Instrucciones para armar un candidato

Por Javier Boher
javiboher@gmail.com

Buen día, amigo lector. He estado meditando sobre las candidaturas que -sin importar el nivel- se hacen esperar más que el basurero en los barrios periféricos. Algunos asoman y otros todavía nada. Mientras juegan a las incógnitas, la ansiedad nos carcome. Por eso pensé que podíamos armar un candidato propio.

Primero deberíamos ir a buscar encuestas. Debe ser conocido y con un aceptable nivel de imagen positiva. Puedo tener a un tipo que es maravilloso porque le da de comer a los cachorros huérfanos de los perros atropellados, pero no sirve si no lo conoce nadie.

Al revés, puedo ponerle a un tipo muy conocido pero no muy querido, como ese ex intendente que siempre avisa que no tiene puntos para el envido, pero voy a tener menos chances de ganar que con una pierna de cuatros.

Seguramente a algunos famosos ya los habrán tentado, por eso no tenemos que apuntar tan alto. Si no necesitan la política, difícilmente se metan de cabeza. Quizás un cuartetero que quiere dejar la noche sin dejar de levantarse tarde. La otra es algún deportista que esté pisando el retiro, la clásica jugada del PRO.

No hay que preocuparse mucho por las condiciones legales para presentarse. Esto es como entregar un trabajo en la escuela, que charlando bien al profe seguro te da una semana más o te perdona por usar Comic Sans -una aberración gráfica que debería mandarte a marzo-.

¿No es del distrito? No importa, porque siempre llevó al terruño en el corazón. Seguro se acuerda cuando aquel colorado que se hacía el payaso con Tinelli aspiró a la gobernación. Es colombiano (no por lo de aspiró, sino de nacimiento) y lo mismo pudo presentarse. Incluso alguno buscó la forma de que se presente a presidente.

Una vez que consigamos el personaje (que bien podría ser una señorita) nos encargamos de la imagen. Viene bien que no se sepa bien de qué partido es, por el cansancio con los de siempre. ¿El peronismo usa azul? Usemos blanco. ¿El radicalismo usa rojo? Ponemos amarillo. Nada de negro, porque lo usa el Frente Cínico, que para encontrar una victoria debe hacer un #10yearChallenge.

Además, nuestro candidato no puede parecer un político: debe tener cara del que genuinamente compra bolsas de residuo en la calle para hacer un bien. Si consiguiéramos una sonrisa como la de los Testigos de Jehová cuando te quieren dejar un folleto, mortal.

Por el entorno, ahora se usan mucho el verde y los espacios abiertos, así que si vamos a usar una plaza deberíamos ir más o menos temprano, para evitar que nos asalten. La otra es buscar una postal típica del distrito, pero con cuidado de no se pasarnos de rosca, ¿o usted se imagina al intendente de Pisa presentando un afiche de campaña como sosteniendo la famosa Torre?.

Después hay que buscar un buen slogan. Yo personalmente no elegiría ninguno del tipo “Volver a creer” o “Una nueva oportunidad”. Esas cosas suenan a despechado que le insiste a la ex, y sabemos que eso termina en engaño, así que mejor no.

Hay que evitar los juegos de palabra que sean muy complicados. Si elegimos un candidato que ofrece mano dura no podemos poner un slogan de tipo “Ahora no ahorramos, damos murra”. La gente se confunde más que jubilado usando homebanking.

Hay que elegir un eje de campaña. Yo no iría con la mano dura, porque esto no es Brasil o Estados Unidos, así que un candidato como Trump o Bolsonaro todavía no pueden ganar. Hace falta algo más light.

El tema del cambio (que usaron todos hace cuatro años) ya está gastado, porque lo que es cambiar, no lo logró ninguno. Yo apuntaría a algo que ilusione, algo que motive a la gente, pensar en el futuro. Martí en el 95 hablaba de Progreso. De la Sota en el 2003, también. Quizás deberíamos ir por ahí: “Ahora el progreso”, como si el resto estuviese hecho. La provincia lo suele usar cuando habla de obras, así que se lo podemos robar.

Otra: no podemos hacer campaña subidos a la opulencia ni haciéndonos los pobres. Sabemos que la estética de nuevo rico que mostraba el menemismo en los ‘90 hoy no paga, pero el pobrismo del 2003 tampoco, así que hay que buscar la forma de mostrar que al votante le va a llegar la prosperidad.

Lo último, amigo lector. Quizás nos haga falta un toque de aroma a pueblo para conmover a la gente. Me dijeron que hay un tal Barzola que es muy bueno para el relato popular. Lo podríamos llamar para que haga uno de nuestro candidato, que seguro todavía no se le ocurrió a nadie.

Seguro con eso ganamos. Yo nos tengo fe.