Por Yanina Passero
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Las banderas del federalismo se mantuvieron izadas durante varios años en los mástiles de El Panal. Los gobernadores de Hacemos por Córdoba, José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti, apelaron a una disputa histórica entre el interior y Buenos Aires para ensalzar sus diferencias con la Nación, en especial durante los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner.
Términos como “cordobesismo”, la isla, o el vivir y producir con lo nuestro, son esas huellas discursivas que dejaron los largos combates del Gobierno de Córdoba con la Nación. La pandemia de coronavirus hizo su magia y logró que el peronismo cordobés y el presidente Alberto Fernández ingresaran en una nueva normalidad, basada en la cooperación y las buenas formas. Sin dudas que las necesidades de caja o de respaldo político operan como un bloqueador de rencores del pasado.
Schiaretti ya dio señales concretas de que la provincia no es solvente, como señalaron una y otra vez los opositores antes de la crisis mundial que detonó la aparición del coronavirus. El intendente Martín Llaryora se vio despojado de esa cobertura económica que prometían en campaña y los problemas profundos del Palacio 6 de Julio explotaron en su cara de la misma forma que los sufrieron sus antecesores no peronistas. En soledad.
La exageración permite entender por qué Llaryora pronunció un fuerte discurso contra la Nación en el marco del conflicto del transporte urbano que ya cumplió 20 días. Fue empujado por la crisis a enarbolar las estrofas federalistas, justo cuando la Provincia logra una relación estable, impensada con el peronismo kirchnerista sólo con remontarse a la estrategia de neutralidad del gobernador en las elecciones presidenciales del año pasado. Pero bajo ningún punto debe leerse como un desmarque, una ruptura. Al menos por ahora.
Llaryora tiene fuertemente amenazada la paz social en la ciudad tras el recorte salarial al Suoem y la falta de fondos para pagarles a los choferes del transporte nucleados en UTA. Sólo la cuarentena está dilatando (y a medias) el estallido de sindicalistas y empleados en las calles. La Provincia no podrá asistirlo en un problema que requerirá la restructuración del servicio durante y luego de la emergencia sanitaria. Aumentar el boleto sería un suicidio político. La Nación, que apela a la emisión para sostener el agrandamiento del Estado, cerró el grifo, so pena de reproducir el esquema crónico de discriminación en el reparto de fondos entre la Capital Federal y el área metropolitana de Buenos Aires y el resto del país.
Llaryora cuestionó que sólo uno de cada diez pesos de aportes del Tesoro Nacional llegue a los esquemas de transporte de las grandes ciudades del interior, pero distribuyó culpas al rescatar el elemento histórico de esa inequidad. “No es un tema local de gestión o que los empresarios de allá son muy ingeniosos. El problema es de hace años porque hay una distribución inequitativa del Gobierno nacional”, dijo Llaryora a Cadena 3.
Y es verdad, hasta el expresidente Mauricio Macri, que se jactaba de ser un federal, congeló partidas no reintegrables para todo el país, menos para los servicios que de los distritos que comandaban en ese momento Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal.
Llaryora admitió que el diálogo actual con miembros de la Casa Rosada no prosperó. “A algunos les queda cómodo este esquema. Sé que levantar la voz en estos casos es difícil y puede traer problemas, pero estamos defendiendo los intereses de Córdoba y el interior”, fustigó. De todas partes, cooperativiza el reclamo por una ampliación o redistribución de subsidios al pedir el apoyo de sus pares.
De hecho, ayer por la tarde, Llaryora mantuvo una teleconferencia con los responsables de Rosario, Pablo Javkin; de San Carlos de Bariloche, Gustavo Gennuso; y de Santa Fe, Emilio Jatón. Según se informó oficialmente, “los intendentes coincidieron en la necesidad de avanzar, a través del diálogo, que desde Nación se envíen más recursos para el transporte urbano de cada ciudad”.
“Las ciudades del interior quieren que los recursos para el transporte sean más federales y equitativos”, insistieron. De ahora en más, Llaryora intentará fortalecer esa red federal para presionar por soluciones a largo plazo.
“El transporte público es el servicio que más iguala. No podemos aumentar más las tarifas ni mantener el esquema. ¿Por qué? ¿Por una avivada o una decisión política? Estamos en un momento de crisis y son oportunidades para discutir temas de fondo”, uno de los párrafos más críticos al respecto.
Insistió con la unidad como único camino: “Tenemos que estar juntos, Gobierno, empresas y trabajadores, y decir que no funcionaremos hasta que no tengamos un esquema federal y el boleto sea el mismo, porque la plata es de todos”.