Bettina Marengo
Nuevamente Alberto Fernández suspendió lo que iba a ser su primera visita a Córdoba como presidente de la Nación, y otra vez la foto con el gobernador Juan Schiaretti quedó pendiente. Es la segunda vez en menos de veinte días que se frustra la visita presidencial: el 2 de mayo iba a venir a recorrer Tecme, una de las dos pymes que le vende a la Nación los respiradores mecánicos para pacientes graves de Covid-19, pero la movida quedó enredada en reclamos de pagos adeudados.
Desde que comenzó la cuarentena por la pandemia del coronavirus, el jefe de Estado se ha mostrado junto al gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, y al jefe de gobierno porteño, el cambiemista Horacio Rodríguez Larreta. Todo alrededor del AMBA y de los intendentes del conurbano bonaerense, donde la tregua política finalizó cuando subió la mortalidad del Covid 19 y la crisis económica se hizo más visible. Entonces, empezaron los cruces políticos por los controles y las flexibilizaciones del aislamiento obligatorio.
La bajada a la ciudad de Córdoba comenzó a tomar forma el lunes a la noche en la mesa política de la Quinta de Olivos, donde funciona el gobierno nacional desde el inicio de la emergencia sanitaria. Salir del mapa de calor de AMBA y federalizar el concepto de “nueva normalidad”
La idea era reflotar la visitar a Tecme, en la zona norte de la Circunvalación, y recorrer la planta de la automotriz Volkswagen, ubicada en la zona sur de la ciudad. La línea es dar un mensaje de apoyo a la producción nacional y a la actividad industrial en general, que está operando bajo la nueva normalidad de la pandemia. Y de paso recordar que, en muchos casos, el estado está costeando el 50% de la masa salarial de las empresas, a través del Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y a la Producción (ATP).
Pero en la Casa Rosada se toparon con el peor momento político y sanitario del gobierno de Juan Schiaretti desde el inicio de la pandemia. La “crisis de retroceso” a la fase 3 de la cuarentena en la Capital, y la polémica por la ausencia del gobernador (que hoy volvió a centrarse en escena) y de quien viene conduciendo el COE, el vicegobernador Manuel Calvo, para comunicar la situación, condicionaron los planes presidenciales. El escenario podía jugarle en contra Alberto, en una provincia donde, si bien levantó mucho su imagen positiva, juega de visitante y bajo lupa.
A esto, se sumó que hace dos semanas no hay transporte urbano en la ciudad y casi un mes que no circula el servicio interurbano. Ambos sistemas reclaman aportes extraordinarios de la Nación: otro tema que podía estallarle al jefe del Poder Ejecutivo. Y entre los motivos del retroceso, también sonó el conflicto entre la Municipalidad de Córdoba y los empleados del Suoem por el recorte de sueldos y haberes impulsado por el intendente Martin Llaryora, decisión que el Frente de Todos cordobés no avala.
En cualquier caso, la visita implicaba fomentar un movimiento importante en una ciudad en cuarentena estricta, donde solo están habilitadas actividades esenciales y los comercios de venta de alimentos y farmacia.
Desde el entorno de Alberto Fernández aseguraron que se produjo una “reprogramación” del viaje. “Más adelante iremos a otra actividad”, sostuvo, sin precisar fecha, un colaborador del mandatario. En cambio, desde las oficinas de Prensa del Centro Cívico respondieron que “nunca” tuvieron en agenda la visita del presidente, y que fue un tema que salió “de Buenos Aires”. En tanto, los referentes del albertismo provincial que hablaron con este diario resaltaron que el mandatario “tiene ganas de venir, hace rato”, pero que no está saliendo más que a viajes cortos.
Lo cierto es que Alberto Fernández visitó ayer la planta de Volkswagen de General Pacheco, provincia de Buenos Aires, junto al gobernador Kicillof y Malena Galmarini, titular de Aysa, que retornó a la producción con un nuevo protocolo de seguridad sanitaria.
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