Por Bettina Marengo
Es momento de unión y no de peleas, afirman los peronistas cordobeses encolumnados en el Frente de Todos, para dejar en claro que no hay intención de meter cuña en el bloque de intendentes del PJ provincial, pero sí de acumular capital político de la mano de los caciques territoriales.
Desde la formación del Frente de Todos a nivel nacional y particularmente desde la llegada de Alberto Fernández a la Casa Rosada, el “manejo” de los intendentes fue terreno de disputa entre schiarettistas y albertistas cordobeses. Desde El Panal se siguió siempre con mucho celo los pasos de los jefes comunales y de los dirigentes que los convocaban a encuentros, viajes o reuniones, desde Carlos Caserio o Martin Gill a la diputada Gabriela Estévez. Eduardo Accastello había sido el anterior gran aglutinador de intendentes por fuera del oficialismo provincial. Los sumó a la canasta K en tiempos donde el horizonte no era, como hoy, el de un acuerdo con la Provincia.
Mientras Alberto y Schiaretti se mantuvieron en disputa o con las relaciones congeladas, las reglas eran unas. Ahora, salvo que el presidente caiga fuerte en las encuestas o la economía no dé respuestas tras la renegociación con los bonistas, en cuyo caso el gobernador podría volver a marcar distancia, la línea de los frentetodistas es trabajar junto a los intendentes y acompañarlos, pero sin impulsar rebeliones contra la Provincia.
En ese sentido, no se habla de entes o bloques institucionales de intendentes del Frente de Todos, pero sí de núcleos bien enfocados o con mayor sintonía con el gobierno nacional. Para el Frente de Todos, hay intendentes que piden permiso a El Panal, e intendentes que avisan a El Panal sobre determinadas decisiones y movimientos. El albertismo-cristinismo apunta los segundos, reconociendo que reportan provincialmente a Schiaretti. Y aunque la idea no es la secesión ni la diferenciación, sino la acumulación para Alberto Fernández en el peronismo, en la jerga albertista se habla de “intendentes del Frente de Todos” como una identidad distinta a “intendentes de Hacemos por Córdoba”.
En cuanto al número, son “un grupo grande”, según aseguran los referentes políticos, pero no hay cuantificación cerrada.
Del lado de Estévez, durante el aislamiento obligatorio profundizó con herramientas virtuales el contacto con intendentes y jefes comunales de localidades, en general chicas, que ya venía militando antes de la pandemia del Covid 19. La diputada es la jefa provincial de La Cámpora, una organización que está en proceso de incorporación al PJ pero sin abandonar su propio despliegue territorial. Tiene una red de unos 25 dirigentes a los que llevó por distintos despachos ministeriales de la Rosada, para que presenten carpetas y pedidos. Ahora, la “excusa” fue ponerse a disposición en la emergencia sanitaria y acercar soluciones. El intendente de Las Acequias (departamento Río Cuarto), Gastón Tomatis, es quien funge de coordinador del grupo de Estévez.
En tanto, Caserio fue quien le acercó al ministro del Interior, Wado de Pedro, el nombre de un centenar de intendentes de su órbita para la elaboración del documento de apoyo a la negociación nacional de la deuda con los bonistas extranjeros. El senador es un histórico del PJ y tiene otro vínculo con las autoridades provinciales y con los intendentes, consolidado tras dos décadas siendo parte del gobierno. Algunos de los intendentes que le responden coinciden con los que están cerca de Estévez, porque son los que de entrada se sumaron al Frente de Todos. Con los de Punilla, el territorio base del senador, en las últimas semanas hubo contactos específicos virtuales a través de la legisladora e hija del dirigente, Mariana Caserio, en el marco de las necesidades puntuales de la emergencia sanitaria.
Por su lado, el villamariense Gill, actual viceministro de Obras Públicas de la Nacion, juega con los jefes comunales de los departamentos San Martín y Unión, su zona de influencia, y a través del Enred, el Entre Regional de Desarrollo que le responde. En el organismo participan 32 municipios y próximamente se sumarían más, expectantes con los fondos de los programas Argentina Hace y Argentina Construye, que bajarían a través de Obras Públicas.
En la vereda de Hacemos por Córdoba observan y comentan con flema. Más allá de los posicionamientos personales, los intendentes se mueven por necesidad de recursos y, hoy por hoy, los ATN que ayudan a pagar sueldos (y medio aguinaldo, en junio) llegan directamente del Ministerio del Interior a los gobiernos provinciales. “No mandan ni veinte pesos a los municipios”, aseguran en el PJ. En cuanto a las obras, salvo algunas que se destrabaron para intendentes aliados, todavía hay poco para repartir.