Aparición de las damas de Córdoba (Primera Parte)

El encarcelamiento del director del diario católico “Los Principios” de Córdoba en julio de 1895, ordenado por la Cámara de Diputados de la Provincia a causa de un editorial publicado, causó una fuerte reacción del patriciado cordobés, que estrechó filas en torno al diario ultraconservador del Arzobispado.

Por Víctor Ramés
cordobers@gmail.com

Mujeres católicas cordobesas se manifestaron en julio de 1895, ante lo que creían un ataque a la fe.

La clase “distinguida” de la ciudad católica profesaba mayoritariamente esa fe religiosa, que coexistía en Córdoba sin prácticamente contradicción con las convicciones liberales que habían intervenido crecientemente desde mediados de siglo en la marcha política y social de la provincia. En 1895, tuvo lugar una arremetida contra el bastión católico: el diario del Club Católico de Córdoba, Los Principios, que había comenzado a circular el año anterior. El hecho obligó a la prensa local a tomar posiciones contrastantes y al sector católico a reaccionar cohesionando sus filas. Una de las “ramas” de esa reacción fue protagonizada por “las damas cordobesas”, que salieron a apoyar a la iglesia que veían atacada.
El interés central de nuestra página de hoy está en esa aparición de las damas católicas cordobesas, que representaban por supuesto una actitud política en el marco de los acontecimientos, aunque todo se viese sólo como una manifestación de fe religiosa. Para contextualizar la situación general previa, que tomó curso el 20 de julio de 1895, empezamos por la noticia del arresto del director de Los Principios, canónigo Dr. Juan M. Yaniz, extractada del diario del 21 de julio.
“Arresto de nuestro Director
Resolución inconsulta
Ayer tarde fue constituido en arresto, por el término de un mes, el director de este diario canónigo Dr. Juan M. Yaniz.
Dicho arresto ha sido decretado por la Cámara de Diputados, en sesión del mismo día, reconociendo como causa de tal resolución el artículo que bajo el rubro Injusticias, arbitrariedades y egoísmos, apareciera en el número correspondiente al día 18.
La Cámara ha encontrado ofensivos para ella algunos de sus conceptos, y con este convencimiento y a fin de castigar la ofensa háse apresurado a decretar el arresto de que se trata, creyendo que el caso entra en las facultades que acuerda el artículo 82 de la Constitución de la Provincia.
He aquí los términos de la resolución de la Cámara, cumplimentada inmediatamente por el señor jefe de policía: “Constitúyese en arresto por el término de un mes, que deberá sufrir en la cárcel de detenidos de esta ciudad, al Director del diario Los Principios, en su defecto al Editor de la referida publicación.”
(…)
Desde luego y aun suponiendo que la Cámara tuviera derecho para proceder como ha procedido, creemos que no ha debido hacerlo, dadas las circunstancias especiales del caso.
En efecto, en nuestro número de ayer, al principio de la sección Noticias, se lee la siguiente explicación concerniente al artículo antes mencionado: «Con motivo del editorial aparecido anteayer en nuestras columnas, se nos han apersonados algunos caballeros de nuestra amistad, y a indicación de ellos manifestamos que no ha sido nuestro ánimo, al hacer dicha publicación, herir la conducta de ninguno de los señores que componen la Cámara de Diputados de la Provincia; y que si al censurar un proyecto que juzgábamos notoriamente injusto y hasta inconstitucional, se han escapado algunos conceptos más duros de lo que deseáramos y que pudieran suponerse irrespetuosos, no tenemos inconveniente en retirarlos.»
La intercesión del obispo Fray Reginaldo Toro, ante el gobernador de la provincia José Figueroa Alcorta, referida a Yaniz, logró “la deferencia de concederle excarcelación para que fuera a dormir a su domicilio. Consintió en ello el señor gobernador, ofreciéndose él mismo (…) a aceptar la responsabilidad de la excarcelación temporaria…”. En la misma se leía “Ángel Machado, jefe de policía, saluda atentamente al señor Yaniz, y le avisa que por orden superior acaba de autorizar al comisario de esa sección, permita a Vd. salir esta noche a las 8 p.m. para ir a dormir a su domicilio particular, debiendo Vd. presentarse mañana a las 9 a. m. al mismo local de detención”.
Dadas así las circunstancias, se produjo una movilización social corporativa, sin duda agitada por la institución religiosa, en las que tomaron parte el Club Juventud Católica (cuyo órgano declarado era Los Principios), las señoras de Córdoba, numerosísimos caballeros que visitaron en la cárcel al doctor Yaniz, manifestaciones a través de cartas de protesta (se leía en Los Principios: “Nos falta el espacio; por cuya razón no podemos publicar nada más que algunas de las muchísimas cartas y telegramas recibidos por el Sr. Yaniz”).
El diario se refería a ese movimiento en apoyo de Juan Martín Yaniz, como la reacción a un ataque perpetrado por el estado contra la iglesia misma, en un artículo publicado el martes 23 de julio:
“Nuestro director en la cárcel – Movimiento de opinión – Represalias
(…) “Córdoba en el presente caso tenía marcado el rumbo.
Debía protestar contra la ofensa inferida a la Iglesia, cuyos derechos sacrosantos han sido violados con la prisión del doctor Yaniz; y debía también protestar contra el bofetón dado a la carta fundamental del Estado que prescribe terminantemente que nadie pueda ser privado de su libertad, nadie puede ser condenado sin previo juicio.
Y con placer inmenso confesamos que ha cumplido con su deber de una manera que supera a todas las esperanzas.
Ella se ha puesto de pie como un solo hombre para sostener y confortar a los que luchan por su religión y sus instituciones.”
El encarcelamiento del director de Los Principios fue sin duda una acción de advertencia y de disciplinamiento por parte de un poder del estado democrático a esa publicación y al sector católico en su conjunto, y debe ser visto como un episodio de la guerra sorda o estrepitosa entre la iglesia y el estado. Sin embargo, como ya dijimos, el interés y el foco de esta nota hará centro en la manifestación de las mujeres de Córdoba, en base a la información provista por Los Principios acerca de la participación femenina en las jornadas de julio de 1895, en apoyo al Canónigo Yániz, y en protesta por el “atentado” del que éste fue víctima. Asimismo, se conocerá las opiniones de los diarios del ala contraria, La Patria y La Libertad, sobre el mismo episodio, pasadas por el cedazo de Los Principios.