Por Felipe Osman
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Fernando “Chino” Navarro juega en la capital el rol que en el interior provincial interpreta el senador cordobés Carlos Caserio: armar para los Fernández. Navarro, de buena relación con Alejandra Vigo, es el operador a través del cual la fórmula F-F (y más precisamente el albertismo) dialoga con el PJ capitalino, y sus reiteradas conversaciones con la primera dama provincial habrían rendido frutos.
Según lo confirmaron fuentes de ambos espacios a Alfil, PJ Capital y Movimiento Evita cerraron un acuerdo para unificar estrategias de campaña en los sectores de la ciudad donde hacerlo sea redituable tanto para la fórmula que lidera Alberto Fernández como para la boleta corta que Hacemos por Córdoba llevará al cuarto oscuro en octubre.
La forma en la que este tándem operaría sería la siguiente. En vez de militar por la lista corta y por los Fernández en forma separada, el Movimiento Evita organizará en el segundo tramo de la campaña, que arranca la semana próxima, actividades a las que asistirán los candidatos de la boleta que lidera Carlos Gutiérrez.
Sólo restarían detalles para que este convenio se eche a andar. En rigor, establecer en qué sectores de la ciudad PJ Capital y Movimiento Evita conformarán una falange para encarar actividades proselitistas.
El acuerdo es funcional para Hacemos por Córdoba por más de una razón.
En primer lugar, y observándose desde una perspectiva amplia, al peronismo cordobés conviene empezar a tender puentes con quien muy probablemente se haga con el control de la Casa Rosada a partir del 10 de diciembre. Más allá de que existan mayores o menores diferencias políticas con el Frente de Todos, Córdoba debe tomar todos los recaudos necesarios para no sufrir en los próximos cuatro años la discriminación presupuestaria padecida durante la era K. Y la mejor forma de hacerlo parece ser abriendo vías de diálogo con el albertismo.
Por otro lado, y en el caso de que con su acercamiento a Alberto Fernández Natalia de la Sota buscara posicionarse en la interna del PJ Capital, el acuerdo arribado con el Movimiento Evita devalúa la foto de la hija del ex gobernador con el presidenciable, ya que ahora el apoyo a la fórmula F-F -y principalmente al primer término de esta “ecuación”-, será ofrecida orgánicamente por el justicialismo de la capital.
Ahora bien, ¿cómo queda parada la lista K frente a este acuerdo?
Desde Buenos Aires, los operadores albertistas aseguran que Alberto Fernández no pondrá en riesgo la construcción de su imagen en Córdoba por la lista de diputados, y ésta acaba de convertirse en un pesado lastre a consecuencia de las detenciones de los líderes del Surrbac Mauricio Saillen y Pascual Catrambone, en el marco de una causa en la que el candidato a diputado K Franco Saillen también aparece como imputado.
Más aún dado que, en el caso de logar un desempeño similar al conseguido en las primarias, el Frente de Todos conseguiría dos bancas, y el desplazamiento de Eduardo Fernández al ejecutivo dejaría bacante una banca que pasaría a ser ocupada por Pablo Chacón. Este escenario, entienden, conformaría a todos los acuerdos nacionales. Eduardo Fernández entraría por el albertismo, Gabriela Estévez por el kirchnerismo duro (La Cámpora), y el líder de Agec por el massismo.
Así las cosas, es probable que aún sin confesarlo, los propios candidatos del Frente de Todos prefieran que A. Fernández haga campaña sin darles demasiada participación, apostando a que su imagen se mantenga alejada del escándalo Saillen y el “envión” traccione a la lista.