Por Yanina Soria
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En el contexto actual del PJ Córdoba, el peronismo schiarettista tiene por delante un desafío urgente: revalidar el liderazgo del Gobernador como único conductor del espacio.
Y aunque suene a obviedad, desde el Panal consideran que para evitar sublevaciones es necesario ratificar el rumbo de Hacemos por Córdoba con Juan Schiaretti como principal ordenador.
Para ello, debe quedar claro entre la tropa que el peso político que tiene el mandatario provincial hacia adentro no vence con la culminación de su mandato en la Provincia dentro de cuatro años. Sino lo contrario, alentar la idea de sobrevida política después del ´23, es lo que buscan plantar desde el oficialismo.
Con ese horizonte y frente a la amenaza de internas que supone el armado político propio que monta el senador Carlos Caserio, los leales de Schiaretti saldrán a refrendar el título de líder indiscutido, aquel que legitimó la noche del 12 de mayo del año pasado cuando logró, con sobras, imponerse en las urnas y alcanzar su tercer mandato no consecutivo.
La fórmula para custodiar esa jefatura no es otra que la de repetir la mecánica de trabajo que el peronismo cordobés empleó durante la campaña del ´19.
Reforzar con los caciques del interior el sello de Hacemos por Córdoba en cada uno de los departamentos y pasar lista de quienes están dentro del espacio, pero también (y sobre todo) quienes ya sacaron los pies del plato.
Capital
Párrafo especial para la Capital cordobesa donde si bien gobierna Martín Llaryora, la conducción política sigue en manos de la diputada Alejandra Vigo. La ex funcionaria provincial ya anticipó que, frente el inminente proceso de renovación de autoridades partidarias, no hay margen para improvisaciones.
Por eso, el PJ de la ciudad mantendrá el esquema de trabajo que le dio óptimos resultados electorales – dicen- el año pasado. No sólo en torno a la victoria del sanfrancisqueño para ocupar el sillón principal del Palacio 6 de Julio sino también, recuerdan, para los comicios nacionales donde Hacemos por Córdoba jugó con boleta corta.
La idea de convertir a Capital en un terreno impenetrable frente a cualquier otra vertiente que no sea de la partida oficialista, sigue una estricta lógica electoral: se trata del distrito con el padrón más importante de la provincia. Y habiéndolo recuperado después de décadas fuera del gobierno municipal, el PJ Capital no está dispuesto a ceder ni medio centímetro de territorio.
Por eso, el blindaje supondrá seguir con la receta que –apuntan- tan bien les funcionó: el trabajo conjunto de la mesa de conducción con los coordinadores por seccionales articulando, ahora, con todos los alfiles que Vigo logró ubicar en el organigrama provincial y municipal.
Entre ellos, apuntan nombres con cargos estratégicos como Claudia Martínez quien, además de ser la titular del partido en Capital, se convirtió en ministra de la Mujer; Laura Jure, ministra de Promoción de Empleo; Paulo Cassinerio, actual diputado nacional; Leonardo Limia, uninominal por la Capital; los parlamentarios Nadia Fernández y Diego Hak entre otros nueve más que componen el viguismo en la Legislatura.
De igual manera, en el Concejo Deliberante, la estructura actual del PJ Capital cuenta como propios a, por lo menos, diez de los 16 ediles de la bancada mayoritaria, entre otros, el presidente del bloque Juan Viola y Sandra Trigo. Entre los leales, también aparece el nombre de Raúl La Cava, secretario de Políticas Sociales de la Municipalidad y muchos otros dirigentes que hoy ocupan cargos en secretarías, subsecretarías del Palacio 6 de Julio y en los CPC.
A esa red de presencia territorial con los propios, el viguismo le suma los acuerdos con organizaciones sociales y de la economía popular.
Y si bien aún no está definido quien encabezará la lista por Capital, producto del acuerdo con Llaryora de no disputar poder en un territorio que le es ajeno (al menos por ahora) nadie duda entonces que el nombre responderá a la diputada.
El capítulo de las internas partidarias aún no está claro. El Centro Cívico forzará hasta último momento una lista de unidad, ¿aceptará Caserio? Esa es la mayor incógnita por el momento.