El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, ya dio señales contundentes del futuro político en el que se imagina. Fue el único macrista que ganó la reelección, obteniendo su pase a la carrera del 2023. El expresidente Mauricio Macri y quien manejó los destinos de los bonaerenses, María Eugenia Vidal, tampoco se bajan de la compulsa. Pero la batalla deberán darla desde el llano.
El porteño tiene la base de una segunda gestión que lo encontrará con una postura de diálogo ante quienes son los rivales de Cambiemos, el presidente Alberto Fernández y sus adalides. Pero también, la necesidad de extenderse por fuera de la Capital Federal si quiere subirse al proyecto presidencial.
Tejió redes con los enemigos internos de Macri y su asesor estrella, Marcos Peña. Primero, se conoció el entendimiento con el peronista Emilio Monzó, quien ocupó la mesa chica de la Casa Rosada pero fue separado del expectable lugar por consejo del ala duranbarbista. Eran los tiempos recientes de la derrota nacional.
Sin embargo, la semana pasada abrió con señales concretas de Larreta al sector que lidera (todavía desde adentro del PRO) el ex presidente de la Cámara de Diputados de la Nación. El titular de la ciudad de Buenos Aires presentó ante la Legislatura los candidatos para el directorio del Banco Ciudad y postuló como presidente a Guillermo Laje, primo y asesor del senador Martín Lousteau; y como vocales de la entidad al ex diputado Nicolás Massot, el ex ministro local Franco Moccia y a la economista Delfina Rossi por la oposición.
En rigor, el expediente pone en conocimiento de los diputados la propuesta del Poder Ejecutivo para la cobertura de los cargos de presidente, vicepresidente, cuatro vocales y el síndico del Banco de la Ciudad de Buenos Aires, que formalmente, iniciarán su mandato en marzo, cuando la Legislatura retome su actividad legislativa tras el receso y preste conformidad.
En ese marco, entre los primeros temas a debatir tendrán la postulación de Laje como presidente del Banco y la de Fernando Elías como vicepresidente, cargo que ocupa desde 2015, por lo cual irá por un segundo mandato.
La elección de Massot se completa con el trabajo externo que harán Monzó y el ex ministro del Interior de la Nación, Rogelio Frigerio, en la “consultora” de reciente fundación. Otro signo de avanzada política a largo plazo fue la fundación de la una oficina para fortalecer el diálogo con distintos actores sociales y políticos, con el objetivo de «profundizar las políticas de cercanía» en el segundo período de gestión frente al Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
Desde el Gobierno porteño fundamentaron que la nueva oficina tiene el objetivo de «fortalecer el diálogo con distintos actores sociales y políticos para fortalecer y generar nuevos vínculos con actores relevantes, tener intercambios constructivos que permitan la implementación efectiva de políticas públicas».
Córdoba no quedará alejada de esa apuesta. Como Macri en su momento, la provincia mediterránea es clave y hay un electorado importante que mostró simpatía por opciones no peronistas. La designación de un larretista en la secretaría general del partido es otra señal de alivio para los monzoístas cordobeses, la flamante línea interna que cruza al partido amarillo cordobés.
Se trata de Eduardo Macchiavelli, jefe de campaña por la reelección de Larreta; también,encabeza el PRO de CABAy tendrá la dura misión de contener dentro del PRO a todo el sector que miran con desconfianza la triada Macri-Peña-Patricia Bullrich.