La masa salarial, que incluye ingresos de trabajadores formales e informales, jubilados registraría una caída en términos reales de 10,4% interanual en el primer semestre de este año y apuntaba a recuperarse un 5,3% en el segundo semestre pero por el cambio de las condiciones macro después de las PASO la baja en ese lapso sería del dos por ciento interanual. Esa reducción se daría computando el efecto de una serie de medidas adoptadas en las últimas semanas. Las medidas pro consumo beneficiarían a los de menos ingresos.
La conclusión es de los economistas Marcelo Capello y Gerardo García Oro del Ieral de la Fundación Mediterránea. El punto de partida -previo a la instrumentación de las medidas paliativas por parte del Gobierno- consistía en una importante caída en los ingresos reales de la población durante el primer semestre del año.
Segmentando el impacto sobre distintos sectores de la sociedad, y considerando además la incidencia del recorte de IVA a alimentos, se tiene, de todos modos, que la mayor inflación de agosto a diciembre sería más que compensada para franjas humildes y/o de menores ingresos.
En el caso de un trabajador asalariado registrado sin hijos que se encuentra exceptuado del pago del impuesto a las ganancias (ingresos de $30.000 brutos), el cual -de acuerdo a la última Encuesta Nacional de Gastos de Hogares- destinaría un 24,6% de sus ingresos a alimentación.
Por otra parte, se simulan los casos de dos trabajadores (uno soltero y sin hijos y el otro casado con dos hijos) que tienen ingresos de $60.000 y $120.000 mensuales brutos, ambos alcanzados en diferentes escalas del impuesto a las ganancias. Éstos destinarían un 21,4% y 28,9% de sus ingresos a alimentación, respectivamente.
Asimismo, una familia en condición de mayor vulnerabilidad, con dos hijos y uno de los padres ocupado en un empleo informal y su cónyuge en condición inactiva, con ingresos netos de $22.000 mensuales, destinaría un 37,7% de ingresos a alimentación, siempre siguiendo la última encuesta. Como este hogar percibe dos Asignaciones Universales por Hijo (de $2.652 al mes de julio, que luego también es actualizada por regla de movilidad), sus ingresos al inicio del semestre acabarían siendo $27.304 mensuales.
Y finalmente, dos escenarios relativos a los pasivos, el primero de ellos pensando en dos jubilados con haberes próximos al mínimo (en la actualidad $12.937 cada uno), y en el otro escenario un jubilado con doble cobertura (jubilación y pensión) que totalicen un monto mensual bruto de $64.000 entre ambas. Este jubilado se encuentra alcanzado por ganancias, además de que destinaría el 24,1% de sus ingresos a alimentación.
Bajo estos escenarios, es posible encontrar circunstancias en las que las medidas de alivio en el gasto sí logran compensar la caída real de los ingresos. Para estos escenarios, a las tasas de inflación ya observadas durante julio y agosto se le incorporaron los supuestos de inflación mensual en septiembre del 5%, en octubre del 4%, y en noviembre y diciembre 3,5 % en cada caso.
Así, en el primer ejemplo construido (trabajador asalariado con ingresos brutos de $30.000), ésta persona perdería aproximadamente $5.300 por la mayor inflación generada en estos meses (inflación extra a la que de otro modo hubiera existido), a la vez que recibiría durante septiembre y octubre el alivio de no pagar sus aportes personales (y en este caso percibir $2.000 mensuales extra en sus haberes) más el beneficio de la devolución del IVA en los productos de la canasta alimentaria, de acuerdo a su pauta de consumo y asumiendo, como también se aplica en los restantes casos, que sólo el 33% de los productos que destina a alimentación constituyen productos alcanzados por la quita de este impuesto.
Hasta allí el trabajador percibiría una recuperación real en sus ingresos, que podría acentuarse si además fuera beneficiario del bono adicional que está actualmente en discusión (en el ejemplo se asume que podría cobrar $5.000 en dos cuotas, septiembre y octubre). En términos netos, sus ingresos mejorarían en poco más de $6.200 a lo largo de los últimos meses del año, aunque especialmente en septiembre y octubre, con caídas en el resto de los meses.
En el caso de la familia en mayor condición de vulnerabilidad, ésta accede al beneficio del bono adicional por hijo de $2.000, el cual se paga en dos cuotas durante septiembre y octubre. Como puede apreciarse en la tabla, éste posibilita compensar para una familia de cuatro miembros la pérdida de ingresos ocasionada por la inflación, no obstante en los meses en que no se otorga el bono conferido la familia sufre caídas reales en sus ingresos.
Por su parte, los incrementos en septiembre y diciembre de la AUH en base a la regla de movilidad previsional evitan que el efecto de caída de los ingresos reales de estos hogares sea mayor.