La inflación de febrero no fue una sorpresa, alcanzó el 3,6% y pone en jaque la proyección del ministro Martín Guzmán de 29% para todo el año. Sólo en el primer bimestre acumula 7,8%. El piso de la suba de precios supera el 3% mensual desde el último trimestre del año pasado y en el Gobierno ya admitieron la preocupación.
En los últimos 12 meses la inflación avanzó 40,7%. El indicador núcleo, que elimina precios regulados y estacionales, fue de 4,1% en febrero. El capítulo de Alimentos y Bebidas, el que más pesa en el índice de precios y el mayor desvelo gubernamental, subió a 3,8%.
La división Transporte marcó un alza de 4,8%, por –según el comunicado oficial- las subas en la adquisición de vehículos y en combustibles. “Mientras que en el caso de Equipamiento y mantenimiento del hogar (4,6%) incidieron incrementos en artefactos grandes para el hogar, bienes no durables para el hogar y servicios domésticos y para el hogar”, agrega el Indec.
Por su parte, la división Restaurantes y hoteles (5,4%) fue la de mayor aumento en el período. “La suba estuvo impulsada por incrementos observados en restaurantes, bares y casas de comidas, y parcialmente compensada por bajas en servicios de alojamiento”, indica el informe.
A su vez, las divisiones Comunicación (1,8%) y Educación (0,1%) fueron las de menor incremento mensual en febrero. “En parte producto de las subas más moderadas que mostraron estas dos últimas divisiones, los Servicios (2,5%) aumentaron menos que los Bienes (4,0%)”, añade el organismo oficial.
En diciembre y enero, el IPC había marcado un techo de 4% mensual, lo que implicó que febrero -un mes estacionalmente bajo- mostrara una desaceleración de la inflación, pese a que marzo -estacionalmente elevado- daría marcha atrás a ese freno, según la estimación que hacen las consultoras privadas.
Las últimas proyecciones de los consultores privados que se revelan en el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central calculó que este año la inflación rondaría el 48,1%. Los privados sostienen esos números mientras desde el oficialismo se sigue trabajando con el 29% incluido en el presupuesto.
En ese sentido, el ministro de Economía, Martín Guzmán, anticipó días atrás en una disertación en Catamarca que el BCRA comenzó en febrero a ralentizar la depreciación del peso (habría sido de 2,9% el mes pasado) e indicó que, en este mes, la misma sería incluso más lenta, tendencia que se irá profundizando en el año. El tipo de cambio nominal peso-dólar proyectado promedio del mes de diciembre de 2021 en el presupuesto es de $102,4, lo que implica una apreciación del dólar menor a la inflación prevista (25%).
Hace unos días, en Catamarca, Guzmán dijo que la inflación es “un mal que afecta negativamente al funcionamiento de la economía, distorsiona las decisiones de inversión y genera una economía bimonetaria”. En resumen, “hace que nadie tenga confianza en la moneda”. Para resolver el problema, agregó: “Debemos tener un esquema dual con la política macro que hay que ir ordenando, y con la gestión del Estado para mejorar la coordinación de las decisiones económicas y un alineamiento de las expectativas con aquello que la macro nos dice que puede ocurrir”.
“Los distintos acuerdos salariales están cerrando en la línea de lo que el presupuesto establece. Se está dando una situación en la cual los sindicatos están confiando en la política del Gobierno a la hora de definir la pauta salarial y en el compromiso del Gobierno de asegurar condiciones para que el salario real suba. Es importante que las empresas también hagan su parte a la hora de sentarse a trabajar en la coordinación de políticas de precios y salarios”, añadió. La velocidad de los precios en los primeros meses del año dejaría a los salarios nuevamente por detrás.
Como herramientas el Gobierno sigue aplicando acuerdos de precios, como el que logró para la carne y el de los Cuidados. Además, sigue la discusión interna de cómo gestionarán las tarifas ya que se trata de otro factor que puede pisar o acelerar la inflación.