Cavagliatto y su primer festejo en Instituto (en básquet)

Federico Jelic

Al menos por un instante, en Alta Córdoba hubo festejos históricos. Instituto inscribió su nombre en la gloria como indica su apodo, con la consagración del básquetbol como campeón del torneo Súper 20 de la Liga Nacional, hito que contó no solo con cancha llena y un “Ángel Sandrín” repleto a pura identidad sino que también despertó emociones en algunos socios necesitados de alegrías. Es el primer logro de la gestión de Juan Manuel Cavagliatto, presidente hace no más de seis meses por renuncia de sus inmediatos superiores en la lista, aunque a pura acción logró en parte volver a hacer ruido en el mundo deportivo y dirigencial. Y no fue casualidad: fue producto de un proyecto de más de ocho años

Así y todo, los detractores no descansan. Mientras gran parte de los hinchas y la masa societaria agradece el campeonato en el básquetbol con la clasificación consiguiente otra vez a la Liga Sudamericana, una importante aventura internacional, no faltan las voces disidentes que hacen foco en el vaso medio vacío a la hora de analizar la realidad. Y la derrota ominosa en San Juan del fútbol por la Primera Nacional (mismo día de la final del Súper 8) fue la excusa perfecta para seguir fustigando sin piedad y sobre todo con la chicana favorita por parte de la oposición: “Instituto es fútbol, no básquet”, es decir, crecimiento del básquet en detrimento del fútbol.

De todas maneras no es un logro para menospreciar. Y a pesar del espinoso rumbo en lo futbolístico, desde el oficialismo dan algunas señales de reacción y cambio de timón, con la contratación del manager Federico Bessone, un nacido en La Agustina, de trascendente y destacada trayectoria en las divisiones formativas de Belgrano. Una contratación con voluntad de cambiar de página y recuperar la gloria perdida, una apuesta que denota necesidad y obligación de cambio para estar a la altura de los pergaminos que la institución merece.

Básquet de oro, a puro proyecto

Un sábado con las dos caras de la moneda. La vuelta olímpica en el básquet por la mañana y la derrota sin alma en San Juan ante San Martín en el fútbol por la tarde, con escasas horas de diferencia. Y el presidente, presente en el básquet ya que Instituto fue sede de la fase final, con el agregado que terminó siendo campeón. Pero del fútbol parece que nadie se ocupa o mejor dicho, ya quedó casi olvidado mientras transita con penurias los últimos partidos de la olvidable campaña Primera Nacional. Ahí radica el enojo aunque poco ya se puede hacer para revertir la olvidable performance del equipo, soñando todos que termine la pesadilla de una vez. Ya sin esperanzas de ningún tipo, queda la asignatura pendiente por parte de la dirigencia justo en un año electoral. Y Cavagliatto es consciente de eso, como también es cierto de que no fue el encargado de armar al plantel ya que asumió tras las renuncias del presidente Roberto Castoldi y el vice Mariano Carbonari. Se dio todo de una manera tan anti natural que era lógico y hasta previsible un final poco feliz como el actual.

Sin embargo, Cavagliatto no se rinde. Casi en silencio acomodó relaciones con AFA, mantiene diálogo permanente con el titular del fútbol argentino Claudio Tapia y apunta a cambiar y dar el golpe drástico la campaña que viene. En eso justifica la contratación de Bessone como manager (negociando con Gustavo “Sapito” Coleoni para que sea el DT) más la creación de la secretaría técnica y la visoría (en proceso) sabiendo que los triunfos en el básquet no le alcanzarán del todo para cubrirse de los cuestionamientos. Instituto es fútbol por sobre todas las cosas y ese será su máximo desafío.

No obstante, a la par, el ahora conductor del club sigue trabajando en relaciones públicas, aspecto que Instituto tenía un poco postergado. La presencia del intendente de la ciudad Martín Llaryora entregando los premios y valorando su gestión habla de un importante cambio en la relación. Llaryora se sentó los dos últimos partidos al lado de Cavagliatto, con la imagen final de un apoyo más a su mandato por encima del equipo de básquetbol. En eso, punto a favor teniendo en cuenta que también acompañaron desde la Municipalidad el Director de Deportes Medardo Ligorria y también Miguel Siciliano, Secretario de Gobierno del municipio. Desde lo político, va sumando adeptos y reconocimientos para fortalecer su proceso que sigue en ciernes y con más responsabilidad de lo habitual.

Ya de diversos sectores valoran su ambición y capacidad de acción, luego de las inestabilidades que persiguieron a Instituto con los presidentes en los últimos años. Solo Gastón Defagot completó su mandato, en medio de una serie de renuncias y adelantamientos de elecciones de otros dirigentes, como dejando en claro que ser presidente de Instituto no es para cualquiera ni tan sencillo como parece. En eso Cavagliatto da la cara y es verdad de Perogrullo que apuntará a ser elegido por los socios en las urnas en los venideros comicios, con la promesa de levantar vuelo en el fútbol. Mientras algunos opositores mantienen reuniones en busca de un cambio de timón, el hombre fuerte del básquetbol buscará quitarse ese mote en busca de convertirse en un dirigente “integral” con todas las áreas, con la consigna de que Instituto vuelva a los primeros planos nacionales. Del fútbol, claro, de eso hablamos. En básquet ya lo consiguió hace rato, pero sabe perfectamente de que su gestión será más valorada por lo que suceda en el fútbol que por las conquistas con la pelota naranja. Ante eso no podrá escapar del todo, aunque afronta ese ese reto con madurez, mientras a la par arma su banca política para que ladrillo a ladrillo pueda torcer la mala racha y lograr fortalecer su poder.