Por Felipe Osman
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El PJ capital desanda en estos días la hoja de ruta que se fijó semanas atrás, inaugurando sus comandos de campaña en cada seccional en actos que reúnen a los candidatos de la boleta corta con la militancia de cada sector de la ciudad. Hasta principios de esta semana, sin embargo, se percibían dos ausencias destacadas: por un lado, la de la CGT Regional, comandada por el también secretario general del SEP, José “Pepe” Pihen; por el otro, la de Natalia de la Sota, concejala, legisladora electa e hija del difunto ex gobernador José Manual de la Sota. La ausencia de Pihen resultaba difícil de explicar. El conductor de la central obrera que reúne a los principales gremios públicos siempre ha jugando en tándem con el peronismo provincial, aunque también debe tenerse en cuenta siempre tuvo mayor afi nidad con su ala delasotista.
Desde la CGT Regional, vale aclarar, restaron importancia a la ausencia de representantes propios en los actos que el peronismo de la capital organizó la semana pasada, confirmaron que participaran de las inauguraciones que restan y ponderaron que preparan un gran acto para conmemorar el “Día de la Lealtad”, el 17 de octubre próximo, que no puede ser comprendido como un compromiso ajeno a la campaña. Hay, por demás, otro elemento a tener en cuenta para encuadrar el regreso de la CGT a las actividades de campaña: su ausencia dejaba un vacio que las 62 organizaciones peronistas, unión obrera también cercana a El Panal, estaría gustosa de ocupar. De hecho, así lo hizo durante todas las inauguraciones de comandos que precedieron al de la seccional 9na, y así planean continuar haciéndolo, con un diferencial: movilizando una considerable cantidad de afiliados en cada oportunidad. Otro “esperado” regreso fue el de Natalia de la Sota. La hija del fundador de Unión por Córdoba encabezó el 12 de mayo la lista de legisladores del oficialismo pero, tras el inicio de la campaña nacional, se ha movido con independencia de las estrategias fijadas desde el Centro Cívico, mostrándose en repetidas oportunidades junto Alberto Fernández y desentendiéndose de la prescindencia adoptada (y señalada para los propios) desde El Panal. No hay dudas de que este juego propio molestó, en un primer momento, en el oficialismo. Si hay dudas, sin embargo, respecto de si actualmente esta libertad de acción asumida por la legisladora electa sigue causando resquemores en el peronismo provincial. Hay quienes entienden que el hecho de que Natalia busque un posicionamiento propio junto al Fernández más allá de Hacemos por Córdoba es algo aceptado. Ponderan, para fundar el razonamiento, que los propios integrantes de la boleta corta han dejado entrever cierta simpatía por una más que probable llegada del Frente de Todos al Ejecutivo nacional. Pero también hay quienes piensan distinto, y entienden que estas expresiones poco tienen que ver con el respaldo público ofrecido por Natalia de la Sota a Fernández. La diferencia estaría, para este segundo grupo, en el contexto. Los integrantes de la boleta corta y otros referentes de Hacemos por Córdoba expresan su simpatía por la factible llegada del Frente de Todos al poder ante la militancia, en mítines o actos poblados de punta a punta por peronistas, que esperan escuchar que el peronismo votara peronismo. Ante el resto de la sociedad repiten el mensaje de la prescindencia o, cuanto menos, recalcan hasta el hartazgo la vital importancia de cortar boleta. Matices de la prescindencia. Lo mismo no sucedería, según razonan, con la hija del ex gobernador, que gestiona un delicado equilibrio entre formar parte del oficialismo provincial y buscar en el horizonte la posibilidad de un destino nacional.