Por Yanina Passero
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Miguel Ángel Pichetto inaugurará un local en Córdoba. Un clásico de toda campaña peronista. Será durante su gira por la ciudad y el interior provincial de la semana que viene, la última de la campaña de cara a las PASO. Pedirá el voto para Mauricio Macri, claro. También para la boleta corta de candidatos a diputados que patrocina el gobernador Juan Schiaretti. Fuentes de estrecho vínculo con el jefe de la campaña nacional, Marcos Peña, validan los trascendidos que preparan el terreno para la nueva incursión territorial de quien fuera uno de los promotores de la licuada Alternativa Federal. Sorpresa.
Se hará subterráneamente el pedido de empalme MacriPichetto con la nómina de Hacemos por Córdoba que lidera Carlos Gutiérrez. Apuntará a los peronistas que no se sienten contenidos o representados con la dupla del Frente de Todos, Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, asimismo a aquellos electores que apoyaron a Schiaretti el pasado 12 de mayo. Con el copetín propio de toda inauguración, Pichetto cumplirá la función que explica su incorporación a la fórmula. Si los peronistas votan a peronistas, otro clásico que se escucha con frecuencia en los mentideros del Partido Justicialista, el senador sacará la chapa que nadie osará discutirle a pesar de que busque llevar agua hacia el molino de Macri. Pero para que el mensaje sea coherente, según reconocen las mismas fuentes con despacho en Buenos Aires, no se ocupará si sus acciones impactan o no en la cosecha de la lista oficial de diputados de Juntos por Córdoba. Tampoco es cuestión de exagerar. Si la sugerencia que hará Pichetto incomoda a la nómina que lidera el radical Mario Negri, las sensaciones o probables reproches no serán objeto de análisis por los responsables de lograr de la reelección del Presidente. “Lo importante es ganar”, repiten los macristas palar negro que frecuentas diariamente los despachos más influyentes de la Casa Rosada.
Para los hombres amarillos la estrategia que desarrollará Pichetto no les representa contradicción alguna. Incluso, afirman que el optimismo va en aumento y observan como probable que Juntos por el Cambio gane las cinco bancas que pone en juego en esta elección. Cierto es que Negri especula con un caudal de votos que doblará lo que sacó en la compulsa provincial, favorecido por el arrastre pero que seguramente exhibirá como capital propio. Puede afirmarse, con razón, que no le caerá en gracia un pedido de corte de boleta a favor de los diputados de Hacemos por Córdoba. Pero en la lógica amarilla el esquema tiene perfecto sentido: se hará lo que haga falta para que Macri retenga por cuatro años el poder central. Con la incorporación de Pichetto a la fórmula quedó demostrado que el voto peronista era una prioridad. El show mediático que montó el presidente y al que Schiaretti se prestó la noche que cenaron juntos, es otro indicio en este sentido.
Primera vuelta
Pichetto dijo ayer que tiene la “intuición” de que la elección presidencial se definirá en primera vuelta y que “no va a haber balotaje”, y reafirmó que en el proceso electoral se elegirá entre dos modelos antagónicos de país que definirán “el futuro de la Argentina de los próximos 30 años”. “La primera vuelta de octubre que creo que va a ser la definitiva, creo que no va a haber balotaje, es una intuición, no está fundada en ninguna encuesta, es una percepción de cómo va a estructurase la política después del proceso de la primaria”, sostuvo el senador peronista en un encuentro con mujeres empresarias en el hotel Savoy. Pichetto consideró que en el proceso electoral se “enfrentan” dos modelos antagónicos y advirtió que “hay que tener cuidado con los mensajes demagógicos peligrosos” al renovar sus críticas a los candidatos del Frente de Todos Alberto Fernández (para presidente) y Axel Kicillof (para gobernador bonaerense) por sus aseveraciones sobre un eventual cepo y el no pago de intereses de las Leliqs. “Creo que cuanto más lejos se está del poder más tonterías se dicen”, sostuvo el senador parafraseando a un ex diputado radical (Raúl Baglini), y advirtió que tras las PASO del 11 de agosto habrá en Argentina “un proceso de reformulación política”.