Por Javier Boher
javiboher@gmail.com
Las fotos son importantes para los políticos, porque logran transmitir apoyos, estados de ánimo o expectativas con un solo golpe de vista. Por eso siempre sobran los análisis sobre qué tan emocionado está el Papa cuando recibe a los distintos políticos, o a quién prefiere Schiaretti. La máxima de que una imagen vale más que mil palabras sigue tan vigente como siempre.
Eso es lo que explica el apoyo que cosechó Alberto Fernández de parte de varios dirigentes de distintos puntos del país, incluidos varios gobernadores. La duda está, como siempre, en cómo puede eso traducirse en un apoyo contundente para el próximo domingo.
Haciendo un repaso por los nombres de los presentes en la foto con el candidato del Frente de Todos se pueden identificar apoyos que ya desde la previa estaban claros, así como otros que se fueron sumando con el correr de las semanas. Algunos -como el del santafesino Miguel Perotti- debieron ser muy trabajados, todo lo contrario a los de distritos menos independientes y más peronistas.
La cantidad de apoyos cosechados (alrededor de dos tercios de los gobernadores) y con muchos ya consagrados por amplio margen en sus provincias hace pensar en que el triunfo del kirchnerismo podría ser contundente. Lo que en la previa puede parecer abrumador, al ser desmenuzado muestra algunas sorpresas.
Un rápido vistazo por los números desde 2007 pueden hacer replantearse ese escenario de triunfo seguro. Primero, porque cinco de los distritos representados (Catamarca, Tierra del Fuego, La Pampa y Santa Cruz) representan menos de un punto cada uno, con la provincia más austral marcando el piso del 0,4% del padrón.
Incluso repitiendo los números de la atípica elección de 2007 (en la que Cristina Kirchner se enfrentó a un puñado de voluntades desordenadas), todos juntos no llegarían a sumar 2,5% de los votos del país. Para ponerlo en perspectiva, De la Sota casi triplicó esa cifra en las PASO 2015.
El segundo lote de provincias es el de las que representan menos del 3% del electorado. De comportamiento bastante predecible, han pasado de rondar el 80% de los votos para el kirchnerismo en 2011, a entre 10 o 20 puntos menos en 2015 y 2017 (con una buena performance del actual gobierno). En este grupo hay provincias como Formosa, Santiago del Estero, Chaco, San Juan o San Luis, que hace décadas son controladas por el peronismo.
El tercer grupo ya se muestra más diverso. Provincias como Entre Ríos, Tucumán, Mendoza o Salta (en estos dos casos no hubo gobernadores, sino los principales candidatos) concentran alrededor del 3 o 4% cada una, con picos de 70% a favor del kirchnerismo solo cuando el peronismo concurrió unido. Desde 2015 el kirchnerismo prácticamente no pudo superar en esos distritos el 40%, a excepción de Tucumán o en el ballotage.
El lote de provincias más importante es el que conforman Santa Fe (representada en la foto por Perotti y su compañera de fórmula, Alejandra Rodenas), Córdoba (ausente en la foto), Provincia de Buenos Aires (con el tándem Massa-Kicillof-Magario) y Ciudad de Buenos Aires (con Matías Lammens). Representan en conjunto poco más del 60% de los votos.
En esos distritos es donde se juega realmente la elección. Perotti tiene el desafío de lograr alcanzar el techo del kirchnerismo en su provincia, alrededor del 45% de los votos, equivalente a poco menos del 4% nacional. En CABA, el kirchnerismo nunca logró pasar el 35% de los votos con un piso de poco menos de 25%.
Córdoba es la gran incógnita, aunque se sepa que el kirchnerismo tuvo su techo de 37% en las atípicas elecciones de 2011, para oscilar entre los 10 y los 20 puntos según qué tan fuerte sea el menú del peronismo cordobés con el que disputa votos.
Provincia de Buenos Aires será la madre de todas las batallas. Allí el peronismo cristinista tiene un núcleo duro de 37%, al que tratarán de sumar los aproximadamente diez puntos de Sergio Massa, obtenidos cuando era opositor a la hoy candidata a vicepresidencia por su mismo espacio.
Si la elección se definiera como hasta la elección que enfrentó a Menem y Angeloz (esto es, por colegio electoral) muy probablemente el apoyo de todas esas provincias sería importante. Hoy, que Tierra del Fuego tiene menos del 20% de los electores que tiene la Ciudad de Córdoba o poco más de 1% de Provincia de Buenos Aires, difícilmente represente lo mismo. El domingo se despejarán las dudas.