Por Javier Boher
javiboher@gmail.com
Pasamos a la segunda mitad de noviembre y todavía estamos sin novedades respecto a la vuelta a la presencialidad escolar. Es verdad que los docentes han trabajado mucho y los alumnos han puesto más que en un año habitual para mantenerse escolarizados. Sin embargo, la voluntad por sí sola no es suficiente.
Hoy, tras ocho meses de virtualidad, el año educativo se encuentra perdido. No importan los esfuerzos que pusieron padres, docentes y alumnos: los niños y adolescentes no han recibido la misma formación que si se hubiesen insertado en un espacio ajeno -en mayor o menor medida- a los problemas domésticos y las dinámicas familiares.
La escuela es un agente de socialización fundamental para el desarrollo de la personalidad. Aprendemos a ser evaluados según nuestras capacidades en lugar de ser escrutados por nuestros familiares en evaluaciones teñidas por la subjetividad de las emociones y los afectos. Conocemos a gente de otras realidades, incluso cuando en general sus condiciones de vida puedan ser similares. Aprendemos normas y valores diferentes a los que pueden enseñar nuestros padres, así como también se aprende a convivir con otras personas y con la diversidad en todas sus acepciones.
Pese a ello, hay quienes que la educación puede ser limitada solamente a la instrucción, a la transmisión unilateral de conocimientos. Videos, guías de preguntas, encuentros por zoom, nada de eso puede reemplazar al encuentro personal, a través del cual se establece un vínculo entre docente y alumno que deja recuerdos y huellas perdurables (sean tanto referencias positivas como negativas).
Polémicas
Anteayer la polémica de las redes sociales giró en torno a unas declaraciones de la ministra de educación porteña, Soledad Acu-ña, que trazó un perfil del docente que le valió críticas desde los sec-tores que se oponen a su espacio político. Es llamativo que tanta gente haya podido decir cosas tan buenas y tan lindas sobre el rol docente sin reclamar, a su vez, por un regreso ordenado a las aulas (cosa que en algunos distritos ya está ocurriendo).La provincia ha definido una serie de medidas y protocolos que no dejan en claro qué va a pasar el año que viene.
Se sabe cómo se va a terminar este año y más o menos cómo va a empezar el ciclo lectivo 2021. Sin embargo, nada se sabe respecto a los plazos que queda por esperar para la vuelta a las aulas, quiénes tendrán prioridad o cómo se combinará con la virtualidad.
Muchos de los pedidos de los gremios docentes han girado en torno a las condiciones mate-riales en las que los maestros y profesores tuvieron que dar sus clases a distancia: falta de medios tecnológicos, abonos de internet más caros o falta de mobiliario adecuado para preservar la salud fueron algunas de las observaciones más habituales.