Espanto, burla y admiración

La semana pasada, el mundo de la música se sacudió con la publicación de un video en el que Madonna vuelve a interpretar su tema “Hung Up”, de 2005, ahora sobre una base de reguetón y junto a la dominicana Tokischa, que la acompaña allí también en escenas de muy alto voltaje.

Por J.C. Maraddón
jcmaraddon@diarioalfil.com.ar

En el año 2005, cuando Madonna se encaminaba rumbo al cuarto de siglo de trayectoria, la cantante estadounidense pegó un salto creativo con el disco “Confessions On A Dance Floor”, el álbum que la devolvió al brillo de las pistas de baile, donde se había producido su despegue a comienzos de la década del ochenta. Bajo la producción del deejay británico Stuart Price, ella logró la proeza de reunir en un puñado de canciones los mejores ritmos danzantes de la vieja escuela con el pulso de la electrónica que dominaba la escena de las discotecas en el arranque de este nuevo milenio.

Temas que se encadenaban sin pausa y que en ningún momento decaían en su intensidad, conformaban esa pieza maestra que representó un refresh para la diva a la que muchas le disputaban el trono, pero que con esta pieza de colección revalidaba su título de indiscutible reina del pop. Aunque sus siguientes trabajos discográficos no llegaron a superar el altísimo nivel marcado por “Confessions On A Dance Floor”, la aparición de este disco le permitió volver a las andadas con sus permanentes incursiones mediáticas que, a pesar del tiempo transcurrido desde sus osadías iniciales, seguían siendo controvertidas para el gran público.

En ese álbum editado 17 años atrás, la sorpresa surgía desde el arranque mismo con “Hung Up”, un hit que reutilizaba aquel “Gimme! Gimme! Gimme!” que el grupo sueco ABBA publicó en 1979, en pleno apogeo de la música disco. Una letra como esa, de una mujer que reclamaba tener un hombre para pasar la noche, encajaba justo con el perfil de Madonna, pero además la base original era adaptable a los patrones sonoros de los 2000, tal como Stuart Price lo demostró con su encomiable tarea de rescatar la antigua grabación y darle una forma acorde a lo que eran las tendencias de moda.

En una carta personal a los autores de “Gimme! Gimme! Gimme!”, Madonna les contó cuánto amaba la música de ABBA y les pidió permiso para samplear esa composición, algo a lo que ellos accedieron a pesar de que antes habían rechazado varias solicitudes similares. En la estética del videoclip de “Hung Up”, se completa ese tributo al pop setentista, con coreografías y vestuarios que remiten directamente a la cultura hip hop. Fue un gran acierto el de esta estrella que se daba con el gusto de reconocer sus influencias, mediante un producto cien por ciento actual.

Ahora, a los 64 años, ella podría darse por satisfecha y gozar del prestigio adquirido sin tomar más riesgos. Pero si hiciera eso… no sería Madonna. La semana pasada, el mundo de la música se sacudió con la publicación de un video en el que ella vuelve a interpretar “Hung Up”, aunque el trasfondo cambia otra vez y ya no tiene casi nada que ver con lo que alguna vez registró ABBA. El ritmo pasó a ser un furioso reguetón, como una especie de adecuación a estos tiempos en que los sones latinos son los que imperan bajo las bolas de espejos.

Para confirmar que todavía tiene resto, Madonna buscó como acompañante en esta aventura a la veinteañera Tokischa, una intérprete dominicana que antes había protagonizado duplas con Ozuna, J Balvin y Rosalía, entre otros. En el videoclip, las dos se enredan en secuencias de elevado voltaje, que han provocado espanto, burla y admiración. Es decir, tres de las sensaciones que despertó Madonna desde sus orígenes y que, por lo que se ve, pretende continuar suscitando, sin que la afecte ni la edad, ni el deterioro físico ni la competencia de otras figuras que se esmeran por hacerle sombra.