Por Alejandro Moreno
Después del acto que encabezó en el Comedor Universitario, el radical Rodrigo de Loredo ya es un candidato blue a la gobernación de Córdoba. No es oficial porque en su discurso aclaró que, finalmente, el que irá por delante de todos en las elecciones provinciales del 2023, por Juntos por el Cambio, será aquel que cuente con mayores posibilidades de derrotar al peronismo. Mantuvo, entonces, el discurso pacifista y meritocrático que comparte con Luis Juez, pero la puesta en escena del sábado pasado, con el sólido apoyo de su partido, detuvo la oscilación entre las candidaturas a gobernador y a intendente de Córdoba con que animó las especulaciones políticas durante un año, y dejó al péndulo apuntando hacia el Panal.
La elección de De Loredo responde a lo pretendido por muchos radicales. Aunque la batalla capitalina asoma como mucho más sencilla para él, optó por el camino escarpado que obliga a superar a Juez, primero, y a Martín Llaryora después. ¿Será que piensa que para retroceder siempre hay tiempo? ¿Temerá un escenario 23-27 con él de intendente y un gobernador peronista como Llaryora o impredecible como Juez? ¿Pensará que existe el riesgo de que Llaryora, por acto de birlibirloque, termine siendo candidato a intendente, por ejemplo ante el escenario de una derrota frente a Juez por la Provincia? El tiempo irá dando respuesta a todo.
Hacía muchos años que el radicalismo cordobés no ofrecía un espectáculo esperanzador como el que se vio en el Comedor Universitario. Estuvo, allí, el elenco partidario casi completo. Con pocas excepciones, De Loredo no parece sufrir las mezquindades que padecieron otros radicales cuando encararon la misión de destronar al peronismo. Y si no, que lo cuenten Oscar Aguad y Mario Negri. Esta vez, el aspirante de la UCR tuvo el respaldo de todo su partido. Precisamente Negri, su enemigo en los últimos años, lo acompañó sentándose casi a su lado, y hasta subió al escenario a dar un discurso. Los intendentes, tantas veces acusados de individualistas, llenaron una de las plateas. Los referentes de casi todos los núcleos internos, dieron el presente también. La ausencia más notoria fue la de Ramón Mestre; tampoco concurrieron dos intendentes que vienen pregonando, curiosamente, que De Loredo debía abandonar la indefinición: Myrian Prunotto (Estación Juárez Celman) y Carlos Briner (Bell Ville). Mestre pretextó razones personales y envió un video que fue proyectado cuando el acto aún no había comenzado; como si uno hubiera querido participar poco y los otros no quisieran que se notara demasiado. De todos modos, sí fue al Comedor el hermano de Ramón, Diego, el presidente del Comité Capital. Otro que tampoco concurrió fue el presidente del Comité Central, Marcos Carasso, aunque se explicó que estaba de viaje y realmente es poco razonable pensar que juegue el papel de díscolo si su jefe político, Negri, ya había decidido colaborar.
Además, De Loredo invitó a dirigentes nacionales de la UCR, algunos de los cuales son sus guías en la gran aldea porteña: Martín Lousteau, Enrique Nosiglia y Emiliano Yacobitti. Vinieron muchos más, como Alfredo Cornejo y Martín Tetaz. Faltó, en cambio, el presidente del Comité Nacional, Gerardo Morales, quien igualmente saludó desde las pantallas.
Como la unidad de la alianza es fundamental, al acto fueron invitados los dirigentes del PRO, del Frente Cívico, de la Coalición Cívica-ARI, de Primero la Gente y del Partido Liberal Republicano. El más notable, por supuesto, era Luis Juez, el amigo-adversario político del anfitrión.
Así sucedió del lado de las vallas donde estaba montado un escenario que ingresaba como una península sobre las plateas. Del otro, una multitud de militantes, muchísimos del interior, pusieron el calor y no el cálculo.
De Loredo fue muy crítico con la gestión y con los modales del gobierno provincial. Aunque reconoció algunos logros en materia de infraestructura, acusó corrupción, silencio frente a los problemas, y fracasos en salud, educación, seguridad y justicia. Para adentro, agradeció a Negri: “Tu presencia acá habla, comunica”. Y para afuera, saludó a Juez: “Mi querido amigo Luis”. También, calificó a los intendentes radicales como los mejores de la provincia, porque, dijo, con pocos recursos hacen más que los peronistas.
Naturalmente, De Loredo cerró el acto, pero antes que él hubo varios oradores. La juvenil Constanza Córdoba, Martín Tetaz, Soledad Carrizo, Mario Negri, Alfredo Cornejo, Martín Lousteau y Facundo Manes. Hubo llamados a la unidad, críticas al peronismo y mucho optimismo. Pero volaron algunas chispas. Cornejo puso incómodos a algunos cuando les recomendó seguir el camino de la UCR mendocina. ¡Consejos a los radicales cordobeses, tan orgullosos, ellos, de su intransigencia y autonomía! Y Lousteau corrigió a Morales, porque el jujeño, desde su video había saludado a los “cientos” de radicales que imaginaba en el acto. “Somos miles acá”, dijo el porteño.
La barra recién hizo silencio cuando Negri subió al escenario. Ese fue el momento de la pacificación interna. El diputado felicitó a De Loredo porque “hizo de una idea personal, un acto para todos”. Así, le reconoció al candidato, generosamente, la condición de primus inter pares, al menos por ahora. También le dio al acto el estatus de iniciático, al considerarlo un “punto de partida”. No se privó, igual, de recomendar “administrar las diferencias”, algo en lo que la UCR ha fallado en los últimos años.
Negri busca su destino en la gran escena nacional. Ya admitió en una reciente entrevista televisiva que no tiene un esquema de poder económico que le permita ser candidato a presidente de la Nación, pero, ¿acaso no puede ilusionarse con ser el vice?
El otro gran personaje del evento, Luis Juez, recibió una lección de radicalismo. De Loredo le exhibió la unidad y el poder territorial de su partido. Juez soportó todo con una sonrisa y cumplió con los ritos de los correligionarios, al punto de que aplaudió a Eduardo Angeloz, cuando el ex gobernador fue nombrado por Tetaz. El jefe del Frente Cívico seguirá aferrado a su ambición y a las encuestas que aún lo estarían colocando unos puntos por arriba de De Loredo, aunque su techo sea presumiblemente más bajo. Pero quedó la sensación de que es cada vez menor el margen para romper y ser candidato de cualquier manera, como tantas veces amagó si no es el favorecido.
Consecuencias
De Loredo tuvo su gran tarde. Logró unir a la UCR detrás suyo y de su candidatura a gobernador. Hay consecuencias. Ahora debe acelerar en dirección al Panal y pondrá en riesgo la diplomacia con Juez. Si luego decide cambiar de idea, porque las circunstancias políticas lo hagan pensar de ese modo, será más complicado explicar que “baja” a la competencia municipal. Tendrá que evitar que parezca un premio consuelo, y para eso será clave mantener los modos con Juez. Además, el negrismo, Junior con apoyo Senior, acentuará la tarea para posicionar a Juan Negri como candidato a intendente, y un cambio de rumbo de De Loredo podría volver a friccionar a la UCR.
Después del Comedor Universitario, el 2023 quedó más cerca.