Campeones en el mundial de romper todo

El kirchnerismo sigue mostrando todo lo que desea hacer en su regreso al poder, que no resulta muy promisorio para los que la ven desde el otro lado.

Por Javier Boher
javiboher@gmail.com

¡Buen día, amigo lector! No puedo ocultar mi felicidad por que finalmente, tras cuatro años de espera, las cosas se ponen un poco mejores. Empezó el mundial de rugby, y aunque los Pumas sigan con su historial de derrotas autopercibidas dignas, la alegría por el evento me desborda.
Eso sí, se juega en Japón y no se puede ver casi ningún partido por el horario cruzadazo, lo que deprime un poco. Es como que te digan que podés comprar todos los dólares que quieras, pero el sueldo con suerte te alcanza para atún desmenuzado Cumaná y bebida láctica marca pindonga (gracias Cris por el término).
Esa voracidad inflacionaria no va a aflojar, ojo. Porque hay muchos que nos quieren vender que con el Capitán Beto esto se termina rápido, y es obvio que no se puede (o al menos sin dolor). ¿Sabe quién prometió lo mismo? Gatricio, y así estamos hoy, analizando números en la góndola con más rapidez que el hombre calculadora que fue a lo de Susana Giménez, allá cuando el 1 a 1 la dejaba hacer el show de fenómenos.
Para colmo de males, todos los economistas del Frente de Tifus parecen haber estudiado por correspondencia en los cursos esos que ofrecían en las páginas del Eternauta o Nippur de Lagash. Son menos serios que Maradona como técnico.
Así pasó el otro día que Fernanda Vallejos, que solía animar las tertulias de 6,7,8 (no digo debates porque no existe tal cosa en el pensamiento único kirchnerista), aseguró que los países pueden financiarse sin endeudarse con el exterior a través de la emisión de dinero. Ajá. En Venezuela imprimieron tanta plata que está tirada en la calle, y no la usan para limpiarse el traste porque los billetes tienen la cara de Bolívar, ya que el pobre no tiene la culpa de nada de lo que hicieron en su nombre.
Ese voluntarismo mágico que bordea la ignorancia más pura revela que lo que se viene para adelante va a estar más duro que la clasificación para los Pumas o la dada vuelta con la que sueña Miauri en octubre. Ya me veo viviendo con sensación de inflación, impresión de pobreza o imaginación de desempleo, con datos más truchos que foto de portarretrato recién comprado.
Usted tranquilo, amigo lector, que no todo lo que nos van a pedir tiene que ver con pensar en positivo, con la fe y la esperanza como las que proponía el motonauta monomano (y de las que los argentinos vivimos hace décadas). También podemos empezar a ver algo de prepotencia y barrabravismo, no sea cosa de perder la identidad para terminar como los radicales, que incluso tratarlos de moderados es una sobreestimación de su capacidad gonádica.
Quizás esta semana estuvo algo remolón y distraído, recordando cuando de joven y armaba la renoleta con los muchachos para ir a festejar la primera primavera. Si no vio todo lo que pasó, le resumo más o menos la idea sin un orden específico.
Primero, un grupo de sindicalistas armó una batucada dentro del hospital Garrahan. No es que quisieron alegrar a los oncológicos pediátricos con algo de música, solo “pensaron” que era muy buena idea ir a romper todo en un hospital en el que hay niños convalecientes que de por sí no entienden nada de lo que les está pasando. Le digo más: en la hipocresía habitual de esa gente, capaz después vienen a decirme que soy un tereso por no hablar de “niñes”, invisibilizando a la mitad del grupo mientras me burlo del reclamo salarial de los trabajadores.
No le invento nada, amigo lector, porque ya me pasó algo de eso cuando la s maná pasada dije que el líder docente de Chubut es un bruto por haber dicho que es más importante que los chicos aprendan a luchar que a calcular la raíz cuadrada. Seguramente los docentes de la barra de UPCN que entró al Garrahan eran de salir a luchar seguido, porque estos trogloditas no aprendieron a ponerse en el lugar de los que la pasan peor que ellos.
En estos días también hemos visto tiroteos de los muchachos de UOCRA, que no han encontrado mejor manera de resolver sus disputas que la madurez del plomo a altas velocidades. Hubo más tiros que en Rambo 3, cuando va a Afganistán y quiere rescatar al coronel Trautman. Ni les demos ideas a los esbirros del Pata Medina porque en cualquier momento montan un operativo similar.
Además de eso ya tuvimos piquetes, ley de emergencia alimentaria, las denuncias por lavado a un par de sindicalistas (no para que se bañen, ojo), al ex director de la Biblioteca Nacional Horacio González pidiendo una historiografía militante proguerrilla de los ‘70 y una Aforada de Recoleta diciendo en la presentación de su libro que fue Macri el que no le quiso traspasar los atributos presidenciales (aunque en ese mismo libelo diga otra cosa).
Yo no quiero ser alarmista, amigo lector, pero hay que reconocer que no da la sensación de que estén preparando las cosas para debatir democráticamente con toda la sociedad, sino que están barriendo los calabozos y afilando los cuchillos para hacerse cargo de los que no los voten.
A esta altura, no hay mucho más para decir. Solo espero que lo que anuncien a partir del 27 de octubre no me empañe la final del mundial, que se juega una semana después. Estuve esperando la cita ecuménica durante cuatro años: no me gustaría que, por los laureles alcanzados en el pasado, también se tomen el trabajo de romper eso.