Hay una nueva política en el Banco Central. En el primer mes de la administración de Alberto Fernández se registra un importante aumento de la oferta de base y circulante frente a una demanda que estacionalmente también sube a fines de año, pero que luego se revierte entre enero y marzo. Este fenómeno se inserta en una tendencia de caída en la demanda de dinero local desde la segunda mitad de 2019, aunque atemperada temporalmente en alguna medida por las restricciones al acceso al mercado de cambios.
La consultora Quantum, que dirige Daniel Marx, repasa que en noviembre el Central provocó un aumento limitado de demanda de base al elevar los requisitos de liquidez sobre los depósitos a la vista. En resumen, proyectando este escenario podría verse un excedente de oferta monetaria que podría presionar sobre el mercado cambiario y la inflación si no fuese contrarrestado.
En ese sentido, adquieren relevancia factores que incrementen la demanda de dinero, como ser alternativas y condiciones a ofrecer a los tenedores de pesos, avances en la implementación y credibilidad del programa económico, incluyendo el tema de la deuda pública, y los mecanismos de absorción monetaria que se implementen.
La expansión de la base monetaria del año pasado está muy por encima del promedio, tanto en términos nominales (25,8% versus 12,9%) como reales (14,9% versus 9,6%). Lo mismo ocurre con los componentes, aunque los depósitos de los bancos en el BCRA crecieron relativamente más que el circulante, aún corregido por el impacto que tuvo el cambio en la regulación de integración de efectivo mínimo sobre los depósitos a la vista de los bancos.
Por otro lado, la demanda de dinero tuvo un aumento del 9,6% en los últimos dos meses del año anterior. Si bien no se pueden hacer inferencias lineales, el mayor aumento de la base de fin de 2019 marca el trabajo del BCRA en la adecuación de la cantidad de dinero para minimizar riesgos de impactos sobre el tipo de cambio/brecha e inflación.
Quantum describe que el Central expandió base como contrapartida de compras de dólares en el mercado tanto inmediatamente antes como después del cambio de Gobierno, aunque fueron decrecientes, entre otros, como contrapartida de menores liquidaciones de exportaciones en diciembre por variaciones en retenciones.
Asistió de forma importante al Tesoro (acumula $333.000 millones desde el fines de octubre del año pasado) también en ambas instancias, aunque la asistencia es algo superior durante el período del nuevo gobierno explicado en parte por aguinaldos,
Absorbió liquidez mediante Leliqs y más recientemente con mayor participación de Pases, en mucho mayor medida con posterioridad al 10 de diciembre, y pagó intereses de Leliqs y Pases ($120.000 millones) siendo implementada una política de menor costo unitario por absorción aun cuando aumenta el volumen de lo incorporado en este concepto.
Hacia adelante, el manejo monetario también podría ser más complejo por los cambios normativos dispuestos por el BCRA en estas últimas semanas. En el primer caso (Comunicación “C” 85.996) limitó a los bancos en la oferta de suscripción de Leliqs en las subastas diarias –reduce la sobre oferta- y por el otro (Comunicación “A” 6.861), redujo el incentivo de los Fondos Comunes de Inversión (FCI) a hacer pases pasivos con el BCRA reduciendo gradualmente la tasa de interés que los remunera.
Previo a esta última comunicación, los FCI tenían pases con el BCRA por $180.000 mil millones, 11% del stock de base monetaria. Asimismo, continuó reduciendo la tasa de interés de las Leliqs y pases. La combinación de esos factores será puesta a prueba en las próximas semanas cuando quedan más expuestas las potenciales presiones y desafíos dados por la demanda de dinero que se busca estabilizar e, incluso, aumentar en el futuro mediato.