Por Gabriel Abalos
gabrielabalos@gmx.com
Es un año muy activo de Martín Cristal en materia de ediciones; en todo caso frutos de siembras literarias previas del escritor, cuyos lanzamientos coinciden en la agenda de 2019. Cristal presentó en la segunda mitad de 2018 su libro El camino del peyote y otras crónicas de viaje, editado por Postales Japonesas y para este año hay un listado completo de obras que llegan al papel en buenos y sólidos proyectos editoriales(hasta donde es posible serlo en este país hostil a la cultura y el arte, entre otros rencores). Para empezar por el final y luego revisar lo que ya está a la mano, diremos que el autor de Las ostras (2011) y Mil surcos (2014), dará a conocer el tercer volumen de su “tetralogía elemental”publicada por Caballo Negro con el título de Las alegrías, a presentarse en agosto, el platillo principal del año según Martín Cristal: “La acción transcurre mayormente durante una gran fiesta. Por ser el más largo y el que implica más esfuerzo (mío y de la editorial), a este le voy a dedicar el mayor empeño en difusión”, dice Martín. Y antesse conocerá otra edición: “en julio —para la feria del libro infantil— sale un libro ilustrado para niños, con Comunicarte, del que por ahora no puedo dar más detalles, salvo que está quedando espectacular”.
Y ya están circulando otras dos obras de Martín Cristal, que visitan diversos géneros y formatos. La primera es la nouvelleAplauso sin fin, “una fábula sencilla sobre la vanidad en el arte y las molestias de la fama”, en palabras del autor, que “inicia como relato realista, pero enseguida levanta vuelo un crescendo de elementos fantásticos”. La edición es de El Brocense, Diputación de Cáceres, institución que premió esta obra de Cristal en 2017.
La lectura de Aplauso sin fin es imparable. Dividida en cinco capítulos, presenta tres partes bien diferenciadas, en las que un hombre ve marcada su existencia por cambios profundos en su situación, historia, destino. El relato comienza refiriendo la vida aislada de Arturo Ibarra, un viejo poeta cordobés que vive en Yacanto, en un retiro terrenal que incluye a la poesía como un pasado negado. La segunda y la tercera parte narran derivaciones de un hecho inexplicable que le ocurre a ese poeta.
Los mecanismos posibles, el entramado de hechos, la justificación de lo que ocurre en una novela visitada por el género fantástico, serán suficientemente discutidas más adelante por el protagonista y un enano al volante de un colectivo que se desplaza por sí mismo. Esa fábula no dejará mucho lugar para la interpretación, algo en sí innecesario para lectores dispuestos a aceptar los pactos del género, aunque el personaje sí busca respuestas y el autor le provee la posibilidad de hacerlo. Para que todo funcione, la garantía es la literatura. Martín Cristal confirma en esta nouvelle que sabe cómo volver un texto creíble. Relata los hechos con ajuste y objetividad. Su recreación de las vivencias de un personaje azorado por un acontecimiento inexplicable, pero a la vez de vuelta de los eufemismos y comprometido con aquellos a quienes ama (los que, en el pasado de su nueva vida, fueron destratados por él), es magistral. Las páginas dedicadas a la presentación del poeta Arturo Ibarra en Yacanto son un perfil muy bien repujado de su éxito y su fracaso, de su resentimiento, de su silencio, de los círculos poéticos de los años cincuenta en Córdoba, de su único poema edito, de su alejamiento, de su pila de obras en un ropero. A su manera, el lector se va entusiasmando al sentirse encaminado por el encanto de la narración hacia la recreación costumbrista de una época de la poesía local que pudo ser tocada por el milagro, pero que se quedó en pueblerina. La decisión de Martín Cristal, sin embargo, es otra. En algún momento, más adelante en la narración, resonará una diferente versión del episodio que pone en movimiento la historia: la publicación del poema más conocido de Ibarra en una antología de la Universidad Nacional de Córdoba, y la invitación a un ciclo de lecturas craneado por la Provincia, hechos que lo llevan a leer su poesía en una serie de eventos literarios fallidos. El retrato de época se hará transparente en la charla entre el enano y el poeta, a bordo de un colectivo por una ruta flanqueada por fósforos gigantes en lugar de árboles.
Sobre la otra vida de Ibarra, sería un pecado destriparla aquí, salvo mencionar la riqueza que aportan al relato los nuevos personajes, y la calidad del autor para enganchar al lector en pos de la historia.
Aplauso sin fin se consigue en las siguientes librerías de Córdoba: El Espejo Libros; Rubén Libros; Volcán Azul; LibreríaQuade y Librería del Palacio.
Para concluirquedaba pendiente esta otra obra de Martín Cristal que ha tomado cuerpo: la delicada y bellísima edición de Bosque Bonsái, un libro objeto ilustrado por Mauricio Micheloud que sale por Ediciones de la Terraza. Realmente un producto maravilloso en formato de caja de fósforos de cocina, que contiene adentro microrrelatos unitarios de género fantástico, en contrapunto con sus respectivasláminas. Se presentan plegados en acordeón e impreso por ambas caras en papel ilustración mate, hasta completar 66 páginas. La paradoja, el absurdo, el apunte onírico, el dilema, el relato circular se suceden en esta colección sucinta de Martín Cristal y concluyen con la sonrisa del lector y lectora, casi en sí misma una paradoja, ésta perfectamente admisible.
Un botónde muestra:
“La estética de los asesinos
Mataba a todas sus víctimas de la misma forma: una vez muertas les tajeaba el antebrazo derecho con sus iniciales. Una noche, divisa a un borracho en un callejón oscuro. Trabajo fácil: le clava el cuchillo en la espalda las consabidas cuatro veces. Pero, cuando va a firmar su obra, descubre que el borracho es manco. Se queda sin saber qué hacer. Amanece: la policía lo encuentra, todavía arrodillado junto al cadáver, incapaz de traicionar el estilo que se ha impuesto.”
Bosque Bonsái se consigue en las librerías El Espejo Libros y En un lugar de la Mancha.