Por Yanina Passero
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El macrista Felipe Lábaque y el radical Javier Bee Sellares pulieron su estrategia tomando como hipótesis que sería inevitable la interna entre los socios de la versión local de Cambiemos. El viceintendente de la ciudad sabía que ocupaba el tercer lugar en la lista de preferencias de sus conmilitones, después del cuadro joven de la UCR, Rodrigo De Loredo, y la presidenta del PRO en Capital, Soher El Sukaria. En tanto, el legislador boina blanca no logró la bendición de Ramón Mestre, quien no declina las presiones por colar a su hermano, el diputado Diego Mestre, en la boleta municipal.
Su buena relación y las coincidencias en un proyecto para la ciudad animaron a Lábaque y a Bee Sellares a cerrar la primera fórmula de Cambiemos, mientras los aliados aún bailaban la danza del desacuerdo por el reglamento que fijaría el marco general para la negociación de listas ejecutivas y legislativas, las mismas que probarían su suerte el domingo 12 de mayo. Como el PRO orgánico negociaba con el intendente Mestre la candidatura municipal de De Loredo a cambio de apoyo para que supere a su rival interno, el diputado Mario Negri, la dupla entendió que era más beneficio que Bee Sellares encabezara en el marco de una interna, mientras que el también presidente de Atenas acompañaba. La compulsa del 17 de marzo sería radical y, como tal, haría más daño con el liderazgo del ex secretario de Gobierno municipal. Lo cierto es que esta era la hoja de ruta diseñada hasta la semana pasada, ventilada en un raid mediático. En ese momento, parecía un hecho el acuerdo macrista y mestrista, aunque la irrupción del ex senador Luis Juez como un contrincante potable complicó el escenario. El presidente del Frente Cívico mantuvo reuniones con el ministro del Interior de la Nación, Rogelio Frigerio, un día antes de comer un asado con De Loredo. Los cruces, explicados con el eufemismo del diálogo, no hicieron más que ratificar que la desconfianza iba a minar cualquier indicio de acuerdo. Sin embargo, Lábaque regresó de Buenos Aires con nuevas instrucciones. El lunes pasado mantuvo un encuentro con el presidente Mauricio Macri, en la Casa Rosada. Este medio tuvo conocimiento de la reunión recién el jueves, pese a que su protagonista había decidido mantener oculta una foto útil en momentos de febriles operaciones. Desde el entorno del presidente del Concejo Deliberante confirmaron la entrevista pero prefirieron no dar detalles. Cierto es que en el universo Cambiemos el concepto de “reservado” o “secreto” se flexibiliza y quienes consiguieron detalles los compartieron a sabiendas de que cualquier recurso es bueno si sirve para mejorar lugares en las listas. Lábaque comentó el plan que diseñó con Bee Sellares al que Macri habría respondido con su deseo (¿orden?): “seguí en carrera”. Habría sugerido que su pedido se explicaba no sólo por la confianza que le profesa al hombre que invitó a participar de la política hace cuatro años atrás. Por el contrario, el mandatario nacional no vería con buenos ojos que todas las listas sean encabezadas por radicales, como parece que será. Hay quienes interpretan la reaparición de Juez en el tablero como parte de ese pedido nacional. Entonces, Lábaque no tuvo más remedio que comunicar que su candidatura a la intendencia sigue firme y que sólo podría modificarse en virtud del lugar que ocupe la macrista El Sukaria. Otra de las lecturas posibles es que el equipo Lábaque-Bee Sellares esté dispuesto a mellar las posibilidades De Loredo, el que asomaba como el candidato puesto. Si el sello Cambiemos mide 20 puntos en la ciudad como dicen, es probable que el ex presidente de Arsat obtenga un segundo puesto pero no la victoria. Por otro lado, la estrategia puede explicarse en la necesidad de captar en la interna a un sector del macrismo que mira con desencanto cómo las autoridades del PRO rifan su apoyo a los radicales mejores posicionados, ya sea en el plano provincial o local. El sentir macrista debería hacer su magia, en este caso.