Por Felipe Osman
En línea con el deseo que tanto el Ejecutivo como el propio Rubén Daniele comparten de que el cacique de los municipales retome en los papeles el control de un sindicato que en los hechos jamás dejó de manejar, la comisión salarial recibió de las autoridades municipales una propuesta que rápidamente consiguió aprobar por una holgada mayoría de las reparticiones.
Ese reajuste salarial se integrará en dos tramos: un 9,5 por ciento “en blanco”, léase, que impactará sobre todos los conceptos remunerativos de los empleados, y que recibirán a partir de la próxima liquidación, y una segunda cuota de un 9,45 por ciento de manera informal, a percibir con la remuneración de febrero, que recién se integrará a los conceptos remunerativos en abril de 2021.
En cuanto a la compensación que los municipales perciben por haber visto reducida su jornada, la misma también quedaría alcanzada por estos aumentos.
En suma, se trata de una recomposición en lo formal, equivalente a la inflación del período que busca reajustar, a saber, mayo-octubre, con el atenuante de que sigue corriendo de atrás la inflación, por el cambio que la actual gestión impuso al pasar a negociar semestralmente recomposiciones que durante la anterior gestión estaban atadas a la inflación y se efectivizaban mensualmente (y luego bimestralmente), en relación a un mix de índices que consideraba la medición del INDEC pero cuyo resultado final siempre terminaba siendo algunas décimas superior.
Sin embargo, el apartado más beneficioso para el oficialismo gremial, que pronto tendrá que pasar por las urnas, es que en paralelo al reajuste salarial se negoció el pase a planta (permanente, en algunos casos, y transitoria, en otros), de poco menos de 600 agentes.
Según la información difundida por el sindicato, todos los contratados que hubieran ingresado antes del 31 de diciembre de 2018 y cumplieran con los requisitos formales necesarios pasarían a planta permanente cuando inicie el año próximo.
Mientras que el resto de los contratados, ingresados desde el 1 de enero de 2019 en adelante, pasarían a integrar la planta transitoria del municipio (artículo 09), estatus que en los hechos les garantiza una remuneración equivalente a los empleados de planta permanente.
Estas incorporaciones bien pueden convertirse en el principal argumento electoral de Rubén Daniele en su cruzada por volver a quedar al frente de la Secretaría General del Suoem por más de un motivo.
El primero, se trata de 540 votos que casi con certeza respaldarán al cacique de la lista Verde al momento de jugarse su regreso al sindicato. Pero también -dada la conocida costumbre del Estado, en todas sus órbitas, de ceder a la presión de los sindicatos para incorporar a sus planteles a familiares de sus empleados- debe computarse el voto de padres, madres, primos, tíos, sobrinos y demás allegados de los beneficiados por los pases a planta. En fin, asuntos de familia.
Por otro lado, el peso relativo de esos respaldos resulta especialmente determinante en el actual contexto, ya que -a raíz de las pasadas derrotas- cientos de municipales se han desafiliado del Suoem en los últimos tiempos, achicando el padrón del gremio e incrementando el peso relativo de las recientes incorporaciones.