Por Felipe Osman
fosman@diarioalfil.com.ar
Entre sus principales máximas los aristotélicos sostenían una para ordenar su percepción del universo: “la naturaleza aborrece el vacío”. Y aunque aquella sentencia se convirtió luego en un dogma que la ciencia dejó de lado, hubo quienes buscaron reciclarla glosándola del siguiente modo: “el poder aborrece el vacio”.
La estrepitosa caída del oficialismo nacional el pasado domingo acaba de “crear” un gran vacío en el mapa de la política argentina. Y aunque ese vacío no llegó a Córdoba en la foto del 11-A, no son pocos los que piensan que el traspié del macrismo generará un efecto dominó que más temprano que tarde llegará a la provincia.
Entre quienes adivinan esa reacción en cadena están varios alfiles de El Panal, que ya se preparan para ser parte de la faena y buscar, entre el electorado que respaldó a Juntos por el Cambio, los votos necesarios para alcanzar la tercera banca para Hacemos por Córdoba.
El ministro de Gobierno, Carlos Massei, y la primera dama provincial, Alejandra Vigo, mantuvieron ayer reuniones “uno a uno” con presidentes y coordinadores de cada seccional para compartir un análisis de los resultados del 11-A. Desde el oficialismo provincial, que logró el domingo superar sus propias expectativas al cosechar el 16,76 por ciento de los votos, no hubo retos.
Comprensible. El PJ llevó al cuarto oscura una boleta amputada, sin tramo presidencial, en una elección altamente polarizada. Y, de mantener los mismos números en octubre, lograría sostener invariable su participación en el Congreso, reemplazando las dos bancas que pone en juego.
Pero este escenario, que hubiera conformado largamente al Centro Cívico una semana atrás, ya es viejo. Ahora, entiende, hay que pelear por ampliar la bancada en Diputados. Y la cantera donde se buscará hacerlo no es otra que la de Juntos por el Cambio.
El razonamiento es el siguiente: si el electorado advierte que Mauricio Macri ya no es una alternativa para resistir el avance del kirchnerismo, confiará en los diputados de Hacemos por Córdoba para que velen por las conveniencias de la provincia en la Cámara Baja, y cortará boleta a favor de la boleta corta.
Pero además de perfilar estas ambiciones, El Panal también urde otro plan: blindar la capital, poniéndola “al resguardo” del Frente de Todos, y capitalizar así su estructura.
Desde el Centro Cívico interpretan que el frente electoral que lideran Alberto Fernández y Cristina Kirchner no pudo alzarse con una gran elección en capital, donde sus números fueron más bajos que en el interior provincial, porque no contó en la ciudad de Córdoba con la estructura que en el interior puso a su disposición Carlos Caserio y un considerable grupo de intendentes que se alistaron entre las filas del senador cordobés.
Por lo tanto, si el albertismo quiere crecer en la ciudad, deberá buscar el apoyo del PJ capital. Y en el remoto caso de que este apoyo le fuera prestado, cae de maduro que existiría una cláusula: no se respaldará al tramo legislativo de la boleta K, competidora directa de los diputados “de Juan”.
Interior
Desde El Panal, que apunta a los 24 puntos en octubre para asegurar la segunda banca y pelear por la tercera, entiende que para lograr este objetivo no sólo se deberá redoblar esfuerzos en capital, sino que el interior también deberá aportar un mayor caudal de votos a la boleta corta.
En este tenor, el Centro Cívico prestará principal atención al trabajo que se llevará a cabo en seis localidades, en las que confía puede mejorar su performance.
Se trata de San Francisco, donde contará con la alta imagen que Martín Llaryora y Manuel Calvo mantienen en el departamento San Justo; Alta Gracia, donde Marcos Torres ganó con comodidad las PASO para suceder a su hermano Facundo, integrante de la boleta corta; La Calera, donde Facundo Rufeil cuenta con el respaldo de la militancia por ser el intendente electo; Carlos Paz, feudo de Esteban Avilés, que se sumó a las filas de Hacemos por Córdoba antes de las últimas elecciones provinciales; Río Cuarto, donde gobierna el peronista Juan Manuel Llasmosas y de donde proviene Carlos Gutiérrez, primer candidato a diputado; y Villa María.
En esta última ciudad, gobernada por Martín Gil, uno de los principales componentes del armado que orquesta Caserio, también tiene ascendencia Eduardo Acastello, que se ha mantenido estrictamente apegado a la estrategia de El Panal.