtiéndose en trending topic durante tres días con el hashtag #niñoñoqui.

A partir de allí, todo el entramado de empresas y favores políticos cruzados pasó a quedar al descubierto por la acción de decenas de personas que empezaron a compartir información para armar un gran rompecabezas de tongo, favoritismo y corrupción.

El joven -supuesto influencer- viajó a generar contenido para redes en un nuevo emprendimiento de la AFA, “Mundo selección”. Ya sabemos que el fútbol y la política son una cópula incestuosa de negociados turbios, en donde todos los que son parientes en mayor o menor grado terminan metidos en la chanchada.

Toda la información que sigue ha sido recolectada por @TraductorTeAma, una cuenta de twitter que refleja buena parte del hastío generalizado, desnudando permanentemente los gastos superfluos del Estado y los beneficios con los que cuentan los funcionarios. El enojo del responsable de la cuenta es el enojo de tantos argentinos respecto a su clase política.

Mundo selección es una iniciativa de una empresa radicada en Estados Unidos ha realizado tareas de consultoría para el Estado. Además, en el directorio de Be Smart Mobile LLC se encuentra un desarrollador inmobiliario de Tigre, bastión político del massismo.

El otro titular de la empresa también está en Qatar con Mundo Selección. El mismo tiene, además, participación en otras empresas, una de las cuales ganó -en 2015- una licitación por US$ 30 millones para iluminar el Centro Cultural Kirchner. Como cabría esperar, no cumplió con lo contratado, pese a que cobró la mayor parte del dinero.

En ese grupo, además, viajó otro personaje que ha pasado por varios cargos de asesor en el sector público y que está casado con la sobrina del célebre Jorge Remes Lenicov, el que pesificó forzosamente los ahorros de los argentinos y zafó con la imputación de la culpa al corralito de Cavallo.

La plataforma Mundo Selección tiene como anunciantes a YPF y Aerolíneas Argentinas, dos de las grandes empresas públicas que le significan al Estado un gasto enorme, sin mayores logros que servir para acomodar militantes y complicarle la vida a la gente. De más está decir que quien debe controlar a dichas empresas es el padre del influencer viajero.

En un intento por defenderse, el joven Massa dijo que la empresa es de afuera (con el objetivo de cobrar afuera y tener la plata más a salvo que en este país) y que tiene otro tipo de iniciativas similares, orientadas a fanáticos, entre las que mencionó a Mundo Arjona. Como la memoria colectiva de las redes es perpetua, rápidamente citaron una contratación del Ministerio de Turismo a Mundo Arjona para un recital en streaming del cantante guatemalteco, que le costó al Estado US$ 100.000.

El hijo de Massa probablemente confíe en lo que le han dicho. Difícilmente haya sabido todo esto que hay por detrás de su viaje, porque -al igual que cualquier futbolero adolescente- le ofrecieron un viaje gratis al mundial (o que él no paga de su bolsillo, en realidad) y lo aprovechó, como haría prácticamente cualquier argentino.

Eso no lo exime de recibir el acoso de la gente. Ya vota, ya responde como político: tanto su padre como su madre son funcionarios y de alguna manera están ligados al viaje que está haciendo. Hasta ahora no había sido objeto de discusión política, pero él decidió entrar a ese barro en el que ya están sus progenitores.

La gente está cansada de todo ese tipo de manipulaciones, de todas esas avivadas en las que cualquier arrimado al poder termina disfrutando a costa de lo que se le quita a los que aportan con sus impuestos. Son miles de Marías Antonietas burlándose de los que compraron un tele en 30 cuotas mientras ellos se filman en las tribunas del mundial. Deberían aprender de esa historia.