Por Yanina Soria
La tormenta política que sacude el peronismo oficialista desde hace unos días, está muy lejos del escenario imaginado por el gobernador Juan Schiaretti y Martín Llaryora cuando, el lunes pasado, decidieron blanquear la candidatura a gobernador. Esa coronación al intendente de Capital suponía, en teoría, el inicio de la campaña de Hacemos por Córdoba.
Sin embargo, nada salió según lo previsto. Las esquirlas del caso Oscar González siguen golpeando al gobierno de Schiaretti y, por ende, impactando en el plan electoral de Llaryora que, además, sumó un nuevo dolor de cabeza en las últimas horas: lo sucedido en la ciudad de San Francisco. Esa situación desvela al llaryorismo. Mientras se espera la pronta recuperación de Damián Bernarte (que recibió un balazo en el abdomen), el sector del intendente capitalino evalúa a contrarreloj la mejor estrategia para preservar políticamente su bastión que quedó en manos, de manera provisoria, del presidente del Concejo Deliberante, Gustavo Klein.
Lo cierto es que, con esos dos frentes de alto impacto político aún abiertos, la cuestión electoral queda, indefectiblemente, relegada por ahora.
Sin embargo, en el territorio las micro batallas no cesan. Y en ese sentido no pasa desaperciba la jugada que prepara el legislador, Walter Saieg, en el departamento Santa María. El ex funcionario nacional parece decidido a insistir políticamente en la ciudad de Alta Gracia, donde fue intendente y que hoy conduce Marcos Torres.
Según trascendió, el ex secretario de Transporte de la Nación está detrás de la conformación de un nuevo partido político, Unión por Alta Gracia, cuya solicitud de reconocimiento de personería jurídica fue publicada en el Boletín Oficial del día 1° de noviembre.
Se trata de un nuevo sello que lo habilitaría para jugar, en principio, sólo a nivel municipal. Por eso se especula con la posibilidad de una lista para competir por la ciudad. Si bien por ahora el dirigente se mueve con muy bajo perfil político, desde el oficialismo municipal anticipan la maniobra.
Marcos Torres ya avisó que irá por la reelección de la ciudad y desde su entorno minimizan el poder de daño de Saieg si es que efectivamente decidiera ser candidato en el 2023, o poner a alguien de su confianza para disputarle a Torres la intendencia.
“En el 2019 trabajó para el radicalismo, después puso un búnker del Frente de Todos. Criticó al gobernador y pasó absolutamente todas las barreras. Sería muy poco serio de nuestra parte acordar con él o sumarlo a nuestro equipo. A nosotros, nos resta”, reflexionaron desde el gobierno municipal.
Desde hace tiempo los hermanos Marcos y Facundo Torres, actual ministro de Empleo, se atribuyen la representación política de Santa María, el primero focalizado la ciudad de Alta Gracia y el segundo a nivel departamental. La mayoría de los intendentes y jefes comunales juegan políticamente con ellos, en un vínculo trabajado y consolidado sobre todo tras el paso de Facundo Torres por el ministerio de Gobierno de Córdoba.
Es por eso que frente a instancias electorales como fue la interna partidaria a comienzos de este año en el marco de la renovación de autoridades del PJ, los Torres desafiaron a Saieg y lo invitaron a medirse políticamente en el departamento; confiados siempre de ganarle la pulseada a su adversario territorial. Finalmente, eso no hizo falta.
Lo cierto es que, de no modificarse la ley que impide la re reelección de intendentes y legisladores, Saieg quedará impedido de renovar la banca el año próximo. Por eso, desde el oficialismo municipal tampoco descartan que detrás de la movida de Unión por Alta Gracia, exista una pretensión de asumir un lugar en el Concejo Deliberante de la ciudad desde donde volver institucionalmente al ruedo político local.