Por Bettina Marengo
Sin acuerdo normalizador hasta ayer, y con la Regional Córdoba sosteniendo la conducción de José Pihén (SEP) hasta el año próximo, la jefatura de la CGT nacional enviará a Córdoba al triunviro Héctor Daer (Atsa) y posiblemente a Pablo Moyano (Camioneros), junto al titular de la UOM nacional y secretario de Interior, Abel Furlán, para intentar cerrar una nueva conducción de la central. “Acercar posiciones” entre la dirigencia local y el sector nucleado bajo el ala del metalúrgico Ruben Urbano y Pablo Chacón (Comercio), que cuenta con el respaldo del triunvirato nacional, afirmaron desde la organización madre.
El delegado de la central obrera nacional, Horacio Otero estuvo ayer en Córdoba y le confirmó al diario Alfil que la bajada de los pesos pesados a esta ciudad será a mediados de junio, entre el 15 o 16 del corriente mes. “La Regional Córdoba tiene que tomar el camino de la normalización que adoptaron las decenas de seccionales cegetistas de todo el país”, indicó, luego de la reunión que convocó en el predio de la UOM a la que fueron una docena de gremios.
En teoría, ayer finalizó el tiempo que se había establecido para armar una comisión que tenía como objetivo buscar la unidad entre los cegetistas cordobeses y los sectores opositores, y proponer una nueva conducción unificada, con todos adentro. En la práctica la comisión no funcionó y apenas se reunió una vez.
La Regional Córdoba desafía con que Pihén y sus adjuntos tienen mandato legal hasta el año que viene y destaca los más de 70 gremios, la mayoría confederados, con que cuenta, frente al puñado que tiene la diada Urbano-Chacón. “Nos quieren hacer creer que acá hay dos sectores”, criticó un dirigente de la conducción cordobesa. De todos modos, el proceso de regularización es algo que la CGT Córdoba se vio venir cuando la UOM Córdoba pasó a tener un cargo en la UOM nacional, que a su vez maneja la secretaria de Interior a la que pertenece Otero.
Del otro lado, señalan que el titular del Sep debe dar un paso al costado porque está jubilado como trabajador estatal y le endilgan su condición de legislador del PJ provincial. En concreto, quieren ubicar a referentes propios (se habla de Edgar Lujan, de Camioneros) en una puja donde no está afuera el control de las cajas ni el escenario político venidero.
Otero evitó hablar de intervención y dijo que esa idea es “un malentendido”, pero sostuvo que Pihén “no tiene un solo papel, ni documento ni diploma de la CGT nacional que le dé mandato en la Regional Córdoba”, y recordó que es la central nacional la que certifica las conducciones de todas las regionales y las inscribe en el Ministerio de Trabajo de la Nación. Córdoba, dijo, no está en esa nómina.
En línea con tensionar con Pihen, sostuvo que el veterano dirigente estatal “tiene asuntos pendientes que resolver” en torno a la federación de su gremio, condición sine qua non para integrar el secretariado general de una filial. “Los gremios no confederados no pueden conducir pero sí acompañar” en el proceso normalizador, manifestó.
La decisión de hacer bajar a Daer, Moyano y Furlán a Córdoba se conoció luego de que Pihén enviara una carta al triunvirato que también integra Carlos Acuña para poner en conocimiento “la nómina de gremios Confederados que han presentado ante esta Delegación Regional por escrito el aval de sus respectivas organizaciones nacionales”, es decir, que apoyan a Pihén. Se trata de una cincuentena alineada a la Regional Córdoba, cuya última incorporación, ayer, fue el Personal Jerárquico de Comercio, lo que le “pisa” un sector a Chacon.
“Advertimos sobre la inconveniencia de avanzar en cualquier intento de normalización que no las incluya”, indicó la carta, que según Otero implica la admisión de que la central cordobesa tiene que ser normalizada.