En Argentina los autos son 33% más caros que en Brasil y 63% más que en México

La Argentina, Brasil y México se posicionan como líderes de la industria automotriz en la región. La Argentina es el tercer productor y uno de los 30 más importantes del mundo, con 435.000 unidades fabricadas en 2021. Pero hay diferencias en la posibilidad de acceso de los consumidores a los autos: en el mercado local son -como mínimo- entre 33% y 63% más caros.

México y Brasil están entre los diez países que más producen autos en el mundo, con casi tres millones y dos millones de unidades producidas, respectivamente. México está más centrado al mercado internacional, es uno de los cinco mayores exportadores y Brasil se focalizado en su mercado interno, uno de los diez más grandes del mundo.

El Instituto de Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Córdoba comparó los precios de los modelos más vendidos en los tres mercados con los precios informados por las propias marcas en los tres países, y tomando los precios en dólares a tipo de cambio oficial en todos los casos ya que es al cual importan y exportan las automotrices.

En el segmento de los Sedan, el Chevrolet Onix es el que mayor diferencia de precio presenta en promedio frente a Brasil y México; es entre 75% y 80% más caro. El Toyota Corolla es el que tiene menos brecha en ese segmento, 37% más caro que en Brasil y 84% más que en México.

El Fiat Cronos, el auto más vendido en la Argentina el año pasado, cuesta entre 40% y 49% más que en Brasil, dependiendo de su versión. Es así a pesar de que se fabrica exclusivamente en la planta cordobesa. En México, no se vende.

Entre los modelos más vendidos del segmento SUV están la Nissan Kicks y la Chevrolet Tracker. La primera se paga al menos 43% más en la Argentina que en Brasil y 63% más que en México. La Tracker cuesta 57% más que en Brasil y 69% más que en México. Las versiones full/premium de ambas SUVs cuestan la mitad en México que en el mercado local.

En el segmento de Pickups, la Argentina es más competitiva y eso se refleja en los diferenciales de precios con Brasil, que son menores que en el resto de los modelos: la Ford Ranger es 42% más cara localmente; la Volkswagen Amarok, 38% más y la Toyota Hilux, 33%. La situación con México es diferente, la diferencia se amplía a favor de ese país. La Ford Ranger es 79% más costosa en el mercado local; la Volkswagen Amarok, 109% y la Toyota Hilux, 118%.

Son varias las causas explican por qué en la Argentina los autos son más caros. Uno es el elevado nivel de protección arancelaria. La automotriz es una de las actividades más protegidas en el país junto al sector textil, lo que reduce el nivel de competencia, disminuye la oferta y aumenta los costos afrontados por los consumidores. Pero, si bien es cierto que este factor encarece el precio, Brasil y México también cuentan con aranceles altos para las importaciones por fuera de sus bloques comerciale.

Al margen de los aranceles, hay otras vías mediante para limitar importaciones, como las barreras no arancelarias. Con el regreso de las Licencias No Automáticas se restringen los ingresos por lo que cae aún más la oferta y la competencia interna, presionando al alza los precios.

A esto se suman las distorsiones existentes en el mercado cambiario por las medidas adoptadas por el Gobierno nacional que limitan el acceso a divisas para la importación no solo de bienes finales sino de insumos intermedios y bienes de capital, encareciendo el costo de la producción.

Los impuestos también se configuran como una de las principales causas explicativas de las altas diferencias en los precios con otros mercados de la región. Siguiendo a Acara, Adefa y AFAC, más de la mitad del precio final de un automóvil en Argentina se explica por impuestos, mientras que en Brasil la cifra ronda el 30%, y en México oscila entre 18% y 33%.

Desde el Instituto señalan que el Gobierno, en vez de avanzar en disminuir el peso de estas distorsiones, ratificó la limitación del acceso al mercado cambiario para la importación de autos, afectando de forma directa a los empleos de los 170 concesionarios y 300 talleres ligados directamente a las 25 marcas alcanzadas por la decisión.

Además del impacto laboral y productivo que este tipo de medidas genera, “se termina perjudicando a los consumidores, al limitarse la oferta, generarse desabastecimiento e incrementarse el costo de los autos afectados por la medida”, dice el reporte.

Con menos importados, los clientes se vuelcan a lo que hay de producción nacional y, con la industria automotriz con un elevado uso de su capacidad y limitada por la escasez de insumos, “no hay sustitución de importaciones” y, además, el auto está visto como una alternativa de inversión por lo que podría sumar presión a los precios.

El informe plantea que todas estas medidas significan un “ahorro marginal y relativo en términos de divisas, y dejan sin solucionar los problemas del bajo nivel de reservas, las distorsiones del mercado cambiario, y el deterioro del mercado externo”.

“Los problemas de la macroeconomía argentina no se pueden solucionar a nivel microeconómico con restricciones que dañan la actividad productiva y la generación de empleo genuino”, enfatiza.