Jubilados en zugzwang (cualquier futuro es a la baja)

Los jubilados viven en un eterno zugzwang, posición ajedrecística en la que, obligado a mover, el jugador solo puede empeorar su posición en el tablero. No importa cuál sea el cambio que asoma en el horizonte, de seguro promete hambre para hoy y pan para mañana, pero para un mañana que, si no por la proverbial afición de los viejos a morir, por la constante mutabilidad de las leyes argentinas, nunca llega.

Por Felipe Osman

Como las reglas de la buena hospitalidad lo demandan, el Frente de Todos decidió esperar a la delegación del Fondo Monetario Internacional que aterrizó ayer en el país para avanzar en la renegociación de sus acreencias con la mesa puesta: un nueva fórmula de cálculo para la actualización de las pensiones y haberes jubilatorios que, según se apuntó desde Economía, obraría la asombrosa alquimia de recomponer las jubilaciones a la vez que reduce el déficit previsional.

Atentos. Aunque así lo parezca, no se trata del descubrimiento de un nuevo teorema matemático que, a contramano de lo que la aritmética ha postulado hasta el momento, haga realidad el mito cristiano de la multiplicación de los panes. Lamentablemente no.

Hablamos en realidad de algo mucho más pedestre y ya por demás conocido. A saber, una nueva argucia del oficialismo de turno para presentar como beneficioso para los jubilados algo que, si parte de beneficioso tuviere, será a costas y no en favor de ellos.

En resumidas cuentas, y después de haber controlado la evolución de las jubilaciones y pensiones a decretazo limpio durante todo el 2020, el Frente de Todos propone volver a la fórmula que el macrismo derogó en 2017, cuando dispuso que el índice de inflación tuviera incidencia en cálculo de reajuste. Desde luego, el propósito entonces era el mismo que ahora: reducir el déficit del sistema previsional. Y el argumento interpuesto era también similar: lograr la recomposición de las jubilaciones y pensiones en el largo plazo.

Ahora bien, ¿qué es lo que se interpone siempre entre la buena voluntad de los oficialismos y la recomposición del poder adquisitivo de los jubilados? Pues precisamente eso: el largo plazo.

Cuando Cambiemos modificó la fórmula de cálculo de los haberes jubilatorios lo hizo para generar un recorte de 100 mil millones de pesos, aunque con la promesa de que la ponderación de la inflación en la fórmula redundaría, a la larga, en un beneficio para los jubilados.

Pero cuando el esfuerzo estuvo hecho, y llegó el momento de ver reflejada la ventaja prometida, ¡zaz!, otro cambio. El Frente de Todos asumió y decidió suspender la fórmula macrista por traidora a la patria e insustentable. En lugar de ella, y en honor a la emergencia, dispuso congelar el reajuste automático de las jubilaciones, que desde entonces quedó sujeto a lo que el buen juicio del Ejecutivo decidiera conceder.

Ahora, en las vísperas de una nueva renegociación con el Fondo Monetario Internacional, vuelve a proponer un mecanismo de reajuste que promete, allá a lo lejos, compartir con la tercera edad los beneficios de un crecimiento que, de momento, sólo figura en los interesados pronósticos de los más optimistas funcionarios del Gobierno.

En resumen, los jubilados viven en un eterno zugzwang, posición ajedrecística en la que, obligado a mover, el jugador solo puede empeorar su posición en el tablero. No importa cuál sea el cambio que asoma en el horizonte, de seguro promete hambre para hoy y pan para mañana, pero para un mañana que, si no por la proverbial afición de los viejos a morir, por la constante mutabilidad de las leyes argentinas, nunca llega.

En el medio, y para amenizar, habrá un sinfín de encendidas alocuciones en el Congreso en las que los paladines de la oposición y el oficialismo enrostrarán a sus adversarios una total falta de compasión por la tercera edad y se arrogarán ser los verdaderos defensores los jubilados, a la vez que ensalzarán el cálculo que propone (o propuso) su espacio denunciando que el anterior (o el próximo) representa una vil traición a los más vulnerables.

Disipada la polvareda que levanten semejantes tenidas discursivas quedará un nuevo ajuste a los viejos. La enésima refinanciación de una deuda que seguramente el sistema previsional jamás pagará a los jubilados de ayer, de mañana, ni de hoy.