El ministro Sergio Massa terminó su primera semana como designado sin poder nombrar a su segundo. El dato no es menor, porque en su equipo falta un macroeconomista. Gabriel Rubinstein fue el elegido, pero el viernes terminó sin que se confirmara. Un día después, como para no perder centralidad, Massa usó su cuenta de Twitter para exponer su gestión en las 48 horas que llevaba e en cargo. Mañana tendrá una reunión con los y las “responsables de administración de ministerios para darles la programación hasta fin de año, para que conozcan las prioridades de inversión y los techos de gasto».
Ratificó que «no habrá más emisión para financiamiento hasta fin de año». En sintonía, el lunes iniciarán los «reintegros al Banco Central». Y anunció que, a partir del 1° de setiembre, debe estar publicada con acceso público “cada declaración jurada en la página del Indec».
En cuanto a la política tarifaria, el ministro ratificó: «A la segmentación se agregan topes de consumo para promover ahorro de recursos y un sistema más progresivo de subsidios. Quien menos consume o menos ingresos tiene, menos paga, quien más consume o más ingresos tiene, más paga». Habrá un “criterio federal con comprensión climática». Además, la fecha en que la medida entre en vigor dependerá de cada sector y zona, y será informada por la Secretaría de Energía.
Después escribió sobre lo clave: la acumulación de reservas. Si el Central tiene que afrontar días como los que pasaron -en una semana vendió US$700 millones- no tiene con qué. La expectativa es que empiecen a ingresar los US$ 5.000 millones prometidos por adelantos de exportaciones. Además, en agosto se importarían US$700 millones menos de energía.
“Los problemas del sector externo no tienen que ver con el enfoque contable de sumar y restar exportaciones e importaciones, sino que responden a desequilibrios de orden macro -dice el economista Jorge Vasconcelos del Ieral de la Fundación Mediterránea-. En el primer semestre de 2022 las exportaciones de la Argentina aumentaron en 6,5 mil millones de dólares respecto de igual período de 2021 y, sin embargo, la compra-venta neta de divisas por parte del Banco Central se ha movido en la dirección opuesta: el saldo de esas operaciones es de apenas 563 millones de dólares, cuando en enero-julio de 2021 se habían acumulado 7,2 mil millones de dólares”.
Desde el Iaraf, Nadín Argañaraz plantea que la reducción del déficit primario “no es un problema meramente financiero”. Las medidas que se vayan tomando van a significar una redistribución de recursos entre sectores sociales, pero deben generar una baja del gasto, si la decisión es cumplir con la meta del 2,5% del PIB. “Con ingresos constantes, el gasto primario del segundo semestre debería tener un poder adquisitivo más o menos similar al del primer semestre, para avanzar hacia la meta. Es un desafío enorme”, añade.
Rally global
La consultora Qantum, dirigida por Daniel Marx, asesor de Massa, repasa que hace dos semanas las valuaciones de los activos argentinos tocaron un piso para luego rebotar, acompañanado la tendencia positiva del mercado internacional. Coincidió con una reevaluación sobre las perspectivas locales que se acoplaron más que proporcionalmente con subas de precios para los activos argentinos.
El índice Merval de acciones medido en “dólares libres” (CCL) desde inicio de año al 23 de julio había registrado una caída del 13%. En el mismo periodo el Bovespa, también en dólares, cayó 4% y el S&P500 17%. Los tres registraron recuperaciones desde esa fecha al viernes pasado.
En ese mismo periodo, los activos soberanos de renta fija de Argentina tuvieron un deterioro superior al de bonos de alto rendimiento (High Yield) globales y a sus comparables de mercados emergentes. Mientras que la variación desde inicio de año al 23 de julio para la deuda argentina fue del -41%, el índice bonos emergentes cayó 21%, el índice global de bonos de alto rendimiento 13% y los bonos del tesoro de EEUU 9% (de 7 a 10 años). Desde entonces al 4 de agosto los bonos argentinos fue del 23%, mientras que el resto subió el promedio 2,5%.
“Más allá de los movimientos de corto plazo el spread de la deuda soberana argentina sobre los bonos del Tesoro de Estados Unidos se ubica muy por encima del spread global de bonos Emergentes. Este diferencial, hace que las variaciones tiendan a ser más marcadas y, a veces, se perciban como exageradas”.