Comupro, cada vez más lejos de Juntos por el Cambio

Su titular, Marcelo Bustos, anticipó a Alfil que la liga de intendentes que representa aspira a conformar un espacio propio para competir en 2023, por fuera de la alianza macrista y radical. Analizan alternativas para este turno electoral y ratifican su buena relación con el gobierno de Juan Schiaretti y el de Alberto Fernández.

Por Yanina Passero

El conocimiento del territorio y la capacidad de movilización que tienen los intendentes, son cualidades que redoblan su cotización cuando comienzan a montarse las bambalinas electorales. Es común escuchar en esta época, cómo los dirigentes -que aspiran a ocupar expectable lugar en la boleta de diputados o senadores- exhiben cifras sobre la cantidad de jefes comunales que les responden. Pareciera que el pelotón reunido es directamente proporcional a sus chances de aparecer en la boleta.

El macrismo cordobés intentó unificar a los responsables de gobierno locales en lo que se llamó la Comupro. Lanzada por el entonces intendente de Jesús María, Gabriel Frizza, intentaba ser el alter ego del Ente de Intendentes de la UCR. El perfil de la organización fue mutando conforme a los juegos políticos de su fundador que trabajó con esmero para Mauricio Macri –siendo reconocido el esfuerzo con su banca de diputado-, pasando por una postura crítica que coincidió con su cercanía a Emilio Monzó, el desterrado por el duranbarbista Marcos Peña.

En esa última escala, crítica con el macrismo (no con Macri, si se permite la insustancial diferenciación), se dio la renovación de autoridades de la Comupro. Marcelo Bustos, el intendente vecinalista de Salsipuedes, le ganó al ultra amarillo de Marcos Juárez, Pedro Dellarossa, gracias al respaldo de Frizza y el ahijado político de Monzó, Nicolás Massot.

La derrota de octubre impactaba en la liga de intendentes (antes asociados directamente al PRO, pese a la convivencia de otros sellos partidarios) con un giro hacia el vecinalismo. Comenzó a profesarse la necesaria idea de llevarse bien con todos, especialmente con el peronismo de Juan Schiaretti, también con el de Alberto Fernández, porque se imponía la gestión a la militancia de los particulares.

Esta tendencia a abrir las relaciones por afuera de Juntos por el Cambio iba en sintonía con lo planteado a nivel nacional por el tridente compuesto por Monzó, Massot y Rogelio Frigerio. Al parecer se profundizará en lo que sigue porque Bustos anticipó a Alfil que en el 2023 están dispuestos a jugar como fuerza propia, por fuera de Juntos por el Cambio. Ha mantenido conversaciones y reuniones con la mayoría de la treintena de integrantes para explorar la posibilidad, incluso, adelanta que no descartan juego propio para este turno electoral.

Si esto sucede, el PRO se queda, al menos en lo formal, sin un foro que represente a los intendentes afines o que podrían trabajar para sus objetivos en las legislativas y dentro de dos años. ¿Cómo puede explicarse este pronunciamiento? Es probable que mucho tenga que ver con la historia reciente de su padre fundador.

Cabe recordar que el poder territorial de Frizza fue desafiado por el macrismo “duro” en el departamento Colón. Su candidato, el concejal de La Calera, Ariel Mealla, perdió por 39 votos la interna departamental contra Benjamín Buteler, un extrapartidario que aceptó la propuesta del think tank macrista, el G25, y ocupó el lugar que quería un dirigente PRO de la zona, Martín Roca. Un total de 786 afiliados se acercaron a las mesas habilitadas en Jesús María, Villa Allende, Saldán, Mendiolaza, Unquillo, Río Ceballos y La Calera. Por Buteler votaron 412 personas y por Mealla, 373.

Esa noche, Frizza manifestó su enojo con los suyos, cuando en realidad le mezquinaron el apoyo desde Buenos Aires. El propio expresidente Macri se metió al barro para desactivar la interna en Villa Allende, tierra de su amigo personal, el intendente Romero.

Como sea, todo parece indicar que detrás de la declaración de independencia de Bustos se esconde la nueva jugada de Frizza que, antes de la interna, había manifestado su deseo de seguir ocupando la banca que conquistó gracias a la buena relación que supo tener con el fundador del PRO de Buenos Aires.