Por Yanina Passero
Mientras una porción de aliancistas cordobeses partió hacia La Rural de Buenos Aires para participar de la presentación del libro “Para qué”, del expresidente Mauricio Macri, el objetivo de la jugada amarilla de la última semana, el senador Luis Juez, desarrolló una agenda técnica con el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós.
La bajada de uno de los larretistas mejores ponderados estaba prevista de ante mano y sus organizadores se encargaron de depilar las interpretaciones políticas de la mesa de trabajo con uno de los precandidatos a la gobernación. ¿Podría haberse pospuesto la visita del funcionario de Horacio Rodríguez Larreta para evitar que la mayoría de la dirigencia local optara por trasladarse al evento de Macri, incluido el radical Rodrigo de Loredo? Posiblemente, sí. Igual hubo picardía larretista porque las charlas del sanitarista y Juez fueron auspiciadas con el sello de la Fundación Pensar, dirigida por el preferido del expresidente, Gustavo Santos.
De todas maneras, el contraste sirvió para reforzar el mensaje que Juez le rebolea a la interna de Juntos por el Cambio (JpC) y, en especial, a su socio en las elecciones legislativas que encuentra el refuerzo a sus objetivos en proximidad con el fundador del PRO. “Programa”, concepto muy escuchado en fase de campaña electoral, pero con grado bajo de prioridad de sus protagonistas.
En la carta que el juecismo giró a los socios como respuesta a la exigencia del macrismo local de firmar primero la alianza, Juez le responde con más macrismo. El senador les exige a los socios coincidir en el “para qué”, antes de formalizar la coalición; y elogia al gobernador Juan Schiaretti.
“Tal programa no puede consistir en un enunciado de ideas, sino un detalle de lo que se pretende para Córdoba, en todas las áreas de gobierno, despejando la idea que el oficialismo pretende instalar, de que JpC carece de programa para Córdoba”, sostienen en el documento que retoma el espíritu de los consejos para la interna que Macri dio en su última disertación en la Bolsa de Comercio. Aquí cabe hacer una aclaración: el cacique del PRO no le habla al peronismo, sino tácitamente a Juez, a quien le pide anteponer los deseos personales a la propuesta.
Juez gana tiempo. Como lo hizo hasta ahora, también De Loredo. Está claro que ele exembajador pretende empujar cualquier decisión mientras siga bien ubicado en las encuestas y Schiaretti mantenga en reserva el cronograma electoral. Al fin y al cabo, si su idea programática no prospera (como se prevé), a Juez negarse a cargar esa responsabilidad.
La exposición juecista generó reacciones amarillas y enojo en las oficinas porteñas de los adalides del exmandatario. En paralelo, corrían las versiones de las exigencias que De Loredo liberará en poco tiempo, a tono con el documento del PRO a través del que se exigió la firma de la alianza como condición primaria para la discusión del resto del paquete.
La carta del Frente Cívico puede expresar un síntoma de las tensiones cada vez más fuertes entre los extremos de la coalición cordobesa.
El PRO acusa de tiempista a Juez; el legislador Darío Capitani -enemigo público del senador- fue cáustico en la réplica a las declaraciones en la entrevista del viernes en Alfil TV. “No se sabe cuál es el Juez es el que tenemos enfrente: el que le tira alfombra roja al gobernador, diciendo que será el gran custodio del legado de Schiaretti y su gestión; o el que los acusa a cada rato de ladrones y mentirosos”, disparó el armador de Larreta en Córdoba.
Ahora bien, Juez ya presentó su propuesta a los socios para negociar por etapas. Aguardarán las respuestas sin dejar de hacer cosquillas. “Nos metemos en los comités radicales porque nos abren la puerta”, desafió un avezado dirigente del Frente Cívico en diálogo con este medio. La declaración responde a la negativa de la UCR, a instancias de De Loredo, de no participar del lanzamiento de las juntas departamentales de JpC mientras las reglas de juego sigan en el limbo.
“Estas actitudes nos provocan hilaridad, seguiremos recorriendo el interior para conformar la alianza porque siempre hay un radical que abre la puerta”, provocan, a media lengua de confesión de que las relaciones aliancistas ingresarán en una etapa todavía más intensa.