Pérdida de personería, un riesgo que juega en la estrategia del FdT cordobés

La semana pasada se reunieron por segunda vez los diputados y los partidos del espacio, casi todos del ala K. Se empieza a hablar del escenario 2023, mientras sobrevuela que algunos partidos podrían quedar sin personería si, como en 2019, no participan el año que viene de las elecciones provinciales.

Por Bettina Marengo

El Frente de Todos de Córdoba empieza a desandar su camino más complicado, el que lleva a las elecciones provinciales del 2023 con una mochila extra, fruto de su no presentación en los comicios del 2019, cuando el diputado Pablo Carro tuvo que bajar la lista que encabezaba por decisión del cristinismo nacional, que quiso darle una señal al gobernador Juan Schiaretti. Por ese interruptus, si los partidos que integran la alianza en Córdoba no se presentan en el turno electoral que viene, pueden perder la personería política por los proximos ocho años.

El riesgo recae en los partidos Frente Grande, Comunista, Solidario, de la Victoria, Nuevo Encuentro y el Partido del Trabajo y del Pueblo, todos de orden nacional que necesitan, además, sostener la personería en ocho distritos si quieren continuar siendo nacionales. Además de participar en los comicios, necesitan llegar al piso  del dos por ciento de los votos válidos para sobrevivir como partido, una jerarquía que en principio ninguno de los referentes está dispuesto a perder, aunque varios de ellos tampoco quieren sostener a cualquier costo. Afuera de la guillotina está el Frente Patria Grande, para el cual el 2023 sería la primera elección como partido político en Córdoba.

La situación es un dato más, pero no menor, que se tiene en cuenta por estos días en el Frente de Todos cordobés cuando se habla de la estrategia local para las elecciones que serán entre abril y junio del año que viene. El lunes pasado el espacio tuvo su segundo encuentro de partidos políticos y diputados nacionales, todos alineados al ala cristinista de la coalición, donde no se avanzó mucho pero quedó claro que las opciones son dos: una alianza con Hacemos por Córdoba o la presentación de una lista propia con candidatos propios.

Aunque aún no lo blanqueó, la diputada Gabriela Estevez, de La Cámpora, ve con buenos ojos un acercamiento al intendente Martín Llaryora, casi seguro candidato a suceder a Juan Schiaretti. La organización es nacional y no tiene por detrás un partido provincial con personería en riesgo.

Sus compañeros de banca en la cámara baja, Carro y Eduardo Fernández, no están hoy por hoy en la misma línea pro alianza. Pero nadie, ni ellos, ni los partidos más refractarios al PJ provincial, se atreven a descartar nada con tanta anticipación. Lo que no quieren los espacios que integran el mundo K provincial, y así lo expresaron los referentes que hablaron después de la reunión de  la semana pasada, es que con el riesgo de perder la personería se empuje a todos a un acuerdo electoral con Hacemos por Córdoba. Que por otra parte, no se sabe si el schiarettismo aceptaría, pese a que no le sobra nada para enfrentar a una oposición potencialmente unida. Depende de qué cálculo haga el oficialismo, si cree que gana sumando los puntos que le puede aportar el kirchnerismo histórico, o si evalúa que pierde por el contacto con los K en una provincia profundamente reactiva.

Nada tan lineal ni sencillo, muchos asumen que la lista propia también es un riesgo por el piso del 2 por ciento que exige la justicia electoral provincial para sostener la personería, sobre todo si hay que ir en soledad. La fallida experiencia del 2011 de Eduardo Fernández-Gabriela Treber es un cuco (la fórmula no llegó a dos puntos) pero también un aliciente porque fue una campaña en absoluta soledad.

No es un dato para nada menor lo que vaya a decir la dirigencia nacional sobre Córdoba, algo que todos los dirigentes traen a colación. En el caso de La Cámpora, la organización ya ha dicho que prioriza su objetivo nacional y que la provincia va a quedar subsumida a él, como sucedió en 2019.

Aunque no es convocado a las reuniones del FdT, tampoco está fuera del análisis el juego del intendente Martin Gill, quien el jueves lanza su propio espacio político para proyectarse a las elecciones provinciales del 23. El villamariense, como todos, no cierra opciones ni descarta una lista única, pero se juega a fortalecer lo suyo para negociar con Llaryora. De hecho, viene pidiendo al PJ que abra el juego y eventualmente dé improbables internas para definir candidaturas. Ahora falta ver cuántos intendentes y jefes comunales lo acompañan al acto que se realizará en un hotel en Villa María y cuantos firman el documento “interesante” que está elaborando para esa jornada.