Doble táctica: rigor en controles, sin pánico pandémico

Por Gabriel Marclé

Camilo Vieyra, secretario de Gobierno de Llamosas

El riocuartense promedio se mueve entre dos realidades paralelas que se alternan de acuerdo a las circunstancias. Por un lado, experimenta un escenario de preocupación que se alimenta de la sucesiva aparición de contagios por Coronavirus. Por el otro, se expone a las señales de una campaña política que lo llama a participar de las próximas elecciones.

Más allá de una realidad sanitaria que se impone, las idas y vueltas de la contienda electoral venidera generan un interés equiparable con la generada por la agenda del Coronavirus. En ese sentido, el oficialismo local combate virus con anuncios. Saturado por las demandas sanitarias, el Gobierno municipal se esfuerza en repuntar una estrategia más cercana a los tiempos en los que el Coronavirus parecía un mito, algo que jamás llegaría al nivel que finalmente alcanzó en el presente.

En la mañana del martes, Juan Manuel Llamosas pudo cumplir con uno de los objetivos trazados en la etapa final de su gestión. Con la presencia de importantes funcionarios provinciales, el intendente riocuartense cortó el listón de la etapa más avanzada dentro de la puesta en valor del Centro de Salud Municipal.

El mandatario tachó de su lista a una de las obras insignia de su plan electoral, evitando dejarse llevar por la tendencia alarmista. De hecho, tanto él como los funcionarios que lo acompañaban evitaron centrarse en las cuestiones puntuales del escenario sanitario local. Más de un cronista de exteriores se retiró de la conferencia entre refunfuños, ya que el ministro de Salud provincial, Diego Cardozo, esquivó deliberadamente a la prensa para ahorrarse el disgusto de tener que responder a los focos de conflicto que genera el Covid-19 en Córdoba.

La agenda del intendente continuó junto al funcionario provincial, ahora sí enfocado en anuncios que responden a la actualidad pandémica. En la Universidad Nacional de Río Cuarto dieron luz verde al convenio que permitirá realizar testeos en las instalaciones de dicha institución. Además, siguió de cerca la puesta en marcha del programa Identificar, con testeos masivos a personal de riesgo.

En cada intervención, tanto Llamosas como sus funcionarios dejan en claro que existe una gran preocupación por el avance del virus. Sin embargo, el plan que está en marcha buscará centrarse en el futuro, ya que el presente trae consigo una serie de complicaciones que pueden poner en riesgo el tan ansiado objetivo de lograr la reelección.

“Que no cunda el pánico”

“El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”, frase de Winston Churchill que se va convirtiendo en el mantra de los mandatarios que aspiran a salir airosos luego de atravesar un escenario crítico. Estas palabras toman un significado especial para Llamosas, quien busca diferir la preocupación y concentrarse en hacer lo necesario para lograr su segundo mandato. No será tarea fácil tratar con el Río Cuarto post-pandemia.

La etapa final de campaña fue dirigida desde la “mesa chica” de la gestión municipal. Allí destaca Camilo Vieyra, secretario de Gobierno, funcionario que forma parte del selecto grupo de colaboradores directos del intendente, una voz fuerte en los rumbos de Gobierno. De esta manera, la Municipalidad permanecerá abocada a frenar el avance del virus, pero impondrá acciones que ayuden a reducir el pánico, algo así como “bajarle el precio” a la pandemia.

Desde la óptica oficialista, actuar de esta manera no significa restarle importancia y negar los peligros del escenario actual, como lo hicieron los exponentes anti-cuarentena durante la marcha del pasado 17 de agosto. La búsqueda consiste en quitarle el rol preponderante y la absoluta dominancia sobre la agenda pública, que la ciudadanía sepa que se viene una instancia definitoria que marcará el rumbo de la región más allá del Coronavirus.

Que no se malentienda: La mayor parte de las acciones del Ejecutivo permanecen enfocadas en la operativa sanitaria. Pero el obvio desgaste de los últimos meses motivó la puesta en marcha de un operativo especial, una especie de “desinfección de campaña” que le quite protagonismo al Covid-19.

Sobreactuación

El 9 de julio pasado se lo vio a Gabriel Abrile, candidato de Somos Río Cuarto, acompañando a quienes se manifestaron con consignas “anti-cuarentena”. El intento por captar la atención de un sector que podría beneficiarlo en las próximas elecciones expusieron una fuerte contradicción: como médico, se mostraba junto a los negadores de la pandemia. El rebote de esa intervención provocó un cambio de postura, con un Abrile que comenzó a mostrar actitudes que van en consonancia con su rol sanitario.

Es también el caso de protagonistas como Pablo Carrizo, del Frente Política Abierta, quien hace unos días trató a los funcionarios municipales de “parásitos” que “cobraron sueldo de arriba” producto de la postergación electoral. Desde el oficialismo restaron importancia a los dichos, señalando que se trata de “una actitud demagógica”.

Pero las poses también afectan al llamosismo, con un claro manejo del marketing en función de su postura preventiva -el llamado “protocolo selfie” en los controles de las rutas- y sofocando los pequeños incendios que afectan a su política sanitaria. Por esta concreta razón, el Gobierno evita hablar de “brotes”, cuando todos los días se conocen no menos de diez casos nuevos y las proyecciones indican que todavía no se llegó al pico de casos.

El intento de “no exagerar” puede explicarse por la cercanía del proceso electoral y la intención de avanzar con la fecha estipulada. “La ciudad necesita definir qué ocurrirá con la Municipalidad los próximos cuatro años”, señaló un integrante de la gestión llamosista, promotor del 27/9 como fecha definitiva de los comicios.

Lo cierto es que, por fuera de los intereses electoralistas, la situación epidemiológica se sigue complicando. Primero los sanatorios y el Hospital, luego los comercios, ahora el Banco Nación, sectores que han reducido su actividad producto de la aparición de casos. El “contacto estrecho” se volvió una pesadilla, con cientos de testeos al día y la sensación de que “lo peor está por venir”.

No hace falta que la oposición se esfuerce en imponer la pandemia como eje principal del debate electoral. El virus marca el ritmo de cada acción. Si hasta el principal rival de Llamosas terminó metiéndose en la agenda, con las sospechas de un supuesto contagio.

Finalmente, el equipo de prensa de Gabriel Abrile emitió un comunicado en el que informaron que el hisopado dio negativo, aprovechando para apuntar que el médico cumplía su tercera guardia semanal “fruto de las bajas permanentes de personal que se producen a diario en el sistema sanitario”, un dardo directo al Gobierno de Córdoba y su manejo del Hospital.

Las chicanas no cesan y escasean los debates reales. Cada cual prosigue con su estrategia de campaña, alejándose gradualmente de los discursos exclusivamente sanitarios. Quedan muchas dudas respecto a cómo se desarrollarán las elecciones, primordialmente el “cuándo”. Sin embargo, los candidatos reconocen que las urnas están más cerca que nunca.