Por Gabriel Marclé

Incluso desde antes que Alfil anticipara de forma exclusiva la visita de Alberto Fernández a suelo cordobés, también aparecían señales que sugerían una posible escapada a la capital alterna provincial (y también nacional). Es que, días antes del aviso, los mensajes de referentes del Frente de Todos comenzaron a sonar más que antes y los frentes de obra de Nación en la ciudad aumentaron la marcha. Al parecer, se preparaba el terreno para una recepción presidencial.
Cuando las consultas sobre esa posibilidad aparecieron a comienzos de la semana, la devolución era negativa. “No hay ningún plan de visita Río Cuarto”, decían. Sin embargo, más cerca del jueves, las chances se incrementaron. “Es una posibilidad”, comentaban por Río Cuarto fuentes cercanas al Gobierno Nacional, mirando de cerca la obra de la Autovía Río Cuarto-Holmberg. Sin embargo, en horas de la tarde de ayer la respuesta fue contundente: “Solo irá a Capital”.
No puede decirse que la negativa haya causado decepción en el ámbito político local, ya que Río Cuarto ha quedado dentro de la trinchera cordobesista que se fortificó durante todo el año pasado. Por el contrario, en sectores como la Municipalidad de Juan Manuel Llamosas se percibía cierta sensación de alivio, especialmente después del ruido que apareció en el Mojica junto a los rumores de esa visita. Si el presidente venía a la capital alterna se viviría como un hecho destacado (sería la primera vez desde su asunción), aunque no dejaría de ser incómodo.
“Como cuando faltabas al colegio porque decías estar enfermo, me parece que Llamosas va a tener que hacer lo mismo cuando venga Alberto (Fernández)”, comentaba un importante dirigente del PJ regional. Es que, en medio del “operativo proyección”, el intendente riocuartense debía continuar comprometido con la estrategia del gobernador Juan Schiaretti y su sostenida tensión con el FdT.
El efecto que genera vincular a Llamosas con algún lugar del Gobierno Nacional es principalmente negativo, según puede observarse con los últimos encuentros entre las partes. De hecho, es tal el infortunio que las gestiones municipales en el ámbito nacional pasan casi desapercibidas. Claramente, el compromiso con el Panal es tan grande que se intenta soslayar cualquier muestra de afecto con el Gobierno de AF.
He aquí entonces el elemento que obstaculiza las incursiones del presidente en el Imperio. Para hacer pie en suelo del Imperio, Fernández precisaría de alguien que le abra la tranquera. Sin la predisposición del intendente Juan Manuel Llamosas, el mandatario no cuenta con la ayuda necesaria para sacar tajada de una visita a la ciudad. Pero “no se puede culpar de todo a la hostilidad”, demandan desde los espacios K del sur provincial.
Las obras sin mostrar
Si el plan de llegar al Imperio no hubiera estado sobre la mesa, no se verían aquellas “señales” a las que se hacía referencia más arriba. Justo esta semana en la que se rumoreaba la visita presidencial, la obra de la Autovía Río Cuarto-Holmberg evidenciaba cierto apresuramiento. De la misma manera, marchaban las obras de pavimentado en barrio Alberdi, trabajos financiados por Nación y promocionados -acá sin tapujos- por el intendente Llamosas.
Estos y otros frentes de obra eran motivo suficiente para que se produjera el arribo a la ciudad, además de intervenciones que se realizan en otros puntos de la región, donde se reparten los principales defensores del proyecto frentedetodista. “Hay mucho para mostrar, el tema es que se animen”, señalaba un dirigente regional del Frente de Todos, parte de la crítica que carcome el interior de la alianza.
Volviendo a Río Cuarto, el ofuscamiento se profundizó luego que AF cancelara toda posibilidad de visita en medio de la campaña por las Legislativas del 2021. El ejemplo clave se dio con la famosa Planta de Tratamiento de Servicios Cloacales, similar a la que Fernández recorrerá en Bajo Grande, cuando el Gobierno Provincial (inversor minoritario de la obra) le primereó un logro que podían haber utilizado para crecer entre el electorado.
Otra vez, el itinerario presidencial dejó fuera al sur cordobés, aquel que hace unas semanas se mostró más cercano a Máximo Kirchner y que tiene a La Cámpora como principal armadora. A las claras, Alberto Fernández se aferró a la excusa de la hostilidad y descuidó a los suyos en el territorio, algo que continúa motivando un murmullo crítico por donde flotan epítetos que cuestionan la falta de coraje en la recta final de su mandato.